NUTRICIÓN

Mitos y verdades sobre el yogur: ¿es realmente sano? ¿cómo elegir uno bueno?

Una nutricionista detalla lo que hay que tener en cuenta al abrir la heladera para elegir un producto que sea de calidad.

yogur
Yorgur griego. Foto: Pexels

El yogur es uno de los lácteos favoritos de grandes y chicos. En las heladeras de los supermercados hay decenas y decenas de propuestas: en vasito, de a litro, con sabor a frutas, con cereales, bebible y light. ¿Cómo saber elegir el mejor? ¿Cuáles son los más saludables?

La nutricionista Raquel Villegas explicó a El País que, si bien el yogur puede llegar a ser un alimento que aporte varios beneficios para quien lo consume, hay que tener en cuenta determinados aspectos fundamentales.

Lo primero que destaca es que hay que saber qué se considera por yogur tradicional y esto es la leche con fermentos lácticos y ningún otro agregado.

“Este yogur sí tiene diferentes beneficios para la salud, porque puede llegar a aportar microorganismos que son positivos para la microbiota intestinal, a los que se conocen como probióticos. Además, también puede ser beneficioso porque genera un entorno más ácido a nivel del primer tramo del intestino delgado, lo que favorece a que no crezcan otros microorganismos que pueden llegar a ser patógenos”, explicó.

De cualquier manera, por más que el yogur sea natural, como todo en nutrición, “la salud intestinal no depende de un único factor, sino de muchos: del descanso que se tenga en la noche, del estilo de vida que lleve la persona, de la alimentación en general, si consume buena cantidad de frutas verduras y demás”, apuntó Villegas.

Largas listas de agregados.

Los beneficios del yogur pueden ser varias, pero la mala noticia es que la mayoría de los que se pueden encontrar hoy en las heladeras uruguayas no son naturales y tienen una larga lista de agregados: azúcar, colorantes, conservantes, saborizantes, aromatizantes, etc.

La nutricionista señaló que “hay mucha confusión” entre lo que son los yogures naturales, los que tienen múltiples agregados y también con los postres lácteos. “Hay que aclarar que muchas veces se piensa que los postres lácteos, la típica crema de vainilla, tienen las mismas propiedades que el yogur y no es así. Estos postres son leche a la que le añaden alguna fécula para espesar, azúcar y otras sustancias que le dan color, sabor y aroma. El yogur es un lácteo fermentado”, señaló.

Villegas dijo que “lamentablemente hay muy poca cantidad de marcas que apuesten a un yogur 100% saludable” en Uruguay y por eso recomendó prestar atención a las etiquetas. “Mirar los ingredientes de lo que compramos es un buen hábito, porque no nos podemos guiar por la parte de adelante del envase, ya que claramente las empresas se ganan la vida con esto y su objetivo es vender mucho y conseguir afianzar el cliente”. Y añadió: “Van a resaltar lo bueno del producto, pero nunca van a decir si tiene algo que no es tan sano como parece. Entonces nuestra responsabilidad como consumidores es tener esa información y buscarla si consideramos que falta”.

¿Qué debería decir la etiqueta para indicar que ese yogur es realmente sano? Solamente debería indicar la presencia de leche y fermentos lácteos. Igualmente, la profesional resaltó que hay marcas que aunque tienen agregados en sus productos, no son tan perjudiciales, por lo que no hay que ser tan radical.

“Algunos añaden puré de manzana, por ejemplo, para endulzar y para ampliar la vida útil del producto. También le pueden agregar alguna gelatina para mejorar la textura. Hay algunos agregados que son bastante saludables en comparación a otros”, dijo, resaltando que la clave es saber leer las etiquetas y recordar, por ejemplo, que los ingredientes aparecen en orden según las cantidades en que hayan sido utilizados: “Si el azúcar aparece en segundo o tercer lugar, es porque el producto tiene mucha cantidad”.

¿Cuándo darle yogur a los niños y de cuál?

En el caso de los niños, la nutricionista destacó que no hay ningún lácteo que sea mejor para un bebé que la leche materna “que es el alimento por excelencia que aporta más microorganismos saludables y variados y que va a garantizar un intestino más saludable para toda su vida. Por eso, mientras el niño tome leche materna es de sentido común no ofrecer ningún otro lácteo”.

