Clases de piano en la tercera edad: manera artística y divertida para evitar la demencia
Nuevo estudio apunta que los beneficios están asociados a la intensidad del entrenamiento: 30 minutos de práctica diaria y una hora de clases semanales serían suficientes para evitar deterioro.
Tocar el piano puede ser una manera divertida y artística para evitar el desarrollo de la demencia. Así lo que indica un estudio de la Escuela de Medicina Hanover, en Alemania, y de la Universidad de Ginebra, en Suiza.
Según los investigadores, las clases de piano a partir de los 60 años fortifican la sustancia blanca del cerebro, la misma que se degrada cuando se instalan problemas de memoria y concentración, señales características de la enfermedad.
Algunas investigaciones anteriores ya habían señalado que tocar instrumentos musicales ayuda a proteger contra la demencia. Dichos estudios se concentraron en músicos profesionales y o en personas que tocan desde la temprana edad. La gran diferencia de este análisis, publicado en la revista Frontiers in Aging Neuroscience fue descubrir que la práctica también parece ser beneficiosa para aquellos que deciden comenzar esa afición en edades más avanzadas.
Los investigadores reclutaron 12 personas, en la franja de los 60 y 70 años, que nunca habían tocado un instrumento musical. Mitad de los voluntarios deberían realizar clases semanales de piano, con una hora de duración a lo largo de seis meses. Ellos también deberían practicar el instrumento diariamente por al menos media hora durante ese período.
La otra mitad de los participantes sólo asistió a presentaciones semanales sobre distintos tipos de música y fue incentivada a escuchar diferentes géneros musicales. Mientras duró la investigación, a este grupo se le impidió tocar instrumentos, cantar e incluso hacer palmas.
Todos los participantes fueron sometidos a exámenes de imagen cerebral al principio y al final del experimento, que analizó alteraciones en el fórnix, región que cumple un papel importante en la cognición y en la memoria.
Los resultados del examen final revelaron que los alumnos que hicieron clases de piano perdieron poco o nada de la densidad de sustancia blanca en esa región, sugiriendo que no hubo declive en la función cerebral. Por otro lado, quienes sólo escucharon música, tuvieron un declive significativo en la densidad de la substancia blanca, aumentando la probabilidad de desarrollar demencia y problemas de memoria.
Los investigadores creen que estos beneficios están asociados a la intensidad del entrenamiento. Por eso, resaltaron que el comprometimiento del alumno y la práctica constante es fundamental para obtener estas maravillas.
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