Entrevista

El País con Susana Giménez: "En Uruguay mis días son muy felices, de paz total"

La diva argentina participó del America Business Forum en Punta del Este y en una entrevista exclusiva contó su experiencia con el Covid, cómo la tratamos en Uruguay y cuándo vuelve a la televisión

Susana Giménez camina por el escenario del America Business Forum y el público estalla. Parece que estuviera en el teatro, haciendo una entrada triunfal como en sus tiempos de vedette, sin embargo en cierto momento divisa a su familia sentada en primera fila en el público y para; alguien le dice algo que no la convence y hace una mueca de disgusto; gesticula; se ríe y vuelve a mirar al resto del auditorio. A todos nos es imposible dejar de mirarla.

Giménez adoptó Uruguay como residencia estable durante la pandemia y fue donde se vacunó, donde se contagió de COVID y donde se recuperó. Es lectora diaria, confiesa de El País “para mantenerse informada” pero aclara “Esto no es un chivo, eh”. Y vuelve a reírse

Susana Giménez
Susana Giménez en el America Business Forum. Foto: Ricardo FIgueredo

Está soltera, contó en su charla con Ismael Cala, y ya no busca el amor o una relación estable, aunque tampoco se define como una persona “asexual”. Ya está, dice, en una etapa en la que no quiere compartir sus espacios.

Con desparpajo asegura que para ella es un orgullo ser una mujer acaudalada porque ella cuando era joven se propuso ser una “vieja rica”. Y hoy es una señora rica.

Así es Susana Giménez, o simplemente Susana como todos la conocemos, una diva a medio camino entre la superestrella y la mujer terrenal, que habla sin filtro de lo que siente y le pasa.

Es viernes a la tardecita, tras bamballinas del America Forum camina rodeada de varios guardaespaldas y un séquito de maquilladores, peluqueros, estilistas, familiares e, infaltables, sus asistentes.

Nada queda librado al azar: cuatro hombres entran cargando unas luces en forma de tubo para que en todas las fotos, Susana salga perfecta. A ella le preocupa eso.

“¿Cómo salí?”, es lo primero que dice al ponerse a hablar con El País y aunque todos le aseguramos que estaba perfecta, ella lo niega con la cabeza. “¿Te parece?”. dice. “Para mí había mucha luz desde arriba”.

Su populoso entorno controla todo. Que tiene tantos minutos antes de irse, que no diga cosas en un ataque de espontaneidad y que todos sigan los lineamientos marcados por el equipo de producción. Es difícil imaginar un momento en el que pueda estar sola, aunque durante la entrevista con Cala, confesó que al ser la manager de su propia vida y carrera muchas veces, justamente, se siente sola.

Su hija y su nieta la acompañan en una sesión de fotos para una revista en un set improvisado dentro de una sala de prensa y mientras posa ella dice “yes”, “ajá” y su clásico “mi amorrr”, todo con una naturalidad muy de ella. Sus asistentes la miran y evalúan. Ella sigue posando y riéndose dispuesta a repetir las fotos que sean necesarias.

La cámara se acomoda y el micrófono se enciende y Susana dedica, aunque por breves minutos, una atención total a la persona con la que habla. Ahora, por ejemplo, le toca a El País.

—¿Cómo es un día de Susana Giménez en La Mary?

—De paz total. Podría ser en La Mary o en el Tíbet con el Dalai Lama: todo es alegría. Hay veces que grabo cosas o hago comerciales pero por lo general me levanto, llevo los perros a correr, voy al lago a darle de comer a los patos y a las carpas. Paso mucho con los perros mientras corren, veo qué flores tengo, compro algunas, podo y hago de todo. Después leo. Mi hora de lectura empieza a las seis de la tarde y no puede haber ni un ruido en la casa. A veces no lo consigo pero exijo silencio total. Después, alrededor de las siete y media a las ocho, me voy a correr cinta y hacer ejercicios. Después del COVID estuve trabajando con un profesor, pero ya no. Después a la noche veo los noticieros para ver cómo anda todo, me acuesto y veo una serie. Me duermo muy tarde, esa es la macana pero mis días son felices. También juego mucho a las cartas u otros juegos, o recibo amigos. Ahora que en noviembre abren las fronteras podrán venir a visitarme amigos porque todos quieren venir.

