HISTORIAS

Hinchas locos de Uruguay: museo propio, la camiseta de la mano de Suárez y la bandera que busca ingresar a Qatar

Para algunos uruguayos asistir o no al Mundial no es una opción, sin importar los kilómetros y las culturas, ahí van a estar. Los Pisano, Julián y el grupo de Asado y Vino son algunos de ellos.

El "museo" de los Pisano. Foto: Sofía Berardi.
El "museo" de los Pisano. Foto: Sofía Berardi.

Hay aroma a fútbol, es imposible no sentirlo cuando uno ingresa. Es un olor para narices especialistas que se mezcla con el elixir a historia. A momentos guardados y a gritos encerrados en un marco. Casi no se ve la pared de tantos instantes inmortalizados. En frente pelotas de todos los Mundiales, réplicas de Copas del Mundo y un Pabellón Nacional autografiado por el puño y letra de los futbolistas uruguayos. Vasos y botellas de todas las ediciones, entradas y carnés de AUF.

Bajo recortes de diarios enmarcados hay 120 camisetas que luchan por mostrarse en una valija, espaldas que cualquier fanático disfrutaría colgar en su pared o vestirlas en un fútbol 5.

La camiseta de la mano de Camisetas de Luis Suárez y Edinson Cavani. Foto: Sofía Berardi.. Foto: Sofía Berardi.
Camisetas de Luis Suárez y Edinson Cavani. Foto: Sofía Berardi.

Hay más reliquias, de ellas está llena la oficina de Carlos Pisano, empresario, pero primero amante del fútbol y familiero. Al llegar a una especie de museo privado, ubicado en la Aguada, uno no imagina lo que le espera. Emiliano, su hijo más grande, permite el ingreso a la oficina donde Carlos conversa con Nacho, el hermano del medio. La tercera es Eugenia.

El "museo" de los Pisano. Foto: Sofía Berardi.
El "museo" de los Pisano. Foto: Sofía Berardi.

La camiseta de la famosa mano de Luis Suárez y los championes con los que el Pistolero anotó el 2-1 ante Corea del Sur en Sudáfrica tienen su lugar destacado en la pared. Pero este salteño no es el favorito. No falta ningún dorsal de los que ha vestido Edinson Cavani, quien los invitó a su casa en París cuando solo habían pedido ir a un entrenamiento del París Saint Germain hace algunos años. Fue un sueño cumplido para Nacho, que en sus cumpleaños pedía la torta del Matador.

El botín de Suárez. Foto: Sofía Berardi.
El botín de Suárez. Foto: Sofía Berardi.

Carlos lleva cinco Mundiales: Corea y Japón 2002, donde al llegar los coreanos no tenían idea que había un partido; Alemania 2006, del que ya habían sacado pasajes y entradas antes de quedar afuera; Sudáfrica 2010, donde se hicieron tan amigos de los feriantes que les fiaban y el mismo Mundial por el que se convirtieron en virales al traerse una jirafa gigante; Brasil 2014 y Rusia 2018, donde la Plaza Roja parecía el “Carnaval de Río”. En noviembre inicia el sexto. Tiene todo para viajar a Qatar y lo hará junto con 10 amigos. Para ello crearon su vestimenta: abaya con números en la espalda.

Carlos y Nacho
Carlos y Nacho

Los Pisano también fueron de los privilegiados en viajar a la Copa del Mundo de 2010 con la delegación. Nacho y Emiliano recuerdan que a la ida iban durmiendo en tres o cuatro asientos. A la vuelta no podían moverse. El piloto sufrió el cántico y los saltos de periodistas, jugadores e hinchas que coreaban “olé, olé, olé, Diego Diego”, por Forlán y su participación estelar.

Suárez, Forlán y el Ruso Pérez. Foto: Archivo El País.
Suárez, Forlán y el Ruso Pérez. Foto: Archivo El País.

Además de colarse en la final de Alemania 2006, donde entraron 14 con dos entradas y una acreditación, Emiliano Pisano manejó16 horas para asistir al debut de Alonso en Paraguay y 16 para volver.

