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Los Feippe: Guía sensorial para viajar por el norte de Argentina 

Sofi Solari Adot nos propone conocer esta tierra y nos acerca la información más valiosa que tiene para que su tierra se te quede pegada en la memoria. 

El norte argentino. Foto: Sofi Solari Adot
El norte argentino. Foto: Sofi Solari Adot

Algún día saltarás desde más de mil metros sobre el nivel del mar para buscar el océano. Quizá lo soñé, lo imaginé o lo ficcionalicé, pero me gusta pensar que todo en la vida tiene un sentido. Así, en una de esas, haber nacido en Salta (Argentina) es lo que me dio valor. Sé que salté. Y que, si yo salto, vos saltás, ella Salta.

Antes de pegar un salto pasé mi infancia en un valle, en quebradas con cerros de siete colores, un salar, pucarás y ríos. Fue la época de apogeo de mi ascendente en Tauro, la de los pies en la tierra. Mi tierra.

La tierra de uno es también la de los vecinos y viceversa, porque el suelo no conoce de fronteras. Y en el noroeste argentino, Salta y Jujuy son hermanos.
¿Te gustaría conocer el norte argentino? Esta guía es por vos.

No se trata de una enumeración de lugares para sacar fotos increíbles. Te ofrezco la información más valiosa que tengo para que mi tierra se te quede pegada, en la ropa, en el pelo, en las suelas de tus botas, en tu paladar, en tu piel y en tu memoria. Para siempre.

Apenas llegues a Salta Capital, cerrá los ojos. Quiero que huelas por un segundo el aroma a cerros. Tal vez te reciba una suave brisa y el cielo esté un poquito gris. Ojalá esté soleado. No te apures en abrir tus ojos. En el norte, nunca te apures. Ahora sí, abrilos y mirá mis verdes cerros. Salí a caminar por la calle Belgrano, andá al Cabildo, el más bonito de todos los que conozco.

Todo lo que yo te diga tiene el tamiz del amor. En el patio central vas a ver una carreta antigua, dispuesta entre grandes macetas de barro y flores de colores. Está allí para que las añores luego. Cuando salgas comprate empanadas salteñas, varias porque son pequeñas-y no son iguales a las tucumanas-.

No olvides sacudirlas un poquito antes del primer mordisco antes para expandir su jugo. Esto es importante porque, de lo contrario, no habrás disfrutado de una típica empanada salteña.

Podés conocer el monumento y el museo interactivo de Güemes, gran héroe de nuestra historia, la plaza San Martín hasta llegar al Teleférico que te lleva al Cerro San Bernardo. Si podés, subí de día y bajá de nochecita, verás toda la ciudad encendida. Arriba, no compres en la feria, te saldrá carísimo.

No te apures, ya tendrás oportunidad más adelante. Llevá el mate, dejate envolver por la humedad y por el sonido del agua que corre por las cascadas, o tomate un cafecito en la confitería mientras lees algún libro que te guste. No luches contra la humedad o el frizz, no hay caso.

La Quebrada de Humahuaca-Jujuy

La quebrada de Humahuaca es un surco de unos 160 km que se forma entre las montañas de la provincia de Jujuy. Purmamarca, Tilcara, Humahuaca forman parte de esta quebrada. Allí, hay tierra por todos lados. La verás en las construcciones de barro, en los cerros de colores rojizos, amarronados y algo verdosos.

Podrás sentir el viento seco y el sol potente que, juntos, sedimentan y marcan el ritmo de la vida. No podrás irte del norte sin esa sequedad en tu piel, el aroma a polvo rojo, estufa a leña, horno de barro. En toda la zona de la Quebrada aún vive la comunidad quechua, son descendientes de los antiguos pobladores.

La geografía de Purmamarca te deslumbrará. A más de dos mil metros de altura verás un Cerro de Siete Colores. Muy cerca se encuentra uno de los salares más grandes del continente: Las Salinas Grandes. En Purmamarca, caminá sin apuro. Hay todo por descubrir. La arquitectura quechua se entremezcla con la colonial, los cardones, las macetas de barro, las llamas en cualquier esquina, el frío de la montaña cuando duerme y amanece, el sol que entibia el alma y seca la cáscara.

norte argentino
El norte argentino. Foto: Sofi Solari Adot

Comprate un poncho, tomá un vino, come queso de cabra con dulce de cayote y hacé el paseo de los Colorados.

Tilcara se encuentra a pocos kilómetros de allí y es tan chiquita que todo se puede hacer caminando y las calles son de tierra. La feria es preciosa. Si todavía no probaste el tamal y la humita, ha llegado el momento de hacerlo. A la humita, algunos le agregan una pizca de azúcar. Yo la prefiero sin. A unas diez cuadras de la plaza se encuentra El Pucará de Tilcara - fortaleza en quechua-; es un sitio arqueológico formado por numerosas construcciones de piedra, barro y paja realizadas por los tilcaras. Rodeado de cardones gigantes que custodian el paisaje y la historia de herencia y espinas.

Humahuaca es un pueblo de calles muy angostas donde sí que subirás y bajarás escalones. No corras, andá despacio. Si sentís cansancio, lentitud en tus movimientos, puede ser que te haya afectado la presión de la puna. Lisa y llanamente, “te apunaste”.

Tomate un tecito o caramelos de coca, eso te hará sentir mejor. A estas alturas de tu viaje al norte habrás notado que allá se dice “hemos idos”, “he logrado subir al cerro”, “hemos comido unas humitas deliciosas”. Pareciera que se hablara en pasado, sin embargo, es el presente.

Siendo el presente un resultado de un hecho pasado. El pretérito perfecto compuesto para describir el pausado hablar y el suave cantar de la RR, un baile entre el pasado y el presente.

Iruya

Aunque forma parte de la provincia de Salta, la única forma de acceder a Iruya es desde Jujuy. Un pueblo en las entrañas de la cordillera. Las majestuosas cadenas montañosas te dejarán ver sus arrugas, su danza con el viento, su implacable silencio.

Tratá de imaginar que has nacido en ese lugar, que ese silencio habla, que la soledad puede ser contemplación, que la tradición es palabra sabia, que la lentitud calma la mente y que el locro sabe igual en la esquina frente a la iglesia o en la calle donde vive el fotógrafo. Quizá los lugareños no hablen mucho con la palabra, pero prestá atención a sus gestos, saboreá sus comidas especiadas, observá los colores de sus ropas, la delicadeza de sus telares, el detalle de su loza hecha de barro cocido, sentate en la tierra, tocala, dejala correr entre tus dedos.

norte argentino
El norte argentino. Foto: Sofi Solari Adot

Lo lindo de viajar es pisar el suelo que otros habitan, caminarlo, quedar embarrado, ahumado, inundado, envuelto, impregnado de su cultura.

Involucrar todos los sentidos para poder decir que vos y yo ahora compartimos algo valioso: La tierra que me vio nacer.

Nunca lo olvides: en el norte de Argentina, todo, absolutamente todo, está ligado al terruño.

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Sofi Solari Adot
Sofi Solari Adot
Sofi es escritora y mamá de Olivia y Simón. Tiene una vida sobre ruedas junto a su familia @losfeippe. Es autora de la novela autobiográfica “No siempre fuimos nómades” y dicta el taller on line “Las palabras también importan”.

Podés seguirla en Instagram como @sofisolariadot y @losfeippe

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