Un porcentaje muy bajo de uruguayos en Qatar 2022 serán mujeres: las severas normas despiertan la polémica

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Una pareja es el centro de atención, sonríe mientras se funde en un beso y es captada por la pantalla del estadio. Al otro lado de la tribuna le roban protagonismo: un hombre se arrodilla y extiende un anillo. Volverá a ocurrir durante el partido. Pasó en Sudáfrica, Brasil y Rusia. Pero será solo para audaces actuar de esta manera durante la transmisión de un partido del Mundial de Qatar mientras intentan no ser expulsados en el intento. En este país, cualquier contacto físico entre un hombre y una mujer que pase la línea de tomarse de la mano está penado.

Los qataríes se rigen por la Ley Shariah, que dice así: “La forma de saludar es un breve y suave apretón de manos. Con las mujeres debe evitarse contacto físico en el saludo; solo se hará un gesto a modo de cortesía, colocando la mano en el pecho e inclinando levemente la cabeza. Deben evitarse las demostraciones públicas de afecto, porque pueden conducir al arresto. Vivir juntos sin estar casados está prohibido, así como el sexo extramarital. Los comportamientos sexuales entre personas del mismo sexo son ilegales. Pueden conducir a penas de prisión e incluso pena de muerte”.

Sobre ello, Tareq Al Bader, qatarí de madre uruguaya y community manager de la página oficial del Mundial, explica: “Tenemos que respetar la distancia personal y decir ‘hola’ de una forma más tradicional, no con beso, tengo que esperar que la mujer me extienda la mano”. Y continúa: “En nuestra religión no se aceptan relaciones homosexuales. Tengo amigos que viven ese tipo de vida, pero lo hacen en privado, en público se respetan las normas del país”, expresa. Para muchas mujeres esto es motivo suficiente para no asistir.

De 14 agencias locales consultadas en octubre, 10 respondieron al dato de cuántas mujeres habían adquirido paquete o pasaje con destino a Qatar o Dubái. Según este recuento, de 1250 personas que viajan, solo 91 son mujeres, lo que significa el 7.3% del total.

De este grupo la mayoría viajará en pareja o no se alojará en la sede del Mundial. Dubái suele ser el destino con mayor demanda por tratarse de una ciudad cosmopolita y mayor apertura cultural.

En Qatar las mujeres no logran divorciarse por iniciativa propia, no pueden obtener la custodia de sus hijos y necesitan permiso de sus esposos para determinadas actividades. De Uruguay a Rusia viajaron 2.000 uruguayos, pero es complicado discernir entre géneros. Consultadas sobre los datos de otros mundiales, las agencias se ampararon en que es difícil acceder a ellos a nivel comercial.

El brasileño sin remera con el rostro pintado de verdeamarelo podía comprar cerveza dentro del estadio en el Mundial de Rusia porque las medidas políticas se flexibilizaron. El pensamiento general es que en Oriente Medio ocurra lo mismo mientras se lleve a cabo el evento, fundamentado en el efecto que genera la presencia del máximo órgano rector del fútbol. “Tenemos que seguir las leyes de la religión (musulmana) y eso puede causar algunos problemas para la gente que va a venir”, asegura Tareq.

“Aun así, Qatar está dispuesto a abrir sus puertas al mundo. De lo contrario no hubiéramos aceptado un Mundial aquí”, añade sobre el territorio que habitan tres millones de personas, con una superficie pequeña, apenas más grande que el departamento de Durazno. Carlos Pisano, empresario y cero falta en Mundiales desde Corea y Japón, es de la filosofía de “mejor pedir perdón y no permiso” si se trata de Qatar, pero asegura que el “gran problema” es cultural. “Viví en Asia y en China, no tienen tanto que ver, pero tiene costumbres únicas y no es un tema político que podés modificar como en Brasil, que permitieron tomar dentro del estadio. Es un Mundial que no es para mujeres”, dice Carlos.

Los árabes cumplen con los mandatos a rajatabla. Si están en medio de un partido y coincide el horario de rezo, se apartan, agachan la cabeza y se sientan en dirección a la mezquita. Luego regresan, pero es innegociable. “Tenemos amigos árabes y a veces le mostramos, en chiste, una foto de mi hermana y ellos te dicen ‘cuánta plata querés’, y lo dicen en serio, el amor no existe, se negocia”, explica Nacho Pisano, hijo de Carlos.

