ALIMENTACIÓN

Poner los mitos sobre la mesa: la lucha entre información de calidad y creencias populares

El nutricionista uruguayo Miguel Kazarez habla de algunos de los mitos más famosos relacionados a la alimentación, en el marco de la publicación de su libro "100 mitos sobre la nutrición".

Mitos en la nutrición. Foto: archivo
Mitos en la nutrición. Foto: archivo

Que beber agua con limón hace adelgazar casi como por arte de magia, que consumir huevos puede ser malo para el corazón, que para evitar engordar no hay que cenar, que las harinas causan adicción, que sudar mucho ayuda a la pérdida de grasa, que conviene suplementarse con tal vitamina o tomar colágeno, que la fruta engorda, que esto y que lo otro, y siempre hay más.

Mitos siempre hubo y habrá, en los distintos ámbitos de la vida, pero actualmente con el auge de las redes sociales y el acceso a internet, parecen multiplicarse, y el área de la nutrición no es la excepción.

Es por eso que los expertos en el tema trabajan para poner sobre la mesa información de calidad, algo que a veces es difícil dado que hace varias décadas que tanto por el boca a boca, como por los distintos medios de comunicación y hoy en día internet, se viene insistiendo con conceptos que son incorrectos, pero que cuestan erradicar.

El uruguayo Miguel Kazarez, licenciado en Nutrición, dijo a El País que hay muchos de estos mitos “que se vienen repitiendo desde hace 20 o 30 años y no se pueden borrar de la noche a la mañana. La nutrición es una ciencia imperfecta y aunque sea confiable y segura, hay que saber que es un ensayo y error, y así surgen los mensajes y recomendaciones”.

Por eso, es que este nutricionista también aprovecha el alcance que tienen las redes sociales para aclarar varios de esos mitos: “Las redes sociales pueden ser un gran problema. Tienen cosas buenas y malas, porque nos permite acceder a información, pero al mismo tiempo, esa información no siempre es confiable”, sostuvo.

Mitos o verdades.

Para Kazarez, más allá de que ante la duda se consulte a un profesional de la salud, hay que prestar atención a ciertos indicios para saber si se está frente a un mito o una verdad: “La primera bandera roja tiene que ser cuando alguien ofrece un discurso muy alarmista. Ese es el primer síntoma de que probablemente haya un interés más comercial que científico a la hora de recomendar algo”, dijo.

Uno de los tantos mitos nutricionales que se repiten en la calle es que “las harinas son adictivas”. Consultado al respecto, el profesional sostuvo que no es más que un mito: lo que sucede, explicó, es que los productos que suelen estar hechos con harina, como pueden ser las pizzas, los bizcochos, los alfajores, “son sabrosos para el paladar, pero no es culpa de la harina, sino de las características de esas preparaciones”.

Otra de las afirmaciones que flotan en la creencia popular es eso de que hay que “desayunar como un rey y cenar como un mendigo”, o directamente hay quienes dicen que cenar no es recomendable. En este caso, Kazarez detalló que no hay que generalizar: “Tal vez a una persona le resulta hacer tres comidas al día, y a otra le hace bien no cenar, pero lo que sirve para uno no necesariamente sirve para el otro. Lamentablemente en la nutrición se ha pecado al estandarizar recomendaciones”. Lo ideal, una vez más, es individualizar cada caso en una consulta con un profesional.

Los mitos que rondan a la nutrición son muchos, pero para mencionar otro de los más conocidos Kazarez se refirió a los que se relacionan con la suplementación: muchas personas toman vitaminas, Omega 3 o colágeno por su cuenta y eso puede ser contraproducente.

“Muchos lo hacen porque sí, sin necesitarlo. Pero si esa persona es por ejemplo hipertensa o diabética, y consume otros medicamentos, muchas veces esa mezcla puede producir o potenciar un daño. Puede haber un beneficio, pero en muchos casos un daño. Porque si bien hay estudios sobre la interacción de fármacos, hay tantos fármacos y suplementos que es muy difícil estudiar todas las interacciones posibles”, explicó.

Destapando mentiras.

Kazarez acaba de publicar su segundo libro, titulado 100 mitos sobre la nutrición. Destapando las mentiras con las que fuimos engañados (Grijalbo, $650), y contó a El País que cuando en 2020 publicó junto al mismo sello Saber comer, “la propuesta fue empoderar al consumidor para que encontrara su propio camino. Y a partir de ahí empecé a ver otro gran problema que eran estos mitos que no paran de proliferarse. Entonces de alguna manera con este nuevo libro busco invitar a la reflexión y convertirme en un narrador de mitos, pero para aclararlos”.

La finalidad es “invitar a la reflexión” y recordar que “no estamos tan mal, que nos pueden costar algunas cosas, quizá a uno le cueste más entrenar, a otro le puede costar más comer menos, o cocinar más. Desafíos tenemos todos, pero eso no significa que no se pueda mejorar”, concluyó el nutricionista.

En busca de una imagen que puede no ser real.

Buscar un “cuerpo de revista”, estar flacos y encajar en los estándares de belleza que la sociedad impone no es nuevo, pero las redes sociales colaboran: “En parte inciden y hay cierta evidencia científica de que la exhibición que allí se hace de los cuerpos es uno de los muchos factores que influyen en la insatisfacción corporal o la persecución hacia un ideal que a veces existe en nuestra cabeza pero no en la realidad, porque atentaría contra nuestra salud, contra el rendimiento en el caso de los deportistas, etc.”, sostuvo el nutricionista Miguel Kazarez (en Instagram @miguelkazarez). Muchos, añadió, confunden delgadez con salud “y no necesariamente tener una apariencia atractiva desde el punto de vista de la estética es saludable, ni lo saludable es necesariamente estético. Ahí empieza el problema”.

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