ENTREVISTA

Jaime Clara con nuevo libro de historias: "En Uruguay, la radio está más vigente que nunca"

En el marco de la salida de su nuevo libro, "En la larga noche", y de los 20 años del programa "Sábado Sarandí", Jaime Clara dialogó con El País.

Jaime Clara. Foto: Darwin Borrelli.
Jaime Clara. Foto: Darwin Borrelli.

Aunque no le guste mucho el término, Jaime Clara es un comunicador. Lo demuestra en la radio, donde conduce Sábado Sarandí hace —justo hoy, 8 de diciembre— exactamente 20 años, todo un récord para un programa radial centrado en la cultura.

Además es un comunicador con sus caricaturas que están todos los días en las redes sociales y están recopiladas en un libro (No todo está dicho). Y también como escritor: acaba de publicar una nueva colección de relatos, En la larga noche (Planeta) que vuelve a combinar ficción y realidad en un estilo que, aunque dice no tener uno, se revela cada vez más propio. Hay historias mínimas, anécdotas sabrosas y hasta un toque fantástico que abre un campo interesante a explorar.

Sobran razones para festejar y ya más abajo hablamos del libro, pero al final de la entrevista dice como al pasar eso de que hoy se cumplen 20 años de Sábado Sarandí, un programa que él inventó y mantiene aún en tiempos que parecen aciagos para la cultura.

La primera emisión fue el 8 de diciembre de 2001 y surgió a partir de la experiencia junto a Enrique Mrak del suplemento cultural de En vivo y en directo, el legendario programa de Neber Araújo y Jorge Traverso por 1996.

La primera entrevista fue a Júver Sálcedo y desde entonces se ha convertido en promotor y archivo de la cultura uruguaya.

“Al principio nadie daba dos pesos por un programa cultural: cuando cumplió tres años hicimos una fiesta en La Colmena para celebrar el milagro”, recuerda. “Es la demostración de que con paciencia, con trabajo, con tesón y por amor a la cultura es posible generar este tipo de espacio”. Veinte años, un libro nuevo, más proyectos. Enhorabuena.

—No puede con su genio. La Spica en la tapa, su foto en un estudio de radio en la solapa, hay cuentos que transcurren en una radio e incluso uno es el guion de un programa. ¡Cómo le gusta la radio!

—Es una historia de amor que empezó a los ocho años cuando me metí en un estudio y decidí que ese era mi lugar. Me echaron a los 18 y enseguidita me vine a Montevideo y seguí en radio.Me marcó y ha estado siempre cerca. Hay una frase —creo que de Unamuno— que dice “voy a hablar de mí, porque es quien tengo más a mano”. En pandemia organicé mi vida para dedicarle tiempo a escribir este libro. Y entre esas cosas que tenía “más a mano” estaba la radio. Los dos cuentos sobre la radio —que, creo, son los más importantes del libro— me permiten también reflexionar sobre los medios. Y ahí aparece la contradicción que me genera el ser periodista pero darme cuenta que esto es literatura y tiene que ser de ficción (o al menos así me lo planteo). Es un trabajo de aprendizaje para que el escritor le gane al periodista.

—La radio está pasando por un tiempo de cambio y también de auge. ¿Cómo la ve?

—Estoy en contra de las cámaras en los estudios, por ejemplo. Es perder la magia. Lo critico en el libro: la radio es imaginación y con toda la contaminación visual que tenemos a través de las redes es cuando debemos potenciar la esencia del medio. Eso lo hago en los relatos que tratan el tema. En Uruguay, además, está más vigente que nunca. Hoy son los podcasts, las radios extranjeras. El medio radiofónico está desarrollándose aprovechando las tecnologías. Pero no me lo maten este pretendiendo hacer televisión desde un estudio de radio.

—El cuento que da título a la colección, “En la larga noche”, es sobre un programa nocturno. ¿Ha hecho alguno?

—No. Cuando me vine para Montevideo y me iba a los fines de semana a trabajar a San José era locutor operador de la noche en CW41 Broadcasting San José, pero solo pasaba música. Lo más tarde que estuve fue en mi primer programa, allá en San José, Panorama que iba de 21.30 a 22.30 en la época de la dictadura. Escucho mucha radio de madrugada y me doy cuenta, por un lado, de las carencias que tiene y su potencial para quienes estamos despiertos de noche cuando los minutos parecen más largos. Es una compañía fundamental y se está desaprovechando.

