Nair Mirabrat se anima a reimaginar a "Mateo solo bien se lame", un clásico sin tiempo

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El año pasado rescató a “Despertar”, una canción de Eduardo Mateo que estuvo perdida durante cinco décadas, y ahora se sumerge en un homenaje al disco más emblemático del histórico músico uruguayo. Martín Ibarra, del proyecto Nair Mirabrat, llega este viernes y sábado a la sala Hugo Balzo para celebrar los 50 años de Mateo solo bien se lame, el álbum que selló la leyenda del artista que falleció en 1990 pero cuyo mensaje no deja de amplificarse.

Pero lo que se verá en el Auditorio Nacional del Sodre no se tratará del clásico tributo que permite escuchar una recreación de lo ya fue grabado. Lo de Nair Mirabrat es mucho más profundo: se trata de una reimaginación y revitalización de clásicos como “Yulelé”, “De nosotros dos” y “Uh, qué macana”.

“Hay algo histórico que nos ampara”, dice a El País el cantante y guitarrista. “El productor Carlos Píriz, contó que, originalmente, esas grabaciones iban a ser maquetas para que luego otros músicos grabaran arriba. Iba a ser un disco más macro, no tan minimal”.

Sin embargo, una decisión intuitiva de Mateo modificó el destino del álbum: con un simple “voy y vengo”, abandonó las sesiones de grabación —celebradas en 1971 en el estudio ION Buenos Aires— y se volvió a Montevideo. Por lo tanto, fue Píriz el encargado, en base a los registros en lo que el artista interpreta todos los instrumentos, de ensamblar a Mateo solo bien se lame. Ese hecho fortuito dio paso al trabajo más auténtico e íntimo de uno de los uruguayos más inquietos del siglo pasado.

Pero ahora, Ibarra se animó al desafío de imaginar lo que ese trabajo pudo haber sido. Acompañado de un ensamble de 14 músicos entre los que figuras las cantantes Sara Sabah y Silvina Gómez, el saxofonista Gonzalo Levin, el trombonista Martín Morón y del baterista Juan Ibarra, reimaginarán las 13 canciones del álbum. “Pusimos la lupa en lugares que no son solo la letra o la melodía, que es lo primero que a uno le llega; miramos a otros lugares, como la guitarra, la percusión y la cantada de Mateo para capturar la esencia del disco”, explica.

La propuesta que se verá en la Hugo Balzo con entradas agotadas se basará en dos enfoques. “Algunos de los temas fueron tratados como si nosotros nos sumáramos a esas maquetas, por lo que van a ser bastante similares a lo que se grabó, pero en otras preferimos irnos a la otra esquina”, dice.

Ese será el caso de “De mi pueblo”, que cierra a Mateo solo bien se lame. “Nancy Charquero, la novia de Mateo, tenía un disco de música folclórica de Haití que incluía una canción llamada ‘Zamis Loin Moin: Secular Song’. Si la escuchás en Spotify te vas a dar cuenta de que la melodía y el ritmo es casi un calco”, revela. “Entonces, lo que vamos a hacer en el concierto es generar una mixtura entre esa música haitiana, que es más rápida, y la versión que grabó Mateo”.

Antes de las dos funciones de este homenaje que promete, Ibarra recomienda: “Propongo que el público haga una escucha profunda del disco y que se meta en ese universo como quien va al cine a ver una película. Así, cuando vayan a la sala, puedan ver cómo se transforma toda esa información”.