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Parque Lecocq: el jardín del oeste de Montevideo

En el parque viven 500 animales de 33 especies diferentes entre mamíferos, aves y reptiles.

Parque Lecocq. Foto: Parque Lecocq
Parque Lecocq. Foto: Parque Lecocq

Uno de los pulmones verdes más importantes de Montevideo es el Parque Lecocq, un recinto de 120 hectáreas que puede considerarse el jardín del oeste y al que visitan cada fin de semana de primavera alrededor de 15 mil personas.

Ubicado en la Avenida Parque Lecocq sin número (se llega hasta allí a través de la Avenida Luis Batlle Berres, a pocos kilómetros de Santiago Vázquez) y a apenas media hora del centro de la ciudad, el parque tiene sus orígenes en un proyecto del arquitecto Mario Paysée que buscaba crear un zoológico innovador para el año 1946, con especies de todas partes del mundo distribuidos en amplios recintos de acuerdo a un criterio zoogeográfico (las áreas destinadas a los animales fueron ubicadas según se encuentran en la Tierra y considerando las migraciones que estos hicieron de forma natural).

Visitas.

El parque está abierto al público de miércoles a domingo entre las 9 y 17:30 horas (se está estudiando ampliar el horario en verano) y feriados no laborables. El costo por auto es de $189 independientemente del número de ocupantes y en caso de llegar en transporte colectivo es costo por persona es de $30.

Dentro del predio hay baños, un pequeño parador (muy sencillo porque se busca conservar lo agreste) y parrilleros donde puede llevarse leña y pasar el día frente al río Santa Lucía (no se reservan, se accede por orden de llegada y sin costo).

Parque Lecocq. Foto: Parque Lecocq
 Foto: Parque Lecocq

Para preservar el estado del lugar es fundamental acatar algunas normas de convivencia básicas: lo más importante es que cada uno se haga responsable de la basura que genera y por cómo es el ecosistema —el parque está dentro de los humedales del Santa Lucía— se debe tener especial cuidado con el manejo del fuego por lo que está expresamente prohibido hacer fogatas fuera de los parrilleros.

La extensión del lugar permite recorrerlo a pie, con senderos marcados, aunque también pueden transitarse algunos espacios en auto o moto. La zona que incluye los bañados, por ejemplo, se puede ver pero no ingresar.

Animales.

Baltasar Brum, director de Artes y Ciencias, área de la que dependen todos los parques de la Intendencia como el de Punta Espinillo, Villa Dolores y el Jardín Botánico, explica que desde hace unos años la comuna trabaja en la implementación de un sistema municipal de parques temáticos y la erradicación de los zoológicos.

En el Parque Lecocq quedan aún unos 500 animales de 33 especies diferentes de mamíferos (llamas, alpacas, antílope adax, león africano, cebras, mono Hamadrias, ciervo Dama, ciervo Axis, venado de campo, carpinchos, pecarís de collar, nutrias, zorros grises, gato montés, gato margay, coatí, mano pelada y coendú), aves (emú, ñandú, avestruz, pato brasilero, pato barcino, pato capuchino, jacana, cisne coscoroba y pavo real) y reptiles (lagarto overo, tortuga campanita, tortuga morrocoyo, tortuga cuello de víbora y tortuga de tierra), tanto autóctonos como exóticos.

Cuanto más grande es la manada en cautiverio más difícil es su cuidado por lo que en Lecocq se hace un control de especies que consiste en evitar que los animales que lo habitan se reproduzcan en cautiverio; esto es sobre todo para no perpetuar aquellas especies que no tienen un interés de preservación desde el punto de vista científico.

“Vasectomizar animales salvajes, aunque estén en cautiverio, es un proceso complicado pero estamos trabajando en eso y en que aquellos que puedan reingresar a su propio hábitat lo hagan”, desarrolla Brum.

Todos los animales son atendidos por veterinarios con el fin de que estén en excelente estado de salud; se ubican en grandes parcelas al aire libre, sin la existencia de jaulas, pero con lo cuidados necesarios para que no haya escapes ni sean un peligro para la gente.

Hospital.

Poco antes del inicio de la pandemia por el covid 19, el Parque Lecocq inauguró un hospital animal que cumple con dos funciones. La primera es atender de aquellos animales en cautiverio ya que necesitan un proceso especial de cuidado, más que nada en el tema de las vasectomías y de cuando se enferman.

La segunda es recibir y tratar a animales que llegar tras un decomiso y que es posible reinsertarlos en su hábitat. Por ejemplo, zorros grises, carpinchos o ciervos de campo, especies que son importantes para nuestros ecosistemas sobre todo en el interior del país, se los lleva al hospital, se los pone a punto y luego los sueltan. Solo tratan con animales que puedan recuperar y salir del sistema, reingresados a su hábitat.

Futuro.

Brum sostiene que uno de los planes más importantes a futuro es volver a su hábitat a los animales que aún viven en el lugar pero subraya que los de la intendencia de Montevideo son “parques que tienen vocación de recibir gente” y por lo tanto se continuará trabajando en la creación de áreas de observación, trekking y sobre todo en la vinculación con los bañados, no solo con los particulares que lleguen sino con las escuelas y centros educativos que los visitan año a año.

El Lecocq es un espacio rústico y no se busca cambiar esta particularidad, todo lo contrario: se pretende “que la mano del hombre no tuerza esa bondad de la naturaleza”. En ese sentido, se planea el desarrollo del área y y mejora de los servicios sin que sean invasivos.

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