ENTREVISTA

Facundo Amestoy de "Bake Off": "No pensé que tenía el potencial para ser el ganador"

El flamante ganador de "Bake Off Uruguay" habló con El País y contó su historia de vida y su participación en el reality de pasteleros de Canal 4

Facundo Amestoy. Foto: Francisco Flores
Facundo Amestoy. Foto: Francisco Flores

"Fue una locura. Cuando anunciaron al ganador estaba aturdido y no sabía lo que estaba pasando”, dice a El País, Facundo Amestoy, el flamante ganador del concurso de pasteleros Bake Off de Canal 4. “Ahora estoy bajando a tierra y disfrutando un poco. A medida que pasan las horas te das cuenta de la evolución y el aprendizaje que tuve”.

Amestoy, de 31 años y padre de dos niños -Dante, de un año, y Octavio, de cinco-, no tenía en sus planes estar en el reality. De hecho, hasta hace cinco años, la cocina no formaba parte de su vida.

Nació en Montevideo, donde vivió hasta los 13, pero la crisis económica hizo que se mudara a Soriano, donde vivía el resto de su familia. Allí fue peón de campo, carpió patios y hasta trabajó con caballos y ganado. “Hice de todo”, asegura con una sonrisa este cocinero que se define como ansioso.

Facundo Amestoy. Foto: Difusión
Facundo Amestoy. Foto: Difusión

Fueron sus tíos los que lo incentivaron a que estudie. “No tenía recursos para estudiar Agronomía o Veterinaria como me hubiera gustado, y no quería molestarlos porque no me gusta depender de nadie”, aclara. Entonces, le sugirieron que estudiara cocina. Para eso, se mudó a Colonia en 2010. Allí trabajó en locales gastronómicos y, durante cinco años, en una fabrica de arneses eléctricos. En paralelo, inició un emprendimiento de pre-pizzas. El negocio comenzó a funcionar, pero la pandemia cambió los planes.

No era la primera vez que tenía que superar una crisis, aunque sí la primera siendo adulto y padre de familia. “Ya toqué fondo y volví a remarla porque no me quedo tirado. Uno porque lo vivió no se da cuenta, pero la gente te lo dice en la calle”.

Tras consagrarse como el primer ganador de Bake Off Uruguay y llevarse un premio de 600 mil pesos, Amestoy dialogó con El País.

—¿En qué vas a invertir el dinero del premio?

—Como estaba sin trabajo, quiero recuperarme e invertir en mi negocio de las pre-pizzas. Hacía la masa a mano en una batea de 10 litros y a veces son 200 pizzas, y te mata el amasar. Por eso una amasadora me va a ayudar.

—¿Y no tenés ganas de dedicarte a la pastelería?

—Mi idea es meterme en el mundo de la pastelería entrando en algún lugar copado con gente que sepa para seguir aprendiendo, capacitarme. Quién te dice que en un futuro pueda poner algo mío, pero será después que adquiera el conocimiento y sepa bien lo que estoy haciendo. No quiero largarme ahora porque sé que todavía no estoy apto para poner un lugar. Por más que tenga el nombre y sea un poco conocido ahora, tenés que tener la experiencia y el conocimiento, porque sino te quemás de entrada.

—En Bake Off empezaste tímidamente, pero en las últimas cinco pruebas fuiste el pastelero estrella. ¿Cómo fuiste ganando confianza?

—Tal cual, fue así porque empecé tímido y cohibido por los demás. Yo sentía que iba con un tenedor, porque pasar de ser cocinero a pastelero hay una distancia muy grande. Para mí fue una escuela tremenda, fui aprendiendo y adquiriendo técnicas, y llevaba mis ideas, que eran un poquito diferentes en cuanto a sabores y combinaciones, y le aplicaba la técnica pastelera. Eso fue lo que me hizo ir escalando y poniéndome a la par. Por eso tuve una evolución dentro de la competencia.

—Sos del interior y viviste en un hotel durante las grabaciones, ¿cómo fue entrenar para el concurso?

—No pude entrenar nada porque era imposible practicar en el hotel. Mi entrenamiento era dentro de la carpa y ahí probaba las ideas, y si salían bien, buenazo, y si me salía mal me podía ir ese día. Sentí que llegaba un momento de la competencia en que si no empezaba a tomar riesgos, no iba a poder marcar una diferencia y me podían pasar por arriba. Las últimas semanas hubo un nivel muy alto en la competencia.

—¿Cuándo te sentiste más confiado?

—Después del segundo delantal empecé a creer más en mí, porque me faltaba tener confianza. No pensé que tenía el potencial suficiente para ser el ganador, mi meta era superarme cada día.

—Tuviste postres muy elogiados. ¿Cómo surgió hacer una torta con yerba mate?

—Tenía que representar el campo y para mí es la charcutería, las conservas y los dulces; y no le podía poner chorizo seco. Tenía que buscar por el lado de los dulces y ya había pensado en el dulce de zapallo; entonces se me ocurrió el mate cocido, que se toma mucho en el campo. Me acuerdo que me convidaba mi abuela y también los peones del tambo, así que pensé en llevar eso a un postre. Se me ocurrió una crema pastelera con una infusión de leche y yerba, lo colé y a partir de eso hice el relleno.

—Era una combinación impensada, pero la elogiaron los jurados.

—Me lo han dicho y me tuve que romper bastante el coco para pensarlo. Lo que podía hacer en el hotel era eso, pensar ideas y anotarlas en un cuaderno para probar las combinaciones en la carpa. Buscaba ideas y recetas en internet, las que me gustaba las aplicaba y si no me resultaba o no me gustaba el resultado, las combinaba con otras que había visto. Así lo fui llevando y terminé con todo un cuaderno escrito con las ideas que iban surgiendo.

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