ENTREVISTA

Alejandro Camino: la tele, su anécdota con Fernando Morena y el "banquito" de Berugo

El comunicador repasa su carrera en televisión que se extiende por tres décadas donde ha hecho de todo, desde programas familiares a periodísticos

Alejandro Camino
Alejandro Camino. Foto: Francisco Flores.

Alejandro Camino es una de esas caras asociadas a la televisión uruguaya desde hace casi tres décadas. Hizo programas para la familia, hizo periodísticos, fue panelista y este año se animó a las cocinas de Masterchef Celebrity.

"La experiencia de Masterchef fue hermosa porque me permitió volver a encontrarme con un montón de gente que uno conoce, aprecia y admira", dice a El País. "Encima aprendí a cocinar distintos platos con insumos que nunca había usado. Y como si fuera poco respaldado por una producción televisiva de muy alto nivel. Por lo tanto veo que todo lo que pasó allí fue bueno y satisfactorio". Su pasaje por el reality de gastronomía de Canal 10 ya terminó.

Pero aunque es una figura de la tele, su llegada a los medios fue a través de la radio, con un efímero ciclo en CX 30 La Radio. Se llamó El cuento corto de La 30 y "duró lo mismo que un cuento corto", cuenta entre risas.

Alejandro Camino en "MasterChef Celebrity Uruguay 3". Foto: Captura de Instagram
Alejandro Camino en "MasterChef Celebrity Uruguay 3". Foto: Captura de Instagram

A la conducción de El Club de Tom y Jerry, que se emitió entre 1993 y 1995 por Canal 10, llegó después de que los productores lo vieran en un aviso de alfajores. "Al parecer interpretaba el personaje con eficiencia", comenta Camino, formado como actor en la Escuela de Artes Escénicas del Teatro El Galpón.

Alejandro Camino
Fue conductor de Tom y Jerry de 1993 hasta 1995, en Canal 10.

De sus primeros pasos y de todo su recorrido profesional, esta charla.

—Tu primer programa fue El club de Tom y Jerry. ¿Ahí notaste que eras una figura conocida para la gente?

—De la época de El club de Tom y Jerry, una de las cosas que recuerdo sucedió mientras estaba en el Estadio Centenario. Alguien me toca el hombro, me saluda y me dice: “Te quiero decir que te veo todas las tardes y me gusta mucho lo que hacés”. Me doy vuelta y era Fernando Morena. Yo no soy de Peñarol, pero quedé helado y le dije: “Está mal, esto debería estar pasando al revés”. De ahí en más hemos mantenido un lindo intercambio que incluyó entrevistas y encuentros en distintos lugares. Esa historia y muchas más me ayudaron a entender la dimensión que tenía el estar en televisión.

—Otro programa que condujiste fue Sote. ¿Qué recordás de aquel formato bien familiar?

—Recuerdo que en el primer programa me dio la bienvenida Berugo Carámbula, que ya conducía Bien de bien en Canal 10 e ingresó al estudio saludando y elogiando mi trabajo, pero también marcando que había algo que tenía que corregir. Sacó un banquito en el que me invitó a pararme por mis pocos centímetros de estatura. Le agradecí y le dije que ni aunque pusieran una escalera iba a llegar a la estatura de él.

Alejandro Camino

—Igualmente supiste hacerle la suplencia a Carámbula, justamente en Bien de bien.

—Sí, fue en el último año de Bien de bien, en 2001. Berugo tuvo que abandonar el programa por cuestiones de salud y el canal me propuso sustituirlo. Les dije que agradecía mucho la propuesta, que era un honor, pero que no podía aceptarla sin hablar con él. Fui a una oficina, lo llamé y le dije: “Berugo, me ofrecen esto, y antes de aceptar quiero saber qué pensás”. Él me pidió que aceptara. Fue ahí que entendí que si bien uno tiene derecho de ocupar distintas funciones en un trabajo, nunca debe aceptarlas sin antes escuchar la opinión de la persona que antes ocupaba ese mismo lugar.

—Otra cosa que tuviste en tele fue una faceta distinta conduciendo Diapositivo, por VTV. ¿Cómo surgió ese periodístico?

-Ese programa lo hicimos del 2002 al 2006. Era un periodístico con fuerte énfasis en lo político, y me animo a decir que fui el primero en hacer un programa mañanero con una carga política; hoy es algo común. En aquella época los programas de la mañana hacían hincapié en el zodíaco, y te enseñaban cómo peinar perros y esas cosas. No critico que existan, pero no me sentía habilitado para hacerlo. Asumí esa responsabilidad sabiendo que tenía que darle un cambio al rumbo de mi carrera en la comunicación. Por suerte VTV lo entendió.

—Además de ser un programa que abordaba cuestiones políticas, tuteabas a los entrevistados.

—Sí, eso asombraba mucho en mis entrevistas, y llegaban muchos comentarios, algunos favorables y muchos desfavorables. Es una postura que todavía mantengo: si a una persona la tuteo con el micrófono apagado, no veo las razones por las cuales hay que tratarla de usted con el micrófono encendido. Desde entonces los tiempos han cambiado y ya no resulta tan sorprendente que un entrevistador tutee a su entrevistado. El único que rompía un poco eso era Omar Gutiérrez.

Momento en que Zubía saca su arma durante el programa "La mañana en Camino".
Momento en que Zubía saca su arma durante el programa "La mañana en Camino".

—Después de Diapositivo comenzaste a hacer La mañana en Camino en Diamante FM, que ya lleva 16 temporadas al aire. Recuerdo un momento tenso que se vivió cuando entrevistaste al entonces fiscal Gustavo Zubía, quien sacó un arma.

—En estas temporadas han pasado una infinidad de cosas que merecen ser contadas. Entrevisté prácticamente a la totalidad del sistema político, a quienes estaban en el gobierno y la oposición. También figuras del ámbito nacional e internacional, y una lista enorme de escritores, algunos que ya no están, como Tomás de Mattos, Eduardo Galeano o Mario Benedetti. Artistas y académicos han venido, y sí, han pasado cosas extrañas. El exfiscal sacó un arma durante el programa, pero recuerdo un momento gracioso y tenso cuando le ofrecí café al hijo y la viuda de Pablo Escobar. Les dije como chiste que esperaba que el café, para un colombiano y de esa familia, estuviera rico. Andá a saber qué me podía pasar si no les gustaba el café.

Alejandro Camino y Fernando Marguery
Alejandro Camino y Fernando Marguery

—De los programas para toda la familia y de los periodísticos, en este último tiempo fuiste panelista en Esta boca es mía. ¿Te costó adaptarte a ese tipo de show?

Esta boca es mía me vino bien porque por mi trabajo en la radio en la mañana, estaba metido en los temas diarios y la propia dinámica del programa me ayudaba a obtener contenidos para la radio, se retroalimentaban. Me resultó muy agradable participar del programa porque por mucho tiempo me veía obligado, con los tiempos más sintéticos de la televisión, a tratar de emitir opinión sobre diversos temas. Tengo la hipótesis de que a lo largo de casi cinco años que integré el panel, la opinión siempre la expuse con vocación democrática y de diálogo. Todo bajo la lógica del entretenimiento en el buen sentido de la palabra, pero nunca jamás cruzando la barrera del respeto. Esa forma, esa mirada, por lo visto dejó de ser útil al objetivo del programa, y por eso me dijeron que mi trayectoria en Esta boca es mía había llegado a su fin. Hay personas que piensan que eso ocurrió por lo que opino, pero tiendo a creer que es más por cómo expreso lo que digo.

Reportar error
Enviado
Error
Reportar error
Temas relacionados