PRESIDENTE DE EE.UU. EN MEDIO ORIENTE

Joe Biden en Arabia Saudita: petróleo y relación con Israel

Estados Unidos busca mejorar su relación con el reino luego del caso Khashoggi.

Joe Biden y Mohamed bin Salmán. Foto: AFP.
Joe Biden y Mohamed bin Salmán. Foto: AFP.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, cerró ayer viernes en Arabia Saudita su gira por Medio Oriente, un viaje que podría impulsar las relaciones entre los sauditas e Israel.

Biden se reunió con el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salmán, y luego con el rey de Arabia Saudita, Salmán bin Abdulaziz.

El Air Force One aterrizó en la ciudad costera de Yedá, procedente de Israel, lo que convierte a Biden en el primer presidente estadounidense en viajar directamente desde Israel a un país árabe que no reconoce oficialmente a la nación hebrea. Su predecesor, el republicano Donald Trump, hizo en 2017 este viaje pero en sentido inverso.

Justo antes de su desplazamiento a esa monarquía del Golfo Pérsico, Israel dijo que no tenía “ninguna objeción” a la transferencia de dos islotes estratégicos a Arabia Saudita y éste anunció la apertura de su espacio aéreo a “todas las aerolíneas”, incluyendo israelíes.

Las dos iniciativas podrían, según analistas, abrir una vía para un posible acercamiento de Arabia Saudita e Israel, un país que en 2020 regularizó sus vínculos con dos países aliados del reino saudita: los Emiratos Árabes Unidos y Baréin.

Tras dos días de intercambios abiertamente cálidos con el primer ministro israelí y de su reunión más austera con el líder de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, Biden emprende el tramo más estratégico y complejo de su periplo por Medio Oriente, ya que Arabia Saudita es una potencia petrolera, acusada de graves violaciones a los derechos humanos.

Cuando era candidato, prometió mantener en estatuto de “paria” al reino después del asesinato del periodista Jamal Khashoggi y tras ser elegido desclasificó un informe que señala al príncipe Mohamed bin Salmán en la trama para terminar con la vida del reportero, algo que Riad siempre ha negado.

Ahora Biden debe convencer al reino petrolero para que abra el grifo de la producción de crudo con la finalidad de bajar el precio de los combustibles, en alza desde la invasión rusa a Ucrania.

Arabia Saudita y Estados Unidos están vinculados por una asociación estratégica desde hace tiempo en materia de seguridad, aunque varias crisis han salpicado las relaciones bilaterales desde su inicio.

Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, reivindicados por Al Qaeda, las relaciones bilaterales experimentan un revés más grave. Quince de los 19 pilotos que secuestraron los aviones y provocaron la muerte de unas 3.000 personas eran sauditas.

Arabia Saudita saluda la llegada al poder de Donald Trump, recibido por todo lo alto en mayo de 2017 en su primer viaje presidencial al extranjero. Tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en octubre de 2018, Trump no descarta que el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán estuviera al corriente. Pero “Estados Unidos tiene la intención de seguir siendo un socio inquebrantable de Arabia Saudita”, afirma.

Islas del Mar Rojo

En el marco de su gira a Medio Oriente, Biden anunció ayer viernes un acuerdo con Arabia Saudí para que barcos israelíes puedan seguir gozando de libertad de navegación en las aguas que rodean dos estratégicas islas del Mar Rojo, en lo que supone un acercamiento indirecto entre Israel y Arabia Saudí. Biden hizo el anuncio en declaraciones a la prensa después de reunirse durante dos horas con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, y el rey Salmán bin Abdulaziz.

El acuerdo se centra en dos pequeñas islas en el Mar Rojo, Tirán y Sanafir, que tienen una importancia estratégica por situarse en la desembocadura del Golfo de Aqaba, desde donde en caso de conflicto se podría bloquear el paso a un importante puerto de Israel y otro de Jordania.

Estados Unidos lidera una fuerza de observadores internacionales en esas islas cuya misión es supervisar el cumplimiento de los tratados de paz entre Egipto e Israel, y específicamente garantizar el derecho a la libre navegación de los navíos israelíes.

Ayer, Arabia Saudita y Estados Unidos anunciaron un acuerdo para que esos observadores, incluidos los militares estadounidenses, dejen la isla de Tirán a finales de año.

Según el mandatario, al mismo tiempo, Arabia Saudí ha “accedido a preservar todos los compromisos de seguridad en el área”, de manera que Israel mantendrá la libertad de navegación para sus navíos tal y como estaba recogida en el tratado de paz egipcio-israelí de 1979.

Hasta ahora, el problema era que no había una fórmula para que Arabia Saudita diera garantías a Israel porque los dos países no tienen relaciones diplomáticas. La solución ha sido que Estados Unidos suscriba acuerdos con cada una de las partes.

Biden lleva negociando desde hace meses con Israel y Arabia Saudí para conseguir un acercamiento entre ambos, sus dos mayores aliados en Medio Oriente, sobre todo ahora que la posibilidad de un acuerdo con Irán para revivir el acuerdo nuclear parece alejarse.

Asesinato de Khashoggi y choque de puños

Un choque de puños entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, sirvió ayer viernes para cerrar el capítulo del asesinato del periodista Jamal Khashoggi.

Ante el aluvión de críticas, en una rueda de prensa que no estaba prevista, Biden salió a defenderse y reveló que habló sobre Khashoggi durante su encuentro con el príncipe heredero saudí. “Dije, de manera muy directa, que guardar silencio sobre los derechos humanos para un presidente estadounidense es algo que es inconsistente con quiénes somos y quién soy yo. Yo siempre defiendo nuestros valores”, indicó Biden.

Las palabras de Biden, sin embargo, han quedado eclipsadas por el esperado saludo que ha hecho retumbar la geopolítica de la región.

Fue, sin embargo, un gesto frío. El príncipe acudió a recibir a Biden a la entrada del Palacio Real Al Salam de Yeda y, justo cuando el mandatario salía de su limusina negra, se aproximó para chocarle el puño usando un modo de saludo que se popularizó durante la pandemia.

No sonrieron, el gesto duró unos segundos y, en seguida, se dieron la vuelta para meterse dentro del edificio, según imágenes de la televisión estatal saudí Al Ejbariya.

La repercusión fue inmediata debido a que la imagen contradecía las promesas que Biden hizo durante la campaña electoral de 2020, cuando se comprometió a tratar a Arabia Saudí como un “paria” en la escena internacional y hacer pagar a sus líderes un “precio” por el asesinato en 2018 de Khashoggi en el consulado saudí en Estambul.

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