“Ya estaba mal cuando empezamos a perder”, recuerda de las Eliminatorias. ”Un Mundial sin Uruguay es lo peor que me puede pasar. No me pierdo uno, es la mejor plata invertida. Mientras Uruguay vaya, me endeudo todo, yo voy”, añade.

Emiliano Pisano. Foto: Sofía Berardi.

"Asado y vino" a todas partes

Asado y Vino. Cortesía
Asado y Vino. Cortesía

 Otro que ya tiene pasaje y entradas es Sebastián Macias (32), quien solía ir a la Copa del Mundo con su novia. En su vida ha habido muchos cambios, pero su locura por Uruguay continúa intacta. No así la bandera que llevan a la cancha con su grupo mundialista, esa que sufrió el derrame de una taza de café en Rusia 2018.

Sebastián es ingeniero y siempre viaja al máximo torneo del fútbol con un grupo que se hace llamar “Asado y Vino”. Las mismas palabras que lleva escrita su bandera. Esta vez irá acompañado de cinco amigos, dos de ellos con los que siempre viaja y compañeros de la idea que nació un poco antes de ir a Rusia 2018, el segundo Mundial para ellos.

“Queríamos algo que nos identificara en la tele, que la familia nos viera y que nos diferenciara. Cuando lo hicimos lo pensé en mi viejo”, cuenta Macias. La respuesta a ello fue una bandera, pero no querían que fuese una más, así que empezaron a pensar frases distintivas. “Leo, que es el creador de la frase, pensó en poner cosas tradicionales y empezamos a tirar: Asado y carnaval... Asado truco y vino, pero después la cortamos porque era muy larga para una bandera”, añade Macias sobre la tela que pesa tres kilos y mide seis metros por uno y medio. Es clave la posición de la bandera, siempre va atrás del arco.

Asado y Vino. Cortesía
Asado y Vino. Cortesía

En el último Mundial el trapo causó impacto, medios de prensa de 10 países les hicieron entrevistas e incluso los invitaron a un programa. Pero Rusia no fue el punto final. En la actualidad siguen colándose en redes, en el video de homenaje que FIFA le hizo a Suárez Sebastián aparece dos veces. “Yo dije qué hago acá. Es casualidad, es como sentirse parte de esa historia”, dice.

Asado y Vino. Cortesía
Asado y Vino. Cortesía

“Mucha gente se identificó con el mensaje, me acuerdo que hacían asado y nos arrobaban, hasta las carnicerías y bodegas”, añade Sebastián. La trascendencia había sido tanta como lo difícil de gestionar el ingreso al país. Incómoda de transportar y mochila propia. Pero ese no es el único impedimento, porque además de que la revisan en el aeropuerto y se las puede quitar, la inscripción ‘vino’ (una bebida alcohólica) en un país árabe, no será fácil de pasar. Para eso el grupo ya tiene truco, el mismo que usaron en Rusia: “Por suerte el idioma español es muy rico y ‘vino’ también es una conjugación del verbo venir, la idea es que esa sea la explicación qué dice en el documento para ingresar en Qatar”, explica Sebastián.

En noviembre Asado y Vino tendrá un nuevo Mundial, pero no será uno más. Para este crearon un video que anuncia su regreso y contiene el recorrido del grupo. También la colgaron de la punta de la cruz del Pan de Azúcar y ahora Sebastián se va a España con ella para mostrarla en distintas partes. Se palpita Qatar, el próximo será Canadá, Estados Unidos y México, porque para Macias “no es negociable faltar”.

Asado y Vino. Cortesía
Asado y Vino. Cortesía

Las promesas se cumplen

Julián Infante. Foto: Cortesía
Julián Infante. Foto: Cortesía

Sudáfrica 2010 fue el primer Mundial de Julián Infante y el mejor porque los resultaron que “nadie esperaba” acompañaron a aquel chico de 19 años que prometió tirarse del puente Bloukrans si Uruguay ganaba un partido. Sobrevivió al salto y desde entonces asistió a todas las ediciones. El 2014 fue “más amargo por el caso de Suárez” y Rusia el que se destacó en logística. Ahora va por Qatar.

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