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Apunte de cata: Reguengos Tinto 2019 de la cooperativa portuguesa Carmim

En Portugal e Italia abundan las cepas autóctonas y menos conocidas, Eduardo Lanza, nuestro experto, cuenta sobre uno de los pocos vinos portugueses que llega a estas latitudes.

apunte de cata

Llegan pocos vinos portugueses a nuestro país y cuando desembarcan nuevas etiquetas en estas orillas, la curiosidad se despierta y motiva el deseo de probarlos.

Compañía de Indias acaba de importar los de Carmim, una cooperativa creada en 1971 por 60 viticultores vecinos del pueblo de Reguengos. Muy bien gestionada desde sus comienzos, creció en producción y ventas para llegar a reunir hoy, unos 800 socios. Con las uvas de estos productores elabora todo tipo de vinos, desde los espumosos, blancos y tintos jóvenes, pasando por los de reserva para llegar a los dulces y licorosos.

“Nos queda Portugal”, decía el reconocido periodista de vinos español Luis Gutiérrez en una nota en la que protestó contra la gran uniformización de variedades. Son las que todos conocemos y las preferidas, que se elaboran y replican en casi todas las regiones productoras.

“Nos queda Portugal para abrir una nueva ventana en este mundo varietal, que hoy está dominado por los Cabernet Sauvignon y los Chardonnay. Todos iguales, aunque vengan de distantes puntos del planeta. Somos muchos los que reclamamos el rescate de las cepas autóctonas o diferentes, esas que producen vinos con una marcada personalidad. Aquellas que suelen estar perfectamente adaptadas al clima y terrenos locales, para producir vinos con alma”, afirmó con cierto enojo.

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Y para atender este reclamo están Portugal e Italia, los países europeos donde más abundan las cepas autóctonas y menos conocidas. De las muchas portuguesas, alcanza con nombrar algunas como para dar una idea: Touriga Nacional, Encruzado, Trincadeira, Touriga Francesa y Arinto, pero la lista podría superar con comodidad las 200 variedades.

El Reguengos Tinto 2019 es un blend de Trincadeira 40% - la uva tinta principal del Alentejo – Aragonez 40% y Alicante Bouschet 20%. Ya tiene tres años pero no los demuestra porque su aroma se mantiene vigente y logra cautivar. En el color se pueden notar leves signos de evolución que no lo desmerecen y en la boca se desenvuelve resuelto y con buena fruta. No se trata de un vino pretencioso y ya el precio lo indica. Es de los que va a hacer una buena liga, con las pastas o con las carnes asadas y no muy cocidas.

Como detalle final y anecdótico, vale contar que a diferencia de otros sectores de la fruticultura, en el de las uvas, se da un fenómeno curioso. La misma variedad lleva un nombre diferente al cambiar de región o país. Eso pasa a menudo en la península ibérica y en concreto, Aragonez es el nombre portugués para la que en España se llama Tempranillo. Y con la Alicante Bouschet pasa lo mismo y los productores del país vecino la conocen como Garnacha Tintorera.

De una distribución limitada, se vende en vinotecas a $ 359.

CONOCÉ A NUESTRO COLUMNISTA
Eduardo Lanza EME
Eduardo Lanza
Es Ingeniero químico y experto en vinos. Su pasión lo ha llevado a visitar terruños, descubrir cepas y probar las más variadas etiquetas.

Es fundador de Catadores. Escribe y enseña con el mismo placer que degusta un vino desde hace más de 20 años

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