ENTREVISTA

Laura Falero, antes del regreso de "Normal": "Me interesa generar pensamiento crítico"

Antes de que reestrene "Normal" en el ciclo "Ellas en la Delmira", Laura Falero habló de la llegada del stand-up al Teatro Solís y de la resignificación del espectáculo que creó en 2018

Laura Falero. Foto: Difusión.
Laura Falero. Foto: Difusión.

Este viernes, Laura Falero se convertirá en la primera artista que lleva un espectáculo de stand-up al Teatro Solís. “Todavía no caigo, me tiene muy impactada y contenta”, le comenta a El País sobre la llegada de Normal —la propuesta que estrenó en 2018 en la sala Tractatus— al recinto más prestigioso de Montevideo. “Me ilusiona que esto le brinde la posibilidad de sentirse representadas a mujeres que están comenzando a dedicarse al humor y a la comedia”.

Y que Falero, quien inició su camino en el stand-up en 2010 cuando la escena local veía a la disciplina con una mezcla de asombro y extrañeza, desembarque en una de las salas del Solís con una propuesta que aborda las temáticas de género y diversidad, genera una sensación de conquista por partida doble. Es, como define, el resultado de un largo “trabajo de hormiga” que está dando sus frutos.

Normal, que abre el ciclo Ellas en la Delmira 2022, se podrá ver de viernes a domingo a las 20.00 en la sala Delmira Agustini. Entradas en Tickantel.

—Estrenaste Normal hace cuatro años. ¿Qué descubriste al retomar el texto y qué significa presentarlo en el Teatro Solís?

—Pensaba que había un montón de temáticas que aborda el unipersonal a las que ya habíamos llegado a ciertos acuerdos sociales: cómo entendemos el amor romántico, cómo nos percibimos y cómo nos vemos frente a otras personas. Normal se resignifica todo el tiempo porque, en realidad, seguimos hablando de lo mismo pero de otra manera. Ahora tenemos más información sobre las disidencias y la deconstrucción, que en 2018 eran temas más de nicho en el feminismo, pero que ahora trascendieron para que la sociedad lo charle y llegue a nuevos acuerdos. Además, llevar a Normal al Solís significa que el stand-up conquista un nuevo escenario en estos 15 años que está en Uruguay. Es el fruto de un trabajo de hormiga que hicimos todos para poder generar nuevos espacios y públicos.

—Mencionaste que Normal se resignificó en este tiempo gracias a la nueva información sobre varias temáticas. En cierta medida, se puede hablar de una “nueva normalidad” donde se entiende el concepto de deconstrucción y de disidencias de otras maneras. ¿Qué te producen esos cambios?

—Hay cosas que me sorprenden para bien y que estoy reconvirtiendo en la actualidad porque el stand-up tiene mucho de lo que sucede en el momento. Mi objetivo con este show es que la gente, además de reírse, se vaya con alguna herramienta que la emancipe un poquito. Hay un número que me gusta mucho porque cuestiona el rol del estereotipo de la mujer heterosexual con chistes al hueso; sé que quienes lo vean van a sentir una mezcla de risa y llanto, pero ese impacto es necesario para que podamos ver cómo es el proceso de deconstrucción, que es algo que lleva mucho tiempo porque tenemos que cuestionarnos como seres individuales y en comunión con los demás. El espectáculo muestra que necesitamos seguir cuestionando y problematizando temáticas que aún son difusas.

—¿Qué aspectos sentís que se mantienen igual que en 2018?

—Hay varios. Ayer repasé el show y pensé:“Fah, parece que lo escribí ayer”. Es verdad que se avanzó en que las mujeres y las disidencias tenemos más voz y voto para denunciar y que se nos crea, pero hoy me entero de la violación en masa en Argentina —más lo que pasó hace un tiempo en Uruguay— y me doy cuenta de lo grande que es la falta de educación sexual en el hogar. Tenemos que rever el lugar de dónde vivimos y cómo convivimos con los otros. Por eso, me encontré con un texto muy actual que me hace notar que los procesos sociales son muy lentos y darme cuenta de que, desde que empecé con el stand-up, prácticamente abordo las mismas temáticas.

—¿Cuál es tu misión artística en este momento de tu carrera?

—Lo que más me interesa es generar pensamiento crítico, que a veces es algo que no te da la educación. El objetivo es que la gente se ría y pase bien, pero también generar un hecho performático donde te vas con información para cuestionarte cosas. Con el humor, vos podés explicar el mundo de una manera sana para que todos lo entendamos de una forma empática. Luego suceden cosas maravillosas cuando me acerco a hablar con el público, porque me interesa que lo que planteo sea el puntapié inicial para generar charlas sobre el tema. En este tiempo, he generado muchos vínculos, grupos y encuentros con la gente que me va a ver, y eso demuestra que el humor es una herramienta muy poderosa que puede convertirse en instancias de conversaciones muy profundas.

—Ya que estamos hablando de conquistas, tu primer espectáculo fue Graciosa, donde ironizabas el rol de la mujer como humorista. ¿Sentís que ya es momento de dejar de lado la pregunta de si la mujer ya se ganó su espacio en el humor?

—Creo que sí tenemos la libertad para salir y hacer más cosas, y esa es una conquista que viene muy de a poco. Pero lo que pasa es que los varones no van a shows de mujeres porque está la idea de que las mujeres hacen espectáculos para ellas. De ese lugar aún no hemos salido y eso pasa con todos los rubros, porque es muy difícil que haya hombres que escuchen playlists con música hecha por mujeres. Eso pasa todavía, ¿viste? Igualmente, creo que este es un momento muy rico en la historia de la comedia en las mujeres y disidencias; es una historia que se está escribiendo hace mucho tiempo y que ahora se está asentando. Pero bueno, cuando subo al escenario veo que mi público es de mujeres. Eso cuesta, y eso que hago humor para todos.

—¿Qué sentís que representa para la escena del stand-up que llegues al Teatro Solís?

—Es una conquista que parecía muy muy lejana cuando empecé a hacer stand-up en 2010, cuando ya había una pequeña movida hacía tres años. Me acuerdo de que hablábamos con compañeros y decíamos: “Imaginate cuando el stand-up llegue al Teatro”. Lo veíamos difícil, pero después fuimos llegando a distintos lugares porque varios colegas trabajaron para que esto suceda. Me impacta porque nunca pensé que el género podía estar en el Solís, y eso me genera mucha empatía con el trabajo de Malena Muyala (su directora). Soy muy afortunada de ser la primera persona que hace un show de stand-up en el Solís, y además es en la Delmira Agustini, que le da un ambiente íntimo. Es una alegría.

Reportar error
Enviado
Error
Reportar error
Temas relacionados