El ejemplo son los padres

Contenido Exclusivo

La nota a la que intentas acceder es exclusiva para suscriptores

Suscribirme

Conocé nuestros planes
y disfrutá de El País sin límites.

Ingresar

Si ya sos suscriptor podés
ingresar con tu usuario y contraseña.

El 78% de los adolescentes en Estados Unidos revisa su teléfono al menos una vez cada 60 minutos y cinco de cada 10 dicen sentirse adictos a sus teléfonos."Sería desafiar el sentido común argumentar que ese nivel de uso, en niños cuyos cerebros aún se están desarrollando, no tiene al menos un impacto, o que el creador de un producto tan poderoso no tiene ningún papel que desempeñar para ayudar a los padres a asegurarse de que se usa de forma óptima".

Con estas palabras dos importantes inversionistas de Apple —la firma de inversiones Jana Partners y el fondo estatal de pensiones de profesores de California, CalSTRS, quienes suman 2 mil millones de dólares en acciones de la compañía— encendieron la alarma sobre la labor de la empresa en el cuidado de sus usuarios más jóvenes.

La carta abierta, también incluía sugerencias, desde crear un comité de expertos para estudiar este problema y monitorear el desarrollo tecnológico, hasta medidas concretas en los propios iPhones.

"El menú de inicio podría expandirse de forma que, tal como los usuarios eligen el lenguaje o la zona horaria, los padres puedan agregar la edad del usuario y que se les den opciones de configuraciones apropiadas según la edad, basándose en la mejor investigación disponible, incluido el tiempo de exposición a la pantalla, restringir el uso a ciertas horas, reducir el número disponible de sitios de redes sociales, configurar la supervisión parental y muchas otras opciones", se lee en la carta.

Apple respondió con un comunicado de prensa. "Estamos constantemente buscando nuevas formas de mejorar las experiencias (...). Tenemos nuevas funciones y mejoras planeadas para el futuro, así agregaremos nuevas características y volvemos más robustas nuestras herramientas".

Para Benjamín Reyes, docente de la Escuela de Psicología de la Universidad de los Andes de Chile, si bien es una buena señal que una empresa tecnológica tome mayor responsabilidad en el consumo infantil de estos dispositivos, lo más importante para evitar un mal uso no está en el teléfono. "Cualquier regulación del dispositivo puede ser sorteado por los niños", sentencia.

Por eso, agrega, lo mejor es que los padres asuman un rol activo. "Es fundamental el acompañamiento progresivo de los niños en estas tecnologías. No es que haya una edad en que se deba pasarle un aparato con completa autonomía. Todo va a depender del niño", dice Reyes.

Según el psicólogo, lo primero es que los niños más chicos usen el celular de los papás. Luego pueden utilizar algunas aplicaciones que tienen el visto bueno de los padres y bajo la supervisión de ellos. Poco a poco se les puede ir dando más libertad según cómo vayan respondiendo. "Si dejan de dormir las horas necesarias, si dejan de jugar fútbol, de salir; en el fondo, si se empieza alterar la vida, son señales de adicción (a internet)". Saber detectarlas a tiempo es clave para que los niños y jóvenes tengan un uso responsable del teléfono.

Y agrega: "La tecnología es fantástica cuando funciona como complemento. Entonces si usa WhatsApp para organizar una junta con amigos y al final se reúnen, perfecto, pero si solo funciona en el chat, ya no es un complemento", advierte.

Para la psicóloga de la Universidad Mayor, Dominique Karahanian, antes de los 12 años no es necesario que un niño tenga un teléfono con internet. "El primer teléfono no tiene por qué tener internet incluido. Así se puede regular el uso que hace con el wifi de la casa".

Restringir horarios —así como a los adultos actuales se les puso horario para ver televisión en su infancia— también es importante. Pero recuerda que el paso más relevante está en el ejemplo de los padres.

"Si les digo que es súper malo, pero estoy con el teléfono sobre la mesa a la hora de comer, no sirve de nada. Los niños aprenden por imitación, no por lo que digas".

Reyes coincide y explica que aunque muchos padres creen que su hijo es muy chico para notar su relación con las pantallas, están equivocados.