PERFIL

Ricardo Fort: el heredero que se volvió estampita, meme, podcast e ícono popular

El estreno del podcast documental "Basta chicos: la vida de Ricardo Fort", conducido por el youtuber Damián Kuc, despertó una nueva fiebre en torno al personaje mediático

Ricardo Fort. Foto: Archivo El País.
Ricardo Fort. Foto: Archivo El País.

"Cuanto más hablen de mí —mal o bien—, saquen la foto que saquen o hagan lo que hagan, le siguen dado prensa a Ricardo Fort. Y eso me divierte”, le comentó el mediático más recordado de la televisión argentina a Sábado Show en 2010. “Si no les gusta Ricardo Fort, ¿por qué siguen hablando de él? No pueden”. Y, a casi ocho años de su muerte, ambas frases describen la fascinación inagotable en torno al personaje devenido en meme.

Pasó de ser el villano favorito de la televisión rioplatense a convertirse en la estampita religiosa a la que le rezan varios adolescentes —lo confirmó Martita, una de sus hijas— antes de rendir un examen. Su fama se basó en esa exageración constante y en el juego con lo bizarro, que se vuelve irresistible. Era aquel hombre musculoso que viajaba en Rolls Royce, el que usaba tapados de piel en su avión privado, el que gritaba “Maeameee” y el que se movía siempre con guardaespaldas. Era el producto perfecto para la televisión argentina, que tiene en estos seres mediáticos, la base de su dieta.

Pero, ¿por qué ese personaje al que todos amaban odiar ahora vive en memes, stickers de Whatsapp, un montón de frases adquiridas —¿qué millenial no gritó: ‘Mamá, cortaste toda la looz’ cuando hay apagón?— y cientos de productos de merchandising?

Eso es lo que trata de desvelar el youtuber argentino Damián Kuc, encargado de Historias innecesarias, en el podcast Basta chicos: la vida de Ricardo Fort, disponible en Spotify.

Son 10 episodios de poco más de media hora, donde se repasa con lujo de detalles la estrafalaria vida del heredero chocolatero que falleció en 2013 a los 45 años. “Quería entender esa fascinación con este personaje que es la punta del iceberg de cierto consumo de masas, del que nos atrae su extravagancia pero una vez que te interiorizás, es la historia de un nene grande que siempre quiso ser famoso y lo logró”, le explicó Kuc a la agencia Télam.

Para desmenuzar el fenómeno Fort, el youtuber se basó en 30 entrevistas a familiares, periodistas, amigos y amantes, que se animan a aportar su visión. La más clara es la de Luis Ventura. “Él era parte de la farándula, que son esos personajes mediáticos que sin hacer nada son populares”, explica. “Es esa gente que sale de lo común y que tiene claro lo qué tiene que vender. El talento es independiente”.

Y eso es lo que definió a la vida de Fort. Sabía perfectamente cómo venderse. Su estrategia era la ostentación constante y el coqueteo con el personaje odioso, pero detrás había una persona que luchaba por ser aceptada. “Me da ternura la lucha por su sueño”, comentó Kuc. Y en varios de los episodios de su podcast se explican los motivos. Él, que siempre luchó contra el rechazo de su padre por ser homosexual, veía en los aplausos y en los focos ese abrazo que nunca tuvo.

Ricardo Fort. Foto: Archivo El País.
Ricardo Fort. Foto: Archivo El País.

Anhelaba ser un artista respetado, y por eso grabó un disco, produjo teatro y musicales, y tuvo su talk show. Pero el personaje fue más fuerte. Y cuando descubrió que el talento no era suficiente para ser reconocido, Fort aceptó exponer su vida. Creó su reality show, entró a Showmatch, se peleó con todo el mundo y dejó que jugaran con su sexualidad. “Todo fue pérdida en su vida”, asegura Guido Süller, su primer amor. “Las obras de teatro, su perfume, su libro, su programa de televisión; él tenía éxito como mediático”.

Y con ese personaje construido en torno a las incontables polémicas —desde su casting para conseguir novia en Showmatch hasta sus duras discusiones con "La Mole" Moli—, Fort alcanzó la fama. La mantuvo hasta 2013, cuando falleció a causa de unas cuantas complicaciones médicas. En la última etapa de su vida, ofreció una entrevista con el programa Hacete de Oliva en la que mostró su costado más honesto. "Yo entreno desde que tengo 16 años levantando pesos muy fuertes (...) Mi físico fue siempre lo primero y por lo cual la gente me aceptaba y me admiraba", reveló. "Después, con los años, entendí que no era lo importante, hice una transición y para que me admiren empecé con mi arte y mi canto".

Sobre el final de aquella entrevista, reveló que las secuelas de sus operaciones de espalda eran tan dolorosas que lo sofocaban. "Es tanto el sufrimiento que tengo que no me pego un tiro porque tengo dos hijos", reveló, casi a las lágrimas. Meses más tarde, falleció en una clínica bonaerense debido a un paro cardíaco después de una masiva hemorragia en el estómago. La noticia llegó a las tapas de revistas y a los programas televisivos de ambos lados del Río de la Plata. 

Sin embargo, a casi ocho años de su muerte, Fort todavía vive gracias a las redes sociales. “La gente se quedó con su parte más divertida y colorida”, dice la periodista argentina Nieves Otero en el podcast de Spotify. “Es lo consumen los chicos más jóvenes que no lo vieron en televisión y que no hubieran aceptado al Ricardo que negaba su sexualidad o su pelea con Flavio Mendoza”.

Como explica Kuc, el renacimiento de Fort llegó gracias a la red social Taringa!, donde varios usuarios lo idolatraban de manera irónica. Así nació el meme de “El Comandante”, inspirado en la imagen que lo muestra como el Che Guevara. “Se transformó en el Dios de la comunidad”, explica su creador. “Pero las cosas se salieron de control”. Así nacieron los memes, el uso de sus viejos tuits y un variadísimo merchandising que va desde medias con su cara hasta remeras con sus frases más memorables.

Incluso, se está preparando una serie sobre su vida, que aunque no deje de generar batallas mediáticas en torno a sus posibles protagonistas, cumplirá uno de sus sueños. “Yo siempre supe que iba a ser famoso, que me iba a morir joven y que luego iban a hacer una película de mi vida”, dijo Fort hace años.

Lo que empezó como consumo irónico, se transformó en un fenómeno. Aunque no es recordado como el artista que siempre quiso ser, su estatus de icono lo hace único.

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