Lo mejor de la música nacional en 2017

En realidad, el nuevo disco de los Buenos no tiene nombre, de ahí que se tome prestado el propio nombre de la banda para bautizarlo. Y es un detalle poco importante: este disco, lanzado hace cuestión de días, no es solo el mejor de todos los que ha hecho la banda, sino lo mejor que hemos escuchado en Uruguay en un buen tiempo.

Es un álbum difícil de explicar porque lo importante —quien lo escuche se dará cuenta— pasa más por lo emocional que por otro lugar. El primer acercamiento a estas canciones, por ejemplo, me dejó una sensación de angustia intensa, que con el tiempo se fue apaciguando sin irse de todo. El remolino interior que trae el disco tiene una apariencia de calma y de luminosidad, pero el motor que lo impulsa está hecho de locura, de paranoia (el solo de "Turto" lo refleja), de melancolía y tristeza.

Después, hay cosas para decir desde lo musical. Y es que los Buenos dieron un salto desde el denso Nidal (otro buen disco), hacia un álbum más limpio, con más aire. Las guitarras ya no son las protagonistas excluyentes, sino que el bajo y la batería toman el control y eso marca la principal diferencia (y además hay pasajes de piano, saxofón y más percusión). La manera en que estos tres instrumentos principales se articulan envuelve al disco con una misma sonoridad, que se completa con el trabajo de Pedro Dalton, quien canta de otras maneras (se luce en "Todo aquel infierno", que tiene uno de los versos más conmovedores del disco, "yo te sigo adonde vayas, aunque sea para errar") y sobre todo, mucho mejor.

Los 48 minutos de este álbum sin nombre se pasan volando, siguiendo la poesía abstracta y visceral, los arpegios delicados de las guitarras, los bajos pesados; la batería siempre sorprendente, inesperada. Entre tanta belleza hay incluso referencias a la obra anterior de la banda, sea en algunos nombres ("Viaje lejos", "Mi rincón (parte 2)") o en las progresiones de acordes (los arranques de "Veo como topo" o "Arco"), pequeños detalles que siguen haciendo de la marca Buenos Muchachos algo excelente.

Qué buena manera de terminar el año, con un disco así.

Las favoritas: "Arco", "Antenas rubias", "Sentimiento acorde", "Barco hermanito".

El disco de Buenos Muchachos todavía no está en servicios de streaming para los uruguayos.

Cuánto tiempo estuvimos esperando este disco de No Te Va Gustar, y al fin llegó. Suenan las alarmas está a la altura de lo mejor de la discografía de una de las bandas más internacionales del país, posiblemente porque recupera dos factores fundamentales que parecían perdidos en el grupo: la rabia y la emoción de los primeros tiempos.

El productor Héctor Castillo fue una pieza fundamental para tomar los elementos clásicos de la fórmula No Te Va Gustar —letras autorreferenciales, uruguayismos musicales, melodías pegadizas, arreglos de vientos que levantan la energía, estribillos fácilmente coreables— y reacomodarlos, reordenarlos, quitarlos por momentos y amontonarlos por otros. Ese ejercicio se acopló muy bien a un grupo de muy buenas composiciones de Emiliano Brancciari, que recupera la fuerza y como en aquel Este fuerte viento que sopla, se lleva el mundo por delante.

Es un excelente disco el de No Te Va Gustar, y ojalá unos cuantos pudieran dejar de lado los prejuicios acumulados en los últimos años, y sentarse a escuchar. Vale la pena intentarlo.

Suenan las alarmas está en Spotify y Deezer.

Las favoritas: "Y el mundo me comió a mi", "Pegame más fuerte", "Viento a favor", " No deja de sonar".

Dani Umpi volvió a estudios después de varios años, y salió con un discazo que equilibra en su justa medida el baile de discoteca, el drama, la reflexión y el romance. Con una sensibilidad única, el polifacético artista uruguayo radicado en Argentina deja sus hábitos teatrales para hacer de Lechiguanas su disco más personal, en el que la persona le gana al personaje y logra una empatía notable con el que escucha.

