ARTE Y TECNOLOGÍA

El viejo Espacio Ciencia alberga una muestra de arte solo por hoy

Los nueve pioneros de la Licenciatura de Arte, Diseño y Tecnología de Universidad ORT exponen grandes proyectos que combinan distintas técnicas durante este jueves.

Coetzy y su obra. Foto: Mariana Malek
Coetzy y su obra. Foto: Mariana Malek

Las hormigas gigantes que adornaban el techo del viejo edificio de Espacio Ciencia del Latu siguen ahí; sin embargo, de la atracción que convocó a miles de personas durante muchos años ya no queda casi nada. Pero hoy ese enorme galpón revive gracias a los trabajos de los nueve primeros egresados de la Licenciatura de Diseño, Arte y Tecnología de la Universidad ORT y por el aporte de las generaciones más jóvenes que se sumaron a la exposición.

Del techo cuelgan pantallas y las instalaciones ocupan una porción importante del lugar. Hasta un auto antiguo y una habitación fueron colocados dentro del recinto. Son las 15:00 horas del miércoles y la muestra se inaugura a las 19:00 para permanecer abierta solo hasta la noche de este jueves.

El título Cuando el corazón late como un martillo hace referencia al entusiasmo y sentir de los estudiantes que tendrán la oportunidad de exponer a gran escala por primera vez.

“La idea es que a través de este proyecto integrador, como bien lo dice el nombre, los estudiantes puedan conjugar las áreas de trabajo que incorporaron a lo largo de la carrera”, explicó a El País la artista y docente Lourdes Silva.

Por su parte, el también artista y docente Fernando Foglino apuntó: “Es un desafío enorme porque se trata de una superficie de 1.400 metros cuadrados en su nave central. Allí se distribuye el trabajo de los nueve pioneros de la carrera. Tuvieron el desafío de crear trabajos pensando en ese espacio y generar una obra para colmar las expectativas de este enorme galpón”.

Si bien no es una exposición con una temática en particular, el LATU y su agenda sirvieron de inspiración para algunos proyectos, destacó Silva.

La videoproyección de Silvina Cortés. Foto: Mariana Malek
La videoproyección de Silvina Cortés. Foto: Mariana Malek

Obras.

Los nueve artistas pusieron su impronta personal en cada uno de los proyectos. La de Silvina Cortés, por ejemplo, es una videoinstalación de dos pantallas –una en el suelo y otra sobre la pared– en las que se proyectan imágenes abstractas en las que quiso reflexionar sobre la salud mental. “Es una especie de recorrido de una mente que se enferma. Muestra cuatro etapas: cuando estás limpio y empezás a darte cuenta que no estás bien; el segundo, que es como la conquista de la enfermedad; el tercero es una etapa de evaluación continua, con el tratamiento; y el final es la derrota”, explicó la artista y agregó que es una obra autorreferencial en la que quiso hablar sobre esos temas que habitualmente no se tocan.

La realidad aumentada en la instalación de Coetzy. Foto:Cortesìa
La realidad aumentada en la instalación de Coetzy. Foto:Cortesìa

Constanza Morero, más conocida como Coetzy, es muralista y graffitera. Su trabajo final se remite a una habitación construida especialmente para la ocasión cuyas paredes cuentan su historia.

“Es una retrospectiva de mi vida, sobre cómo cambió con el mundo del arte. Quise hacer una reflexión a través de las paredes: la primera parte muestra la infancia, con la imaginación y la creatividad”, explicó al señalar las primeras paredes en las que se ve un prado en el que hay animales. Sin embargo, luego señala a una pared con dibujos en negro donde resalta un espejo: “Los miedos, cuestionamientos y desesperanza están reflejados en esta parte, pero también la introspección y el mirarse a uno mismo”, agregó. Finalmente, aparece el nombre artístico de Morero y sobre una explosión de colores: “Refleja cómo encontré propósito y sentido a lo que hoy es un estilo de vida”.

La obra, además, incorpora la realidad aumentada y a través de distintas herramientas se ve a Coetzy en diferentes etapas.

La obra de Camilo Romano. Foto: Mariana Malek
La obra de Camilo Romano. Foto: Mariana Malek

La obra de Camilo Romano se titula El tiempo huye y es una gran instalación que incluye un auto Plimut de 1952, videomapping, fotografías y una escultura electrónica. “Mi obra es una ucronía, porque propone que el espectador suponga la historia de los objetos. También es reactiva, porque instalé algunos sensores para que se dificulte ver la obra”, detalló.
Sobre el piso se simula una quemada de cubiertas; el objetivo, indicó Romano. es que quienes se acerquen pisen el caucho y dejen su propia huella.

La instalación podrá visitarse únicamente durante este jueves 17 de febrero de 11:00 a 21:00 horas.

La fusión de arte y tecnología

El uso de la tecnología tiene protagonismo en la exposición: sensores de movimiento, proyectores, realidad aumentada, entre otros se convierten en uno de los puntos interesantes a destacar de la muestra.

Sobre la relevancia que tiene la tecnología en estos proyectos artísticos, la docente Lourdes Silva opinó: “Somos híbridos respecto a la tecnología. La licenciatura está pensada en este sentido, de alguna manera se incorpora la tecnología como una herramienta para expandir la dimensión artística y pasar de la contemplación a la inmersión”.

A través de la carrera los estudiantes incorporaron distintas habilidades como la realidad aumentada y la robótica y eso se refleja en las obras expuestas en el LATU.
Por su parte, Fernando Foglino destacó cómo se usaron los distintos recursos para lograr obras más interactivas.

“Cada propuesta utiliza la tecnología como una herramienta más; no es una muestra de arte tecnológica, sino que aparece mucha tecnología el servicio de los conceptos”, remarcó Foglino.

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