—Algunos cuentos toman hechos que parecen reales y los transforma. ¿Cómo trabaja la ficción desde la realidad?

—El otro día alguien me dijo que la realidad es la masa madre para que yo arme los cuentos. Está bien porque no son crónicas periodísticas. Siguiendo la idea de Medias verdades, mi libro anterior, los cuentos pueden tener datos que los hagan verosímiles, pues en verdad pueden no serlo. O tomo elementos conocidos, que solo yo sé o que alguna vez escuché y armo la historia en función de ese hecho puntual.

—Esa mezcla de ficción y realidad queda bien clara en “Como en un tango”, que cuenta la historia de amor clandestino entre Julio Sosa y Teresita, una uruguaya. ¿Cómo llegó a eso?

—Me entero que existe Teresita, hablo con ella y armo una historia a partir de eso porque no quería que se perdiera. El nivel de detalle o de verdad, no importan: ahí había una historia de amor que yo quería contar.

—En ese sentido, pienso en el cuento sobre Pinocho Routin y Pitufo Lombardo en San Pablo que abre el libro...

—Les pedí autorización para ficcionalizar sobre el hecho, pero me parece que es otra historia que no se podía perder por ser tan maravillosa y hablar del compromiso artístico. Por eso digo que tomo elementos de la realidad para contar historias. ¿Eso lo hace más periodístico que un libro de cuentos? No lo sé. Hay, sí, algo de ficción o inventos totales.

Jaime Clara
El nuevo libro de Jaime Clara,

—A lo que iba, ¿se ve como un rescatista de historias?

—Si bien no está tan claro cuando uno hace radio, en definitiva cuando nos sentamos frente a un micrófono estamos contando cosas y los oyentes son participantes de una charla. La radio es contarnos y siento que esto es una parte de mi profesión. No lo veo como algo ajeno a mi. Como tampoco es ajeno el libro de las caricaturas. No me gusta para nada la palabra “comunicador”, pero entiendo desde el punto de vista académico lo que quiere decir. Y bueno, uno es un comunicador que intenta contar historias a través de la radio, a través del dibujo y a través de los cuentos.

—Es como que todo lo que hace Jaime Clara es difícil de etiquetar.

—La gente nos ve como muchas cosas diferentes porque tenemos una manía de compartimentarnos. Yo soy el mismo. Algunas de las historias pudieron haber nacido en la radio o cuando reflexiono algunas cosas en estos cuentos son cosas que yo ya he dicho al aire. Intento ser muy auténtico y transmito lo mismo a través de los relatos, aunque el cuento sea muy loco. No me veo desdoblándome.

—En el cuento que cierra la colección, “Una visita inesperada”, además integra lo fantástico. Tiene un aire a Felisberto Hernández, incluso.

—Es el único cuento que trata la pandemia. Es, también, un camino del medio entre la realidad y la ficción al que se agrega un elemento fantástico. No tengo un estilo; me gusta mucho esa cosa del detalle o de un quiebre inesperado y allí permitir la entrada de ese elemento que es inesperado después de un relato muy minucioso de como el tipo está viviendo de la pandemia.

—Ese quiebre me hizo pensar en que sus cuentos tienen una espontaneidad que los hace ir hacia donde ellos quieren. ¿Planifica mucho los textos?

—Siempre he escuchado a los escritores decir: “Empiezo, tengo alguna idea por dónde pueden terminar, pero me llevan para cualquier lado”. Al principio me parecían respuestas un poco artificiales, pero es verdad que cuando empezás a escribir ficción, te entusiasmás (sobre todo a mí que me gusta describir y dar mucho detalle) y lo cierto es que no sabés para dónde vas a agarrar. En ese cuento en particular o sabía que tenía que terminar con algo fantástico. Es el primero que escribí y fue en el peor momento de la pandemia, cuando le incertidumbre y el encierro era mucho mayor.

—Quizás es por ese amor por la radio que sus cuentos están llenos de música. ¿Es consciente de eso?

—