En Lechiguanas, Umpi apela puramente a la actitud para defender estas canciones que son tan intimistas como extrovertidas —es posiblemente su mejor trabajo como letrista—, y se respalda en Jean Deon, instrumentista y productor que hizo en este último rubro un gran trabajo, integrando una cantidad de referencias sonoras de distintos momentos del disco, la electrónica y el pop. Para levantar el ánimo, bailar una noche y sonreír en soledad, este disco es más que recomendado.

Lechiguanas está en Spotify y Deezer.

Las favoritas: "No podrás", "Cleopatra entrando en Roma", "Punta 92 2002".

A esta altura, uno ya sabe que la obra de Jorge Drexler viene con un sello de calidad, y no hay mucho margen de error. Sin embargo, el uruguayo radicado en España siempre se las ingenia para, en su mundo drexleriano de características bien definidas, ir poniéndole diferentes condimentos a una receta que se sabe de memoria.

Si en Bailar en la cueva apostó por el baile y se animó hasta con la cumbia, en Salvavidas de hielo, el disco que hizo este año entre México y Madrid, se lo puso más difícil a sí mismo y quiso hacer canciones y vestirlas a partir únicamente de la guitarra. Y el resultado no es el típico disco de guitarra y voz, sino que es un disco riquísimo en ritmos y percusión, de hecho bastante bailable; un disco lleno de juego, de poesía fina y de dulzura, engalanado por tres dúos espectaculares con Natalia Lafourcade, Mon Laferte y Julieta Venegas. Hace rato que Drexler juega en las ligas mayores, pero su música no ha perdido, todavía, el latido uruguayo.

Salvavidas de hielo está en Spotify y Deezer.

Las favoritas: "Movimiento", "Estalactitas", "Silencio".

La canción "Oración" ya es motivo suficiente para haber incluido al nuevo disco de Cabrera, salido hace poquitas semanas, en esta lista. Pero 432 está, por su totalidad, entre lo mejor de este cantautor que sigue ganando público (por suerte) y sigue haciendo canciones hermosas.

El álbum desborda de emotividad e intensidad, desde ese comienzo explosivo en el que Cabrera entona que "llegó el experto de la emoción, trajo su canción como emblema" hasta ese gran final que dice que "creo que llegó el momento de hacer el cartel, quiere un nuevo habitante mi antiguo taller". La emotividad e intensidad también se notan en el canto y en la forma en que está puesta la voz, bien al frente; en el toque fuerte de un sólido quinteto que tiene mucho rock (el solo de guitarra de "Copando el corazón" es un deleite) y en la delicadeza de los arreglos.

Además, en tiempos de poco tiempo, Cabrera presenta un disco de 12 tracks y menos de media hora de duración, que incluye un puñadito de "microcanciones", que duran menos de un minuto y contribuyen a esa sensación de intensidad. 432 pasa como una ráfaga que revuelve el pelo y el corazón, y deja una sensación inexplicable.

432 todavía no está en streaming, y tampoco hay ninguna canción subida oficialmente a YouTube.

Las favoritas: "Malas y buenas", por supuesto "Oración", "Otra dirección".

Como Los Nuevos Creyentes, Las Cobras defienden la bandera independiente este año con un excelente debut. El dúo canario compuesto por Sofía Aguerre y Leandro Rebella plasma en Temporal una interesante experimentación que a grandes rasgos es psicodélica, pero que también tiene una actitud punk y una delicadeza asociada sobre todo en las voces.

Las Cobras repercutieron rápidamente fuera de fronteras, y es que su música carece de características propiamente uruguayas o de cualquier otro lugar. Sin un espacio ni un tiempo que la defina, en este Temporal convergen influencias y épocas, en un marco de guitarras distorsionadas y sugerentes que atrapan. Es un gran comienzo, y uno de esos lanzamientos que hacen que nunca dejemos de sorprendernos de la música uruguaya.

Temporal está en Spotify y en Deezer.

Las favoritas: "Al más allá", "So Much Love".

Hay varios puntos en común entre estos dos discos que comparten el séptimo puesto de la lista. Los dos son de cantautores jóvenes (aunque hay una buena diferencia de años entre ambos), de sensibilidad pop y propuestas inteligentes, y los dos muestran un cambio respecto a su antecesor que es un salto de calidad.

