ENTREVISTA

Gustavo Garzón: "Cada vez que encuentro una excusa vengo, me hace bien el aire uruguayo"

El reconocido actor argentino habla de "Bufón", el unipersonal que presenta en Teatro El Galpón, también de las series "Angel" y "Barrabrava"

Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé
Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé

Ayer, Gustavo Garzón estuvo en Nueva Helvecia. A la tarde visitó un liceo en la tarde y en la noche tenía previsto una función de Bufón Chejov x Garzón, el unipersonal que protagoniza y que hoy y mañana presentará en la sala Atahualpa del teatro El Galpón. Entradas por Tickantel a 700 pesos.

Es un espectáculo basado en dos obras cortas del ruso Anton Chéjov, El canto del cisne y Sobre el daño que hace el tabaco, un drama y una comedia. Garzón se encargó de hacer la adaptación y sobre el escenario estará acompañado por el violinista Mariano Pesci, quien se encargará del intervalo musical.

Garzón ya estuvo con Bufón en La Cretina porque la idea de representar ese espectáculo en un escenario chico le interesó a Garzón porque es un espectáculo nuevo y, dice, las salas grandes son difíciles de llenar.

“Me pareció que iba mejor en un teatro chico porque desde la aparición del cine, la gente se acostumbró a ver al actor bien grande en la pantalla”, le contó Garzón a El País. “El ir a un teatro grande y ver al actor chiquitito y lejos, me parece que pierde potencia. Me gusta tener al tener al público al lado, siento la cercanía, la mirada, risa y los silencios”.

Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé
Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé

Además, en esas salas porque puede trabajar sin micrófono. “No me gusta tener el aparato colgando que además distorsiona la voz”, confesó. “Hay que tener la voz preparada para hacer teatro, y el micrófono lo siento como una trampa. En un teatro muy grande no te queda otra, sino no te escucha nadie, pero en una sala chica uno puede mostrar su destreza vocal y proyección de la voz, si es que la tiene. Eso lo agradece el espectador porque es la voz humana sin interferencias”.

Sobre esta obra, las series que filmó en Montevideo y el fútbol es esta entrevista con El País.

—Ha hecho cine, televisión y teatro, pero Bufón es su primer unipersonal. ¿Fue un desafío?

—Fueron muchos desafíos juntos: nunca había hecho ni un unipersonal, ni un texto clásico. Y cada función es un desafío en el que trato de estar a la altura de semejante autor y de crecer cada día como actor. Este objetivo de superarse día a día es lo que nos mantiene vivos, curiosos e interesados en algo. Yo le pongo corazón, garra y todo lo que aprendí hasta acá. Más no tengo.

—¿Por qué hacer Chéjov y estas dos obras cortas?

—Nunca lo había hecho y me gusta mucho Chéjov. Aprendí a admirarlo dando clases cuando trabajaba mucho con sus obras cortas cómicas que son de una estructura magistral, además de muy graciosas. Nunca me había propuesto hacerlo, nunca sentí el deseo.

—¿Cuándo llegó ese deseo?

—Cuando leí El canto del cisne que es la primer obra que hago en Bufón. Es una obra dramática sobre un actor en los finales de su carrera que reniega haber entregado su vida al teatro. Me enamoré de esos textos porque me llegaron a las entrañas y creo que lo mejor que uno puede hacer a la hora de abordar un espectáculo es partir de su propia emoción. No especulo si a la gente le va a gustar, pienso si me gusta a mí, eso es lo que nos mantiene felices en la vida. Salvo aquellas cosas para las que me convocan, mis proyectos de autogestión surgen de mi necesidad como artista de decir o hacer ciertas cosas arriba del escenario, una película o un programa de televisión.

—De hecho, filmó dos series en Uruguay...

—Sí, y tuve la suerte de venir dos veces. En 2021 estuve tres meses y este año fue un mes seguido haciendo la serie, dando clases en La Escena y haciendo este Bufón. Tuve la suerte de curtir mucho Montevideo y conocerla. La segunda vuelta viví en el barrio Palermo y pasaba la comparsa por la puerta de mi casa. Aprendí a gustar de la murga, la comparsa y la rambla y de les uruguayes que son tan amables. Me siento muy a gusto cada vez que vengo a Uruguay. Empecé de grande a venir pero ahora cada vez que encuentro una excusa vengo porque me hace bien el aire uruguayo.

Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé
Gustavo Garzón. Foto: Leonardo Mainé

Angel se va a ver por TV Ciudad. ¿Cómo fue participar en un proyecto colaborativo?

—Sí, colaboró en la producción el canal y se va a dar por ahí. Salvo Antonella Costa y yo que somos argentinos, todos los demás son uruguayos en el equipo. Angel es una serie muy poderosa, políticamente incorrecta, arriesgada y donde se van a ver y escuchar cosas como no ocurre en ninguna serie de ninguna plataforma.

—¿A qué se debe eso de políticamente incorrecto?

—Al lenguaje de Manuel Soriano. Es un gran autor argentino que hace 20 años que vive en Uruguay y tiene un humor muy particular, desfachatado pero inteligente. Por ahí dice lo que no se suele escuchar pero alguien lo tiene que decir. Valoro mucho a esa gente que da el salto en el arte. Hacer lo que no hacen todos, cambiar, ser original.

—¿Desde cuándo tiene esa idea?

—Siempre me aburrió decir lo que repiten todos, decir lo que el público quiere escuchar porque está de moda. Para eso está la televisión que busca rating y dice lo que la gente quiere escuchar para mantener el encendido. Nosotros no medimos por rating, tenemos mucho menos público que la televisión, pero los pocos que nos van a ver pueden ver la valentía de hacer cosas diferentes o que no están de moda. por ejemplo, hacer Chéjov. Hoy hacer teatro clásico es una rareza.

Barrabrava es distinta, se va a estrenar en Amazon Prime Video.

-Es intensa, fuerte. La filmamos con la hinchada de Nacional que hicieron de extras y alguno hasta tuvo un papel. Yo hago del jefe de la barrabrava y fue meterme en un mundo.

—¿Sos futbolero?

—De chico era más pero el exceso de pasión por el fútbol me terminó dando un poco de fobia. Me molesta que el fútbol sea más importante que todo en la vida de los argentinos, y llegó un momento que me saturó. Me parece que está un poco excedido el tema, y por eso solo pongo la televisión para distraerme. Por supuesto que tengo la camiseta puesta para el mundial. Tenemos un equipazo y agárrense que nuestra selección se lo merece. Si bien me parece que la parte periodística está demasiado inflada y la pasión es exacerbada al punto que cuando juega la selección se suspenden las clases. Me parece un disparate, porque es como decirle a los chicos que el fútbol es más importante que la escuela.

—Todo en Argentina está un poco exacerbado.

—Todo está al límite de la locura. La política también está exacerbada, el odio, los discursos asquerosos. No tiene límite el discurso político en Argentina, sobre todo en los medios de comunicación que están muy virulentos como algunos políticos, y la Justicia colabora para que todo sea un disparate. En fin, no es un buen momento para la política argentina, ojalá se calmen las aguas y podamos discutir de política como personas civilizadas y discutir proyectos políticos y no ocuparnos de demonizar personas o desprestigiarlas para conseguir votos.

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