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Primavera 0: Gorillaz, Nathy Peluso y Zeballos le devolvieron el baile y el pogo al Antel Arena

Este jueves, el festival Primavera 0 llegó al Antel Arena para celebrar su décimo aniversario de la mano de una noche repleta de energía y momentos memorables 

Gorillaz en el Antel Arena. Foto: Estefanía Leal.

Era la fiesta musical que tanto se necesitaba. Esa que, cuando se suspendieron los espectáculos públicos en marzo de 2020, uno anhelaba recuperar lo antes posible y temía que se perdiera para siempre. Sin embargo, tuvieron que pasar más de dos años para que el pogo, el baile y la celebración sin restricciones sanitarias volviera al Antel Arena, el recinto cerrado más grande de Uruguay, de la mano del festival Primavera 0

Es que los shows que brindaron Gorillaz, Nathy Peluso y Zeballos en el décimo aniversario del festival organizado por Gaucho —ese que ya trajo a figuras como Iggy Pop, Nick Cave y The Pixies— fue un retorno a esa "vieja normalidad" que había quedado en suspenso. El aforo fue del 100 por ciento, no se requirió certificado de vacunación, los tapabocas dejaron de ser obligación —es más, apenas se vieron— y regresó el campo de pie. Por lo tanto, el pogo, el baile desprejuiciado, los abrazos entre amigos, los pechazos de aquellos que se imponen para acercarse al escenario y hasta la cerveza que se vuelca por accidente volvieron a ser parte del clima de un festival. Y ese es todo un acontecimiento.

Es por eso que a las 20.30, cuando Nathy Peluso salió a escena —luego del breve pero enérgico set del uruguayo Zeballos— para interpretar "Celebré", una de las joyas de su disco Calambre (2020), el rugido del público fue aún más significativo. La argentina, que en 2019 había brindado un show memorable en La Trastienda, llegó al Antel Arena para demostrar nuevamente por qué es una de las figuras más trascendentes de la nueva escena de la vecina orilla.

Nathy Peluso en el Antel Arena. Foto: Rodrigo Guerra.
Nathy Peluso en el Antel Arena. Foto: Rodrigo Guerra.

Lo hizo con una propuesta de gran despliegue escénico y musical, que se vistió de tintes experimentales. Moviéndose por todo el escenario, bailando con una energía eufórica —herencia directa de su formación en teatro físico— y cantando casi que con furia a los éxitos "Corashe", "Sana Sana" y "Business Woman", reimaginó su repertorio para ganarse al público, que vitoreó su nombre en varias ocasiones.

Lo más llamativo de su presentación de una hora —que llegó a la cúspide con el canto colectivo de su sesión con Bizarrap— fue que interpretó sus canciones con la misma libertad con la que se movió en el escenario. Moldeó, jugó y recreó la melodía de sus canciones, aprovechó al máximo el valor expresivo que brindan los melismas y los matices, y le dio espacio a que su banda —formada por siete músicos— presentara nuevos y enriquecedores arreglos de temas como "Buenos Aires", "Ateo" y "Mafiosa". El cierre, con su gran versión de "Vivir así es morir de amor", fue todo un acierto y dejó al público listo para lo que se venía.

Con un notorio recambio generacional en las últimas filas del campo del Antel Arena, a las 22.00 le llegó el turno a Gorillaz, los protagonistas de la grilla. Y si Nathy Peluso concentró la mayor parte de la energía de su presentación en sus vigorosos movimientos, la banda liderada por Damon Albarn hizo del intercambio con el público su combustible.

Con las clásicas animaciones de Jamie Hewlett ocupando la pantalla gigante del Antel Arena, el grupo ficticio celebró su regreso a Uruguay con un recital imborrable. Al igual que aquella noche de 2017 en el Velódromo Municipal, salieron a escena con “M1 A1” y, en cuestión de segundos, se metieron a los espectadores en el bolsillo. Entre gritos ensordecedores de fanáticos con camisetas de las caricaturas más populares del rock, la imagen de Albarn saludando a los uruguayos con los brazos elevados fue lo primero que resaltó.

Apenas comenzó a tocar su guitarra eléctrica a un ritmo frenético, desató un pogo que se extendió durante buena parte del show de dos horas. Para la segunda canción, "Last Living Souls" —uno de los clásicos del disco Demon Days, de 2005—, el británico ya había esbozado unas palabras en español y se había abalanzado sobre los espectadores de las primeras filas para cantar junto a ellos la frase: "¿Somos las últimas almas vivas?".

Gorillaz en el Antel Arena. Foto: Estefanía Leal.
Gorillaz en el Antel Arena. Foto: Estefanía Leal.

Con una docena de músicos en escena, Gorillaz logró que hasta el público de las filas más altas baile y coree clásicos como "19-2000", "On Melancholy Hill" y "Kids With Guns". Estrenó dos canciones ("Cracker Island" y "Silent Running" y contó con la presencia de los raperos Pos, Bootie Brown y Sweetie Irie, que se encargaron de llevar la energía del show a niveles eufóricos.

Pero si hay que resumir la esencia del repertorio en apenas una canción, esa sería "Andromeda", del disco Humanz (2017). Las líneas de bajo hipnóticas, un pulso electrónico y la voz relajada de Damon fueron la base del momento más memorable de la noche: en apenas unos minutos, el cantante bajó del escenario para bailar junto al público, levantó una camiseta de Peñarol que le tiraron y hasta se puso la máscara de Noodle —una de las caricaturas que forman la banda— que le dio una chica de las primeras filas. Fue un momento único.

Agradecido por la cálida respuesta del público, Albarn devolvió el gesto al interpretar "The Tower Of Montevideo", la canción que compuso inspirándose en los secretos del Palacio Salvo y que incluyó en The Nearer the Fountain, More Pure the Stream Flows, su más reciente disco solista. En una entrevista radial había dicho que planeaba interpretarla en su regreso a Uruguay, y al final cumplió.

Gorillaz en el Antel Arena. Foto: Rodrigo Guerra.
Gorillaz en el Antel Arena. Foto: Rodrigo Guerra.

Con la fotografía del Palacio Salvo de fondo y los flashes de celulares alumbrando todo el recinto, el músico se sentó frente al piano y cantó con una sonrisa: “La torre de Montevideo tiene muchas habitaciones, / Tuvo un cine, hubo fiestas y una luz en la cúpula que llegaba hasta Argentina”. Se llevó una de las ovaciones más grandes de la noche.

Sobre la medianoche llegó el final con una larga y festiva versión de "Demon Days" en la que el coro femenino se lució en una interpretación que hizo bailar por última vez al público. Con Damon notoriamente emocionado por la respuesta de los uruguayos, el festival Primavera 0 concluyó la celebración de su décimo aniversario con una de esas noches inolvidables. 

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