En el caso de Franny Glass, el alter ego de Gonzalo Deniz, la novedad pasa por la experimentación electrónica que cruza este repertorio breve pero de medida justa. En Desastres naturales, el concepto pop se amplía y se expande hacia otras áreas, en las que abundan las sutilezas, la guitarra rítmica y las varias pistas de voces, y sobre todo mucha belleza.

Desastres naturales todavía no está disponible en streaming.

Las favoritas: "Mañana sin memoria", "Tanta mala suerte".

En el caso de Florencia Nuñez, la madurez se refleja en Palabra clásica, un disco netamente pop que toma distancia de aquel Mesopotamia inocente y de alguna manera intimista. Con un sonido de banda bien definido y un gran trabajo de producción y posproducción, el álbum muestra una mejoría en todos los aspectos (musicales, letrísticos y en los arreglos), y está a la altura de lo que se propone: abrirse al mercado latino.

Palabra clásica está en Spotify y en Deezer.

Las favoritas: "Todo indica que caí", "Bailo en la silla", "Aquiles".

El bajo juguetón y redundante que abre el disco avisa dos cosas: que esta no es la misma Alfonsina de su debut El bien traerá el bien y el mal traerá canciones, y que este nuevo trabajo tiene, por varios motivos, encanto.

Alfonsina se reinventa en su segunda placa y se arma una guarida más rockera pero también más abstracta, donde la poesía invita al escucha a interpretar libremente, y donde la música llama al movimiento. La electrónica gana espacio en esta nueva etapa muy rítmica, de bajos y baterías en diálogos intrínsecos, y la voz acompaña entre susurros y fraseos largos. Así, con la repetición como herramienta principal para ir envolviendo al que está del otro lado, Alfonsina (que también se exige cantar de otra manera, con la voz en función de la palabra y no con la intención permanente de mostrar cualidades y condiciones) toma el control y le trae algo refrescante a la música uruguaya.

Las favoritas: "Fuego", "Casas unidas", "Como un rayo".

Pactos está en Spotify y en Deezer.

En 2017 no hubo como en los años anteriores, lanzamientos de la órbita indie nacional tan destacados, pero Los Nuevos Creyentes mantuvieron la bandera en alto con su notable ópera prima, El sonido bendito.

En 11 canciones, el quinteto que lidera Matías Singer licua influencias y llega a un sonido cosmopolita y atemporal, pero con un acento uruguayo que tiene que ver, entre otras cosas, con la línea que ha desarrollado Nico Barcia en sus proyectos. Hay un trabajo bien interesante de guitarras, una voz cautivante, hay psicodelia y punk y distorsión, y paisajes musicales variados en sintonía con los que, desde Argentina, están pintando Los Espíritus. Da para bailar y para "peludear": qué buena combinación.

Las favoritas: "Cuento de terror", "Espectro", "La hija del terror".

El sonido bendito está en Spotify o Bandcamp.

Con nuevo sello discográfico y con nuevo productor, El Cuarteto se mantuvo en la línea pop que venía desarrollando en los últimos años pero procuró, en un universo de límites definidos, mostrar algo nuevo. Y lo logró, con 10 canciones que tienen el reconocible sello de Roberto Musso —ingenio, humor y reflexión en una buena combinación— que contribuyen a la construcción de un bestiario repleto de personajes estereotipados, en los que cualquiera se puede reconocer con facilidad.

En Apocalipsis zombi hay un encare rítmico con el diálogo de baterías, el bajo y los teclados y programaciones de Santiago Marrero (cada vez más importante en este Cuarteto), que a rasgos generales les dan un baño de pop discotequero al disco. Las melodías pegadizas, los estribillos explosivos y los arreglos corales hacen que todo suene a hit, pero a hit con contenido, eso que hoy puede ser difícil de encontrar. Hay una fórmula del éxito, pero hay talento para saber cómo aplicarla y el resultado, está claro, está muy bien.

Las favoritas: "El innombrable", "Hola karma", "Nombres".

Apocalipsis zombi está en Spotify o Deezer.