Ximena es otra de las uruguayas que fue a Rusia, pero Qatar no está haciendo nada para que asista. “Me influye que sea en ese país. Hace mucha fuerza, para las mujeres sabemos que no está bueno. No hay derechos para nosotras y entonces es complicado”, explica, y añade un caso que terminó de inclinar ese lado de la balanza en la decisión: “Sé que hubo una mexicana que fue violada y terminó en la cárcel, sentenciada a latigazos porque tuvo relaciones extramatrimoniales”.

La fuerza de FIFA podría hacer creer que en los fanfest (lo más parecido a un carnaval de Río para quienes no asistieron) o en los complejos creados para albergar turistas de 32 nacionalidades las medidas sean menos duras o estén al resguardo del régimen. Pero no todos lo creen así. La disyuntiva entre ir o no a Qatar está revestida de incertidumbre. Quienes dieron su testimonio aseguraron que van sin saber qué les espera. Aunque al final parece haber matices.

“Hay muchos mitos”, afirma Ana Inés Martínez, periodista que viajó invitada por el Comité Organizador de FIFA en abril a la sede del Mundial y relató su experiencia. “Veo mucha gente indignada en redes y escriben con total desconocimiento. Son culturas distintas, no sé cuál es mejor o peor. Nosotros lo vemos muy raro, pero ellos lo viven con mucha naturalidad. Las mujeres estaban chochas”, sostiene la comunicadora, pese a que su estadía fue con invitación y acompañada de una delegación, del cuello de Ana Inés no colgaba ninguna identificación durante su estadía que la asociase con la FIFA.

En una de las cenas se sentó próxima a varias (des)parejas, un hombre de similar vestimenta a un civil uruguayo y una mujer con un burka, a quien apenas se le veían los ojos. “Me dieron determinadas pautas. Al sorteo del fixture o a la casa del jeque que íbamos a visitar no podíamos ir con hombros y rodillas al aire y nos pidieron que lleváramos malla entera para la playa. Sin embargo, la realidad es otra cuando estás allá”.

Una noche visitó un restaurante con una campera y musculosa debajo. Le dio calor y se quitó el abrigo. Había mujeres de velo y boca tapada. Nadie la miró ni le llamó la atención. Tampoco se sintió observada en el aeropuerto, donde explica que “tenía la barriga al aire”.

Martínez sostuvo que “desde Uruguay todos opinan. Hay que ir para entenderlo. Yo fui y no pasa nada. Es raro, no comparto un montón de cosas, pero es su cultura y ellos lo viven con naturalidad. Nadie te va a andar atrás porque estás con una musculosa”. Esta opinión no la da sin estar al tanto de los casos de mujeres que han sufrido esta concepción que para muchos puede ser de las cavernas, pero ella se limitó a contar su experiencia.

"Puedo hacer planes sola, salir con mis amigas”, asegura María Belén Hermida, secretaria de la embajada de Uruguay en Qatar. Nació en la Provincia de Buenos Aires, llegó en 2016 y hace tres años ocupa este puesto.

"Yo tengo una vida normal, si bien hay que tomar algunas precauciones e vestimenta en algunos centros comerciales, hospitales, ministerios, trámites, en esos lugares si hay códigos de vestimenta para hombres y mujeres”.  Ella hace mucho deporte y ahí radica una de las diferencias. Las qataríes van a gimnasios de mujeres y los hombres no pueden ingresar. "Las mujeres qataríes van poco a ver fútbol, pero hacen más planes entre ellas. Pueden ir a ver partidos y comprar entradas”, aseguró María.

En este sentido, Laura Capalbo, presidenta del Colegio de Abogados, explica que puede haber diferencia en las práctica y la teoría: “Las normas están vigentes. Si se aplican, dependerá de la suerte personal. Porque a un par no le pasó no quiere decir que no haya que tomar precauciones. Mi consejo es la precaución y que se tenga en cuenta el cambio de cultura”, explica Capalbo. Si una mujer conduce sola por la ruta y la policía la detiene, deberá mostrar el permiso de su esposo y no podrá negarse. Lo mismo ocurre si un varón decide colarse más adelante de las mujeres en una fila, lo que significa que podrán ingresar antes al estadio.

Qatar continúa siendo una incógnita. Si ir está bien quedará a criterio personal. Futurología no se puede hacer y la respuesta a si hay mito con la represión se sabrá cuando cada turista se suba al avión, llegue a su casa y le cuente a su familia cómo vivió la experiencia. Tareq Al Bader está seguro de que los qataríes no son personas “tan cerradas”.

El CM, que afirma alentará a la Celeste por su cariño por Uruguay y que además pintó su propio mate con un Pabellón Nacional, concluye: “Somos conservadores y pregonamos el respeto, pero estamos abiertos al que venga”.