Sonia Rodríguez: “Un escaloncito más en desarrollar ciencia”

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Ayudar a la detección precoz del Alzheimer, del cáncer de próstata y del latigazo cervical son algunas de las contribuciones del trabajo liderado por la docente, investigadora y química uruguaya Sonia Rodríguez Giordano (51).

Con el proyecto bautizado Biocatálisis aplicada a la síntesis de radiotrazadores de utilidad en tomografía de emisión de positrones (PET), Rodríguez encontró solución a una necesidad que tenía el Centro Uruguayo de Imagenología Molecular (CUDIM). Su esfuerzo fue coronado con el premio L’Oréal-Unesco 2018 “Por las mujeres en la ciencia”.

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“En el Encuentro Nacional de Química de 2015, Kevin, un estudiante del Cudim presentaba los avances de su tesis. Mirando su trabajo detecté que podíamos solucionar algunos de sus problemas. Iniciamos conversaciones y en 2016 presenté un primer proyecto”, recordó la investigadora. “A las dos partes, el Cudim y la Facultad, nos entusiasmó la idea de encontrar una aplicación directa de temas básicos en los que veníamos trabajando”, remarcó.

“Cuando se hace una tomografía se inyecta una sustancia que viaja a través del cuerpo emitiendo energía (luz) hacia el exterior”, señaló. “Cudim necesita sintetizar en Uruguay moléculas que permitan rastrear por dónde va esa luz y si se acumula en algún lugar”, explicó al tiempo que subrayó que ese centro cuenta con entre 15 y 18 moléculas que se emplean en diferentes etapas.

“Estoy orgullosa del Cudim; pasamos de no tener la posibilidad de hacer este tipo de estudio en Uruguay, a hacerlos acá y a ofrecer estudios que no se hacen en la región. Colaborar con ellos fue impresionante”, confesó.

“El doctor Williams Porcal, del departamento de Química Orgánica de Facultad ya había logrado desarrollar una metodología para obtener moléculas para realizar el PET”, recordó Rodríguez y agregó que su equipo propuso una síntesis alternativa con reactivos biológicos, que presentaba ventajas como “acortar los pasos de reacción, tiempos, costos y también ofrecía la ventaja de los métodos biológicos: la pureza”.

“Partimos de estudios de ciencia muy básicos que pueden aportar soluciones a problemas que otros tienen, el trabajo científico es cada vez más una tarea en equipo, un trabajo interdisciplinario que requiere que estemos comunicados”, remarcó.

“Esta investigación puede tener un impacto importante, pero es un granito de arena”, dijo con modestia Rodríguez, quien trabaja para encontrar nuevas moléculas para colaborar con el trabajo de otros investigadores de Cudim. “Creo que esto es una escalera, pusimos un escaloncito más para desarrollar ciencia”, finalizó.

“Desde niña disfrutaba de los experimentos. Tenía rosas en el jardín y quería extraerles su aroma. Machacaba sus pétalos y agregaba alcohol para hacer perfumes”, recordó con una amplia sonrisa. Su amor por la ciencia aumentó gracias a una profesora de química: “Sonia Lazzerini me conquistó con idas al laboratorio y experimentos”, dijo quien también tenía facilidad para materias como física y matemática.

Al ingresar a la universidad, la carrera de Arquitectura la tentó, pero optó por Química. Mientras estudiaba comenzó a dictar clases de física en UTU y descubrió que la docencia también la atrapaba. Se preparó para dar clases en Facultad e hizo una Maestría en Química y luego realizó un doctorado en Estados Unidos. A su regreso concursó por un cargo en Microbiología donde hoy tiene un cargo de dedicación exclusiva.

Fuera del ámbito académico, la científica aprovecha sus tiempos libres en familia. Casada y con dos hijos, Natalia (15) y Nicolás (13), practican juntos senderismo y turismo de aventura. La actividad deportiva es una constante en sus días. Su debe para este año es el trabajo social con niños.