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Glampings: una comunión entre naturaleza y comodidad en Uruguay

Hace 10 años irrumpieron entre la oferta de alojamiento y cada vez es más variada la cantidad de establecimientos que se encuentran a lo largo de la costa.

Poder ver las estrellas en su esplendor es parte de la experiencia del Glampinfg
Poder ver las estrellas en su esplendor es parte de la experiencia del Glamping

Quedarse en un camping obliga a tener más previsiones de las que uno imagina. No se trata únicamente armar una carpa; hay que tener un quemador para poder cocinar, ollas, platos, cubiertos, abrelatas, toldos, sobres de dormir y decenas de cosas más. Además, implica saber hacer canaletas por si llueve y tomar las precauciones necesarias para que ante el mal tiempo o el viento la carpa no se vuele. En definitiva, este tipo de turismo no es para cualquiera. Con los hoteles la historia es otra: se supone que habrá sabanas, jabón y servicio a la habitación, entre otros amenities. Sin embargo, seguramente existirá mucho menos contacto con la naturaleza.

En medio de estas opciones, que parecen radicalmente opuestas, surgen los Glampings. La tendencia que tiene más de 10 años en Uruguay y ha crecido de manera sostenida, permite disfrutar de la naturaleza, con privacidad y no suma preocupaciones por cuestiones básicas.

El término Glamping es una combinación de las palabras glamour y camping. Esta combinación alude a conservar las comodidades de la industria hotelera sin olvidarse del contacto con la naturaleza que ofrece salir a acampar.

La costa uruguaya incluye varias opciones para probar glampings y de hecho no hace falta viajar mucho desde Montevideo para acceder a uno. Según el listado del sitio Booking, hay al menos 13 opciones para quedarse entre Maldonado y Rocha: Punta del Este, José Ignacio, La Pedrera y Punta del Diablo resaltan en esta oferta. Sin embargo, no son los únicos.

Cerca de la capital

Ubicado en el balneario Salinas del departamento de Canelones, a 37 kilómetros del centro de Montevideo, se encuentra el Glamping Playa Escondida.

El establecimiento ofrece esta modalidad de alojamiento de noviembre a marzo como un plus a su servicio de cabañas.

Según explicó Emiliano, Playa Escondida es el único Glamping del departamento de Canelones.

La propuesta canaria recibe un público muy variado: “A los extranjeros les gusta mucho la modalidad de Glamping, también los uruguayos se acercan. En general son personas que buscan estar algo más en contacto con la naturaleza y más en comunión con lo que no está urbanizado”, señaló el encargado.

El alojamiento en estas carpas requiere una inversión de $ 1.600 en temporada baja, $ 1.900 durante enero y febrero, y $ 2.400 en Carnaval y Semana Santa.

La belleza de la laguna

En el departamento de Maldonado, los Glampings son más abundantes. José Ignacio, el balneario que se ha posicionado como uno de los más exclusivos, también tiene su experiencia de lujo y campamento.

Folk Glamp Tents, está ubicado dentro de la estancia Anastasio, en la parte trasera de la Laguna Garzón a 166 kilómetros de Montevideo y a poca distancia de José Ignacio.

Gonzalo, encargado del lugar, explicó a El País que el emprendimiento lleva dos temporadas y cuenta con cuatro carpas que pueden alojar un máximo de cuatro huéspedes.

Los clientes que eligen este lugar para quedarse varían en función de la época del año: “En temporada alta, que abarca desde el 26 de diciembre al 10 de enero, los que más vienen son extranjeros: norteamericanos, europeos y brasileños. En temporada baja llegan más uruguayos y argentinos”, indicó.

La experiencia ofrece la posibilidad de tener un contacto más íntimo con lo natural, dado que pueden verse las estrellas, escuchar las aves, hacer picnics en el campo y hasta navegar en kayak, pero sin dejar de disfrutar de una cama cómoda, baño privado con agua caliente y un restaurante con comida casera.

El costo de alojarse en este establecimiento oscila entre US$ 150 y US$ 270.

Los domos de Big Bang Naturestays proponen una conexión con el bosque y el mar diferente. Foto: Cortesía Big Bang
Los domos de Big Bang Naturestays proponen una conexión con el bosque y el mar diferente. Foto: Cortesía Big Bang

Volver al vientre materno y estar en contacto con la naturaleza en domos

Lucia Scandroglio y Leandro Deambrosi se hicieron conocidos primero como la familia que viajaba, luego de que con sus tres hijas pequeñas pasaron más de un año recorriendo el globo.

Hace poco tiempo, volvieron a Uruguay. Lo que planeaban sería una visita de un mes se convirtió en la oportunidad de quedarse en Uruguay para cumplir el sueño de tener su propia posada y así nació Big Bang Naturestays.

“Los domos no se nos ocurrieron, nos llegaron” detalló Leandro Deambrosi, quien había conocido este tipo de alojamiento años atrás en una visita a Colonia. Los compró en Argentina y los montó en una chacra familiar ubicada en Sauce de Portezuelo, a pocos kilómetros de la laguna del Sauce en Maldonado.

“La experiencia de quedarte en un lugar sin ángulos rectos, que es como un gran vientre materno, es muy diferente”, señaló.

Deambrosi destacó que hasta el momento —la inauguración oficial fue hace menos de un mes, pero hace varios que reciben huéspedes— tienen mucho turismo interno.
Brasileños y europeos, también han elegido quedarse en estos domos gracias a que fueron incluidos en una guía de viaje que utilizan mucho en el contenido. La decoración de big bang tiene es sello inconfundible de Gastón Izaguirre y suma mucha calidez al emprendimiento familiar.

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