ENTREVISTA

Manuela Da Silveira, detrás de Monstruo: "Hacer '¿Quién es la máscara?' fue sanador"

La actriz y comunicadora habla del programa de Canal 12 que la coronó campeona, los malabares con su trabajo y los comentarios de la gente

Manuela Da Silveira y Maxi de la Cruz en "¿Quién es la máscara?". Foto: Captura
Manuela Da Silveira y Maxi de la Cruz en "¿Quién es la máscara?". Foto: Captura

No era Sofía Balbi, Catalina Ferrand, Florencia Peña o Soledad Ramírez. Debajo de la máscara de Monstruo, personaje que ganó la primera temporada de ¿Quién es la máscara? se escondía Manuela da Silveira.

La comunicadora llegó a la final con Astronauta (que resultó ser Fer Vázquez) y Gata Espejada (que era Majo Alvarez). El único jurado que sospechó que era ella fue Martín Inthamoussou, que estuvo de invitado. Patricia Wolf, Sofía Rodríguez, Fata Delgado y Emir Abdul nunca dijeron su nombre.

Da Silveira -que en vacaciones de setiembre estará en la obra Balbombú de Jimena Márquez y Alejandro Balbis en el teatro Solís- habló con El País luego de su victoria en el programa éxito de Canal 12.

Manuela da Silveira. Foto: Tana Pozzi
Manuela da Silveira. Foto: Tana Pozzi

—¿Cómo se veía desde adentro del traje de Monstruo?

—Todo se vive desde otro lugar, es una experiencia terapéutica para cualquier persona que está en los medios. Es buenísimo porque recibís pila de cariño sin que nadie sepa quién sos y más porque Monstruo era una máscara muy tierna. Y cuando estaba con Maxi en el escenario, él estuvo todo el tiempo con una mirada ingenua, como de niño chico ya que que no supo nunca quién era ninguna de las máscaras.

—¿Cómo hacías para que no te reconocieran en el canal?

—Cuando estaba ahí fingía otro cuerpo. Caminaba chueca, tenía un andar más masculino, no era simpática y trataba de no hacer muchos movimientos. Intentaba despistar a las personas que se cruzaban conmigo. Siempre llevaba un par de championes que no tengo en ninguna foto de Instagram y que por lo general no uso para que tampoco me identificaran por ahí. Trataba de no dejar pistas. Y pasaba todo el día mirando los zapatos de los otros participantes y después iba a Instagram a ver si quien sospechaba tenía ese taco, por ejemplo. Me divertía eso.

—¿Y te sirvió para algo?

—Le pedí de mil maneras a la producción que me dijera quiénes eran y no tuve suerte. Un día me fui a cambiar y en otro camarín vi los championes de Hueva. Para mí eran de Emilia Díaz porque hasta eran 38, que es lo que calza ella. Le contaba esto a las vestuaristas que nos ponían las máscaras y se mataban de risa. Calculo que se habrán divertido con todos nosotros porque cada uno tenía su teoría.

—¿Descubriste alguna máscara?

—Me pasó de cruzarme con Cactus y había un par de personas que podían ser y por la altura descarté unas ideas que tenía. Tenía teorías y le embocaba en algunas. De la China Suárez me di cuenta porque me tocó grabar con ella el primer día y me acordé de la fecha, fui a su Instagram y vi una foto que me pareció muy Uruguay. Había algo muy de acá y me dije: “es la China Suárez”, aunque al principio pensé que era Tini. Después estaba segura que Malena Castaldi era una máscara, y no. Había personajes que me desesperaba por saber quiénes eran, calculo que a todos les pasó lo mismo.

—Antes de llegar al canal había un protocolo que cumplir. ¿Cómo te fue con eso?

—Pasé muchos nervios. Por ahí estaba en una reunión me llegaba el mensaje de “las guardianas” que eran quienes te avisaban: “Monstruo, la camioneta está por llegar al punto de encuentro”. Y de repente estaba en un Zoom por trabajo y tenía que decir: “bueno, me voy”. Cuando salía de casa, era una sensación de estarle mintiendo al mundo. La primera vez que paró la camioneta estaba en frente a la casa de una de mis mejores amigas y pedí que cambiaran la locación para la próxima. Todas las torpezas posibles me pasaron en la grabación. Un día que estaba haciendo trabajo remoto me encontré con el gerente general de la empresa en la que trabajo en la calle cuando estaba por subirme a la camioneta. Y cuando terminaba de grabar, quedaba ensopada y con el pelo mojado. Tuve una reunión después y no sabés lo que era mi pinta, los pelos parados, un desastre. Lo peor de todo es que no lo podía compartir con nadie más que alguna persona del canal que sabía mi identidad.

Manuela da Silveira en "¿Quién es la máscara?". Foto: Instagram Manuela da Silveira
Manuela da Silveira en "¿Quién es la máscara?". Foto: Instagram Manuela da Silveira

—¿Fue lo más exigente de tu carrera?

—Es un programa muy distinto de hacer y a la vez tener todo ese proceso y construyendo un personaje, aprendiendo a cantar que es algo que me encantaría profundizar. Y hacer todo eso sin que sepan que soy yo, fue sanador.

—Pero tenías que mantener la rutina laboral.

—Antes de ponerme el traje, cuando nos quedábamos en los camarines que armaron, el mío tenía escritorio y trabajaba todo el día hasta que me llamaban. Entonces me tenía que poner el canguro y el casco. De hecho, cuando hablé contigo por una función que hice en el Sodre, te tuve que cortar porque me estaban llamando.

—Me dijiste que estabas en el médico con apendicitis.

—¡Eso era verdad! Por suerte el primer tema, “What’s Up” de 4 Non Blondes, era lento y no me tenía que mover mucho porque todavía tenía los puntos.

—Y en la calle, ¿te preguntaban si eras parte del programa?

—Sí, sobre todo desde que Martín Inthamoussu dijo mi nombre y ahí me preguntaban si era Monstruo. El otro día en un trabajo estaba haciendo de maestra de ceremonias y me gritaban: “Fuera máscara, fuera máscara”. Me mataba de risa pero no podía decir nada, y tampoco podía mentir mucho porque no me sale. Entonces les decía: “me viven diciendo eso, me tienen loca”, lo que era verdad y podía decir. Fue muy gracioso.

—¿Ves La máscara como tu regreso a la televisión?

—No, fue un arreglo puntual que terminó el jueves. Cuando me lo propusieron, algo en mí dijo: “no te prives de hacer esto”. Pensé que me iba a ir antes pero me fui quedando y no pensé que iba a estar en la final, menos ganar.

-—¿Dónde vas a poner el trofeo?

—No sé, recién me lo dieron el jueves porque antes no lo podía tener. Lo voy a mostrar porque lo siento como un premio especial: es un recordatorio de que tengo que disfrutar.

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