—Hablando de amigos, se dice que inaugurará la temporada de Por el mundo con Marley...

—Si, tengo que irme a Miami. ¡Ay Dios mío! Marley siempre me convence de todo y es como una cábala, que yo sea la primera invitada de su programa. Es muy divertido, me río muchísimo y hemos recorrido países increíbles. Estuvimos en China, Japón, India, qué se yo, lugares insólitos que me encantaron. En Australia me hizo subir 1800 escalones en el puente más alto del mundo, casi lo mato en la mitad, pero bueno siempre es divertido. Es un amigo, lo amo, es una persona maravillosa y nos divertimos mucho.

—¿Qué hay de cierto en la posibilidad de que visite la mesa de Mirtha Legrand?

—Me enteré porque lo leí. Mirtha desgraciadamente en este momento no está bien pero se está recuperando. Es una mujer de una fuerza increíble, una ídola, yo la amo. Yo soy de la familia. Siempre decimos que somos familia porque es bárbara, irrepetible. Pero no sé si vuelve a la televisión y no sé si el canal que me dejaría. Creo que sí pero no sé más. Estos días hablo con los chicos, porque ella está en terapia aunque creo que ya la pasaron a su habitación, así que mañana ya la voy a llamar.

—¿Qué pasa con su propio regreso a la televisión?

—Es el año que viene, este año ya no. Haré un par de cositas. Pero el programa es el año que viene. Luisito (le habla a Luis Cella, su productor): ¿cuándo empezamos a grabar? En marzo recién, así que me quedo acá. Voy a Miami, me quedo un poco y vuelvo para acá.

—¿Cómo la recibimos los uruguayos?

—Agradezco que me reciban tan bien. Que sean tan cariñosos, tan amorosos. Todo es siempre una sonrisa. La verdad es que me siento como en mi casa. Pero esto no es algo solo de ahora, hace muchos años que vengo, muchísimos, y siempre fue igual son adorables y aparte tienen un presidente muy envidiado.

“Susana ya nos tenemos que ir”, interrumpe uno de sus asistentes y se la lleva acompañada por ese séquito. Y saluda a su público ese que la quiere como solo se quiere a una diva y no puede dejar de mirarla.

CENA PRESIDENCIAL

Su cena con el presidente Lacalle Pou

En la noche del jueves, Susana Giménez recibió al presidente Luis Lacalle Pou en la Mary, su residencia puntaesteña.

Según supo El País, la cena se gestionó para que ambos se conocieran por la gran admiración que la estrella argentina siente por el presidente.

Además de Lacalle Pou y Giménez estuvieron presentes Ignacio González Castro, organizador del America Business Forum y conductor de El legado en Canal 10, y Luis Cella, productor histórico de Susana.

La cena fue muy íntima y fue extraoficial, según le confiaron a El País.

El presidente Lacalle fue el primer orador del America Business Forum ante 3.500 personas.

coronavirus

La historia de cómo se contagió COVID-19

En la charla con Ismael Cala, Susana Giménez, explicó que se contagió de COVID-19 en junio debido a que no obligó a todo su personal a vacunarse . Hoy se arrepiente de esa decisión. “Los únicos que no se contagiaron fueron los perros, no sé quién les daba de comer pobrecitos”, relató. Sobre el miedo que sintió al cursar la enfermedad dijo que lo que más le afectó no fue en su físico, sino en su psiquis.

“El cuerpo no me dolía, pero tenía terror y eso era lo peor de todo”, dijo. “Mi médico me decía: ‘Susana no te vas a morir porque tenés una dosis de Pfizer’ . Por suerte me vacuné en Uruguay”. Giménez aseguró que ahora agradece todos los días estar viva pero que al principio se encontraba muy sensible y “lloraba por todo”.

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