Santuario Equino Villa Serrana, un lugar para que caballos libres eduquen emociones

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"Los caballos son animales muy sensibles que saben cuando uno está bien y cuando no y cuando el que lo monta sabe hacerlo o tiene miedo; y con los niños son totalmente inofensivos”, sentencia Willy Lockhart, quien desde hace un tiempo apoya el proyecto del Santuario Equino Villa Serrana.

Este lugar, impulsado desde hace un año por Libre López y su esposa, Geraldine Arán, tiene como misión “la promoción de toda actividad destinada al rescate de equinos en riesgo de ser sacrificados para promover toda acción que pueda contribuir a mejorar las condiciones de vida de niños, niñas y jóvenes de familias de bajos ingresos y socialmente vulnerables”.

Por allí han pasado más de 100 caballos y hoy es el hogar de unos 60 a los que Libre conoce por su nombre.

Libre nació en el campo y luego viajó a Estados Unidos en donde vivió por varios años. Desde chico le gustaron los caballos. Durante su estadía en ese país se dedicó a estudiar sobre la crianza, cuidado, manejo, amanse y doma racional. A su vuelta a Uruguay fundó el santuario en el que recibe a todo caballo cuyo dueño no pueda conservarlo por algún motivo o aquellos ejemplares viejos, lesionados o desnutridos.

En cualquiera de los casos, el objetivo es que puedan vivir en libertad hasta su muerte para contrarrestar una realidad que ocurre en Uruguay que es que los equinos viejos, con incapacidades físicas o desnutridos son enviados usualmente a mataderos para ser sacrificados.

Por ejemplo, el pasado 23 de junio se informó en Instagram que tuvieron que despedir a Honu, un viejo caballo de carreras que pudo disfrutar de unos meses de libertad a pesar de sus enfermedades.

Cuando López conoció de cerca el trabajo de la Escuela de Equitación del Ejército, con la que Lockhart está muy vinculado, el CENAFRE (Centro Nacional de Fomento a la Rehabilitación Ecuestre) y la aplicación de nuevas técnicas de educación guiada por equinos, entendió que los caballos del Santuario más sanos y en mejores condiciones podrían colaborar en este tipo de disciplina.

A partir de ahí, el Santuario Equino Villa Serrana busca no solo ser un lugar de retiro final para los caballos sino que se trabaja para acompañar, ayudar y enseñar a la gente a comunicarse de una manera más efectiva, a ser creativo en la solución de problemas y a aprender de sí mismos a través del contacto directo con los animales. Es decir, los caballos funcionan como educadores y asistentes emocionales.

Esta arista del proyecto se propone llegar a escuelas rurales del departamento de Lavalleja (primero cercanas a la localidad de Villa Serrana) para que desde allí se trabaje con los maestros ciertas inquietudes, conflictos emocionales y comportamientos disruptivos de los niños.

Se pretende que estos encuentren en los caballos sus propias fortalezas con compromiso y motivación para adquirir mayor autonomía personal. “No se trata de enseñar a los niños y niñas valores sino conseguir que ellos descubran y potencien las capacidades y recursos que poseen para favorecer la integración social”, manifiestan los impulsores del santuario.

El Santuario Equino Villa Serrana queda en camino Coronilla, en las afueras de la parte más poblada de Villa Serrana. Es un lugar de aproximadamente 100 hectáreas entre las sierras, muy alto, que tiene una especie de valle que protege a los animales.

Libre mantiene a los caballos a su propio costo. Si bien hay épocas en las que el alimento no es problema, en invierno hay que llevarles fardos cada día. Estos costos, así como los medicamentos, se cubren mensualmente con la ayuda de padrinos que “adoptan” un caballo.

El proyecto cuenta también con el apoyo de la Intendencia de Lavalleja, Laboratorios Microsules y la Escuela de Equitación del Ejército.

El santuario se puede visitar con coordinación previa; hay 500 metros del camino hacia la entrada que están en malas condiciones por lo que es posible acceder a pie o en camionetas 4x4. Es un lugar ideal para visitar con niños. Todos los caballos son mansos por lo que se dejan tocar.