La profesional no recomendó dar yogur a los niños al menos hasta los 10 meses, aunque lo ideal sería recién a los 2 años y siempre cuidando que sea integral y sin azúcar. “Hay pediatras que lo recomiendan, incluso el azucarado, a partir de los seis meses, hay asociaciones como la de Pediatría de España que a partir del año. Mi recomendación es que si existe una lactancia materna no hay por qué dar ningún lácteo antes de los dos años, no es necesario”, explicó.

Algo que entonces viene de la mano con el yogur es el azúcar, ya que es una realidad que está presente en los más consumidos por los niños uruguayos: “Después de los 2 años del niño, van a consumirla, pero cuanto menos mejor, porque no la necesitan y les juega en contra”, sostuvo Villegas, recordando que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el máximo de energía diario que provenga del azúcar debe ser del 10%.

“Hace años que vienen peleando para bajar esa cantidad al 5%, pero no pueden dar ese paso porque la industria alimentaria hace mucha presión. De todas maneras, la OMS dice que el máximo es 10% pero no habla de un mínimo, porque el azúcar agregado no es algo necesario”, sostuvo.

Es importante que los niños se vinculen con lácteos que sean saludables “y no que consideren como normal un yogur de frutilla que no lleva frutilla, pero que sabe, huele y se ve rosado, pero no tiene frutilla. Hay que empezar a cambiar eso, porque no nos viene aportando ningún beneficio”, concluyó la nutricionista.

¿Qué significa que sean "light"?

Villegas explicó que dentro de los yogures light se pueden encontrar los que son reducidos en grasa o los que lo son en azúcar: “Pero que sea light lo único que indica es que un 30% del valor original fue reducido, no solamente por eso significa que sea más saludable” que otros.

Sobre los que son sin azúcar, explicó que están endulzados con edulcorante y “el consejo es que su consumo sea lo más puntual posible, porque tampoco son sanos”, señaló.

“En el supermercado hay muchos yogures light que nos dan la sensación de que son más saludables, pero no lo son”, dijo la profesional. “Si a un yogur que tiene propiedades positivas le agrego ingredientes que no las tienen, entonces es mejor no consumirlo. La opción que yo recomiendo siempre es endulzar con fruta natural, como puede ser banana, peras, etc. Incluso con un yogur natural se puede hacer uno bebible, licuándolo y luego agregarle la fruta”, recomendó.

Qué tener en cuenta para hacer yogur casero.

Una rápida búsqueda en internet arroja múltiples resultados de cómo hacer yogur casero “en simples pasos” y, por supuesto, que los ingredientes son pocos: leche y fermento, que puede ser parte de un yogur industrial natural.

Se use o no una yogurtera, la nutricionista Villegas resaltó que es de suma importancia prestar atención la manipulación durante la elaboración, ya que “hay que tener cuidado con todo lo que implique microorganismos, porque en casa no tenemos un ingeniero químico que nos garantice la composición de lo que manejamos. Si lo hacemos en una yogurtera lavándonos bien las manos y con buenas medidas de higiene no hay problema. Además, usamos un yogur previo en que hay una cepa controlada” .

¿El yogur griego es más sano que el tradicional?

Si bien muchos aseguran que sí, la respuesta corta queda demasiado incompleta cuando se comienza a indagar en el asunto.

Villegas señaló que “el yogur griego es sano según un estudio que se hizo en Grecia sobre un yogur tradicional griego”. Pero este producto tradicional “no tiene nada que ver al yogur estilo griego que podemos encontrar hoy en día en Uruguay. El yogur griego es una leche fermentada que tiene beneficios que no se sabe con exactitud de dónde vienen, en el sentido de que se consume en Grecia en el marco de una dieta mediterránea que tiene muchas bondades y sabemos que es cardioprotectora. Entonces, quienes lo consumen lo hacen junto con un buen estilo de vida, un buen descanso, un ritmo de vida que permite una gestión del estrés. En Uruguay, si comemos yogur griego porque pensamos que es más saludable, le estamos errando”, sostuvo.

La profesional destacó que “hay que ser conscientes de que el que acá se consigue es un yogur comercial con agregados de crema doble, que lo hace más cremoso, más palatable, es decir, que nos genera una sensación de placer en la boca, pero que no es saludable, al contrario, tiene un agregado de grasa extra”.

Entonces, teniendo en cuenta que hoy existe en el mundo una pandemia de obesidad, “antes de recomendar al paciente consumir un yogur griego hay que ver las necesidades que tiene esa persona. ¿Es malo? No, si la persona lo necesita, siempre y cuando venga sin azúcar. Pero en Uruguay no se consigue un yogur estilo griego y sin azúcar; el único que actualmente se vende es azucarado”, dijo Villegas.

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