Entrevista

Avi Loeb, astrofísico de Harvard: "Cualquiera que diga que somos únicos es arrogante"

El astrofísico Avi Loeb sostiene que el Oumuamua, un objeto fotografiado en 2017, sería la primera prueba de que la tecnología alienígena visitó al Sistema Solar.

Avi Loeb. Foto: Reuters.
Avi Loeb. Foto: Reuters.


Abraham “Avi” Loeb (58) pertenece a la Academia Americana de Artes y Ciencias y a la Academia Internacional de Astronáuticas; sin embargo, este profesor de Harvard no esta nada contento con cómo sus colegas de esas comunidades se comportan respecto a la observación del espacio.
Loeb es enfático, no tiene pelos en la lengua y lamenta la falta de “curiosidad” que otros científicos manifiestan respecto a los fenómenos espaciales.

En Extraterrestre: la humanidad ante el primer signo de vida más allá de la Tierra (Editorial Planeta) –libro que llegará a Uruguay en marzo– Loeb señala que el Oumuamua, el misterioso objeto que se observó ingresar al sistema solar en 2017 y que nadie sabe a ciencia cierta qué es, sería una nave extraterrestre y no una anomalía cómo lo describen la mayoría de los astrofísicos.

Sobre su trabajo y sus teorías, El País habló con el astrofísico israelí.

— ¿Estamos solos en el universo?
— No lo sabemos a ciencia cierta. Probablemente no; cualquiera que diga que somos únicos y especiales es arrogante. Cuando sucede eso me recuerda a mis hijas cuando eran pequeñas. Mientras no fueron al jardín pensaban que eran únicas y especiales, pero cuando se escolarizaron se dieron cuenta que existían más niños que se sentían de la misma manera. En cuanto se dieron cuenta querían quedarse en casa para seguir creyendo que eran especiales y así alimentar su ego. En este sentido, considero que es importante la ciencia porque nos da conocimiento y debemos saber dónde vivimos, cómo es nuestro ambiente y también nuestro “barrio”; es importante que queramos saber si somos el niño más inteligente de la cuadra y si no lo somos, tal vez, deberíamos aprender de alguien mejor. Podemos aprender sus tecnologías, avances de la ciencia o podemos aprender de sus errores, si ellos se destruyeron y están muertos, por ejemplo. En ese caso, podríamos aprender cómo evitar un destino fatal para la humanidad. Creo que la humanidad debería gastar más energía y recursos en este tipo de cosas en lugar de pelear entre sí.

— ¿Qué podemos aprender del estudio de los fenómenos astronómicos?
— Algo importante que nos enseña es que somos una pequeña porción de algo mucho más grande y la mayor parte de los males de la historia humana tiene que ver con habernos creído superiores a otros. Creo que eso es ridículo. Así como mis hijas fueron al jardín de infantes, creo que los humanos deberíamos conocer a otras civilizaciones para formar una mejor perspectiva de cómo será el futuro.

Un objeto rocoso que pasó cerca de la Tierra deslumbró a los científicos de la Nasa y la Esa en octubre de 2017. (Foto: European Southern Observatory / M. Kornmesser)
Un objeto rocoso que pasó cerca de la Tierra deslumbró a los científicos de la Nasa y la Esa en octubre de 2017. (Foto: European Southern Observatory / M. Kornmesser)

— Usted habla de enfocarse en la astroarqueología y no en la astrobiología; ¿por qué la distinción?
— Habitualmente buscamos señales biológicas de vida primitiva o inteligente. Pero no es obvio que encontraremos las dos. Sin embargo, la polución industrial en la atmósfera de los planetas podría ser algo más sencillo de encontrar, antes de descubrir rastros de vida primitiva. Así como comenzó en la búsqueda de las señales de radio. Sabemos que es como hablar por teléfono: tenemos que tener otra persona del otro lado para que puedan contestarnos. Sin embargo, sí podemos encontrar sus reliquias y que nos digan cómo eran sus costumbres y su vida. Creo que la mayor parte de las cosas que vamos a encontrar es basura espacial. Nosotros mismos ya hemos lanzado transbordadores que se convertirán en basura espacial; ellos seguirán flotando en el espacio. Entonces tenemos que explorar el espacio como si camináramos por la playa. Seguramente encontremos muchas rocas que están allí por razones naturales pero si encontraras una botella de plástico indicaría que hay una civilización cerca.

—¿Temió por la opinión de sus colegas cuando expuso su teoría?
— Tengo una carrera muy larga trabajando con las estrellas, me dediqué a la cosmología, el universo, los agujeros negros y muchas veces me encontré con anomalías que intenté explicar. Cuando encuentro algo que no se comporta de acuerdo a lo esperado en términos de experimentación, intento encontrar explicaciones, las pongo sobre la mesa y veo cuál parece la más certera. Eso hice un año antes de que el ‘Oumuamua fuera visible. Luego apareció y llegué a la conclusión que este objeto era poco común, no era algo que hubiésemos observado antes, como un cometa. No podría haber sobrevivido el viaje y si teníamos que hablar de algo que no habíamos visto antes, por qué no pensar en un origen artificial. La respuesta de la comunidad científica se dividió en tres partes. Hay personas que no practican ciencia y son famosas por sus libros, pero que nunca publicaron un artículo científico y a ellos hay que ignorarlos. Luego hay personas que si estudian ciencia y la mayoría de ellos no son expertos en objetos del sistema solar, entonces prefieren ignorar los detalles y decir que es algo natural porque no quieren salir de su zona de confort. No quieren arriesgar su imagen ni su reputación, prefieren no discutirlo; por ejemplo un científico muy conocido de Harvard me dijo que preferiría que el objeto no hubiese existido. Después estamos quienes nos planteamos teorías y proponemos recoger la mayor parte de evidencia para descubrir qué es, queremos saber si hay más oumuamuas en el sistema solar.

— ¿Hacia dónde debería apuntar la humanidad para hacer mejoras en el área científica?
— Existe un gran tabú entorno a este tema y es uno de los mensajes que me interesa manifestar en el libro. No me preocupa mucho mi reputación, ya tuve cargos muy importantes en mi carrera. Sin embargo, cuando se trata de científicos jóvenes, marcar posiciones diferentes de las del resto de la academia disminuye las posibilidad de conseguir trabajo y eso es realmente una pena. Nos gustaría que talentos frescos entraran en este campo. Si no hay fondos para la investigación de marcas tecnológicas en el espacio, tampoco se puede seguir investigando. Hoy, la situación es similar a pararse en el pasto y decir ‘mirá, el pasto no crece’, así que mis colegas dicen respecto al ‘Oumuamua que es un objeto extraño y que quizás es un objeto extraño de origen natural y ridiculizan cualquier discusión sobre un origen tecnológico. El principal efecto que eso tiene sobre la investigación es que desalienta a las personas jóvenes a hablar y eso es muy malo, porque no querés silenciar las voces de las personas que piensan de manera creativa y fuera de la caja. Cuando Galileo Galilei en el Renacimiento dijo que la Tierra se movía alrededor del Sol lo encerraron y perdimos una oportunidad de hacer que la ciencia avanzara más rápido y lo que aprendimos es que debemos tener la mente más abierta. Lo otro que me frustra de la comunidad académica da lugar a discusiones de temas más populares como los multiversos o universos paralelos, que son cálculos matemáticos que no pueden ser comprobados empíricamente. Pero no investigan en teorías menos difundidas pero que podrían funcionar. Por ejemplo, Albert Einstein se equivocó tres veces en el final de su carrera y eso lo sabemos porque tenemos evidencia experimental. A veces se hacen presunciones o asunciones que están mal y eso es parte de la experiencia del aprendizaje, que debería alentarnos a comprobar nuestras ideas. Con respecto al ‘Oumuamua podríamos comprobarlo si buscáramos más objetos como él y eso no debería ser ridiculizado sino alentado porque es parte del proceso científico.

— ¿Cree que nos han visitado formas de vida extraterrestre?
— Las distancias son muy grandes y la luz tarda cuatro años en llegar de la estrella más cercana (fuera del Sol). Así que esos viajes que muestran las películas de ciencia ficción no son razonables para el ser humano. Creo que lo que está siendo enviado principalmente es equipamiento. Si tuviéramos que buscar en el fondo de nuestra casa, por ejemplo, no lo encontraríamos ocupado por cosas vivas, pero si por objetos. Al ‘Oumuamua le tomó 10.000 años cruzar la Nube de Oort del Sistema Solar; es un viaje muy, muy largo. Eso implica que no está aquí para espiarnos, imagínense dónde estábamos hace unos 10.000 años, no éramos muy interesantes. Pero puede haber sido enviado para ver qué es lo que está sucediendo.

— ¿Qué haría ante una forma de vida extraterrestre?
— Les preguntaría es cuál es el significado de la vida, aunque es muy filosófico. Sin embargo, creo que el lenguaje y la comunicación con ellos es el problema principal. Porque si realmente ellos son más maduros que nosotros, ya tenemos experiencia en la historia de los humanos de lo que sucede cuando dos culturas con diferente nivel tecnológico se encuentran: no termina bien. Así que considero que sería inteligente de nuestra parte que cuando entremos en una habitación llena de extraños, primero nos quedemos callados y escuchemos. Si anuncias tu existencia te enfrentas a riesgos y desafortunadamente llevamos produciendo señales de radio por más de un siglo y si ellos tienen el tipo de radiotelescopios que tenemos nosotros, ya saben de nosotros, nos escucharon y podemos escucharlas a ellos en algún punto.

— ¿Piensa que esas formas de vida se verían diferentes?
—Creo que incluso si la vida en otro planeta hubiese surgido de la misma sopa de químicos que empezó el planeta Tierra, no necesariamente tendrían que verse como nosotros. Es como hacer una torta; con los mismos ingredientes podés hacer distintas preparaciones. Para saberlo hay distintos científicos experimentando en esta área.

Portada del libro Extraterrestre de Avi Loeb (Editorial Planeta)
Portada del libro Extraterrestre de Avi Loeb (Editorial Planeta)

Un libro para curiosos 

Para el astrofísico Avi Loeb, las características del objeto volador que fue avistado en Hawái en 2017 solo dan cabida a una explicación: el Oumuamua, como lo llamaron, constituye la primera evidencia de vida y tecnología extraterrestre. Las implicaciones de esta afirmación para el ser humano son inconmensurables y Loeb se propuso crear un texto destinado a que el público en general conozca la verdad.

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