ENTREVISTA

Carlos Portaluppi con El País: "El teatro es el lugar donde me siento más cómodo"

El actor argentino dialogó con El País antes de las tres funciones de "Me duele una mujer", que presentará este martes y miércoles en El Galpón

Carlos Portaluppi y Nicolás Cabré en "Me duele una mujer". Foto: Difusión.
Carlos Portaluppi y Nicolás Cabré en "Me duele una mujer". Foto: Difusión.

Carlos Portaluppi es uno de los actores argentinos con más actividad en las pantallas. Aparece en los éxitos de Netflix El Marginal, Diario de un gigoló y Casi Feliz; y es parte de Días de gallos y María Marta, el crimen del country, dos series de HBO Max. Por si fuese poco, la semana que viene se lo podrá ver en las salas de cine con Argentina, 1985, la prometedora película protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani.

Sin embargo, durante su diálogo telefónico con El País prefiere poner el foco en el teatro. Es que hoy y mañana llegará a El Galpón de la mano de Me duele una mujer, otro de sus proyectos, que protagoniza junto a Mercedes Funes y Nicolás Cabré. “Estoy contentísimo de volver a Uruguay. La última vez que estuve allá fue con Perfectos desconocidos, que presentamos antes de la pandemia”, dice.

Y si bien pasaron tres años desde aquella última visita, Portaluppi se ríe cuando se le pregunta sobre el reencuentro con el público uruguayo. “No es tanto un reencuentro porque acá están viniendo muchísimo. ¡Es fatal la cantidad de uruguayos que nos vienen a ver! Es una gran alegría”, comenta. “Cuando hacemos Me duele una mujer en el Teatro Metropolitan, acá en la Calle Corrientes, salimos a saludar y a sacarnos fotos y siempre hay 10 o 15 uruguayos. ¡Es un montón!”.

Quienes no viajaron a Buenos Aires tendrán tres oportunidades para ver Me duele una mujer. Hoy habrá dos funciones (a las 19.30 y a las 21.30) en El Galpón y, mañana, otra a las 21.30. Las entradas se consiguen en Tickantel, y los precios van de 1200 a 1800 pesos.

La historia escrita y dirigida por Manuel González Gil tiene como disparador a “El amenazado”, el célebre poema de Jorge Luis Borges que cierra con la frase: “El nombre de una mujer me delata, me duele una mujer en todo el cuerpo”. La inspiración está, como sugiere el título de la obra, en el amor no correspondido. Miguel Sánchez, el personaje interpretado por Cabré, es un joven profesor de filosofía que se separó hace unos meses y que quedó tan afligido por la pérdida que ve a su expareja en todos lados.

Es tanta la tortura psicológica que decide acudir a una terapeuta (interpretada por Funes) para tratar de superar el dolor. “Mi personaje, Martín, es una especie de alter ego que lo acompaña a las sesiones”, explica Portaluppi. “No es alguien real, sino que está en su cabeza, y lo ayuda a decir todo lo que no puede poner en palabras. Gracias a ese empuje es que va superando esa situación tan difícil. Me duele una mujer es una obra deliciosamente escrita por González Gil y tiene mucho humor y situaciones verdaderas”.

Al respecto de la identificación del público con la propuesta, el argentino dice: “¿Quién no tuvo un amor no correspondido? Es algo que, claramente, te identifica de entrada. El público ya conoce ese sentimiento porque sabe que es una de las situaciones de dolor más grandes del mundo. Podés haber perdido a un familiar o a un ser querido y eso es algo absolutamente doloroso, pero el amor no correspondido te pega mucho porque te pega en el ego. Te destroza tanto como cualquier pérdida”.

—Ya que mencionaste la recepción del público, ¿qué te brinda el teatro que no te pueda dar el cine o la televisión?

—El teatro es como la madre del asunto. Yo me formé en el teatro independiente y he estado en varios sótanos de Buenos Aires para ir construyendo mi espacio. El teatro es el lugar donde me siento más cómodo porque tenés esa cosa de la inmediatez y de la comunicación con el público. Es que sin ellos no somos nada y el teatro —a diferencia del cine o la televisión— te da la posibilidad de interactuar emocionalmente con lo que sucede en la sala para modificar o generar pensamiento o empatía a partir de lo que le sucede a tu personaje.

—En una entrevista mencionaste que el inicio de tu oficio se remonta a la época en que moldeabas tus emociones en base a lo que veías en un cuadro pintado por Luis Arata. ¿Qué tenía de especial esa imagen que mirabas durante horas cuando tenías seis años?

—Es que claramente esa pintura hecha por Luis Arata, uno de los grandes actores del cine de oro argentino, me ayudó a descubrir mi sensibilidad. Inconscientemente, me di cuenta de que podía actuar y manejar mis emociones a partir de lo que me provocaba esa pintura. Si me centraba en la expresión de ese actor de circo criollo solitario que comía un plato de arroz y estaba rodeado por tres perros, la imagen me generaba mucha angustia;pero si miraba la apertura de la carpa de circo que estaba atrás, entonces entraba en ese mundo mágico que de a poco empezaba a conocer. Frente a esa pintura podía imaginar todo lo que sucedía en la escena y, según veo ahora, podía entrar como actor a esa sensibilidad necesaria con la que tengo que conectar al momento de contar una historia. Este trabajo se trata de ver, ser y creer lo que uno hace con la misma intensidad que cuando era un niño; no hay mentira en el momento en que un niño agarra una escoba y cree que puede volar. Y esa misma intensidad es la que busco cada vez que trabajo con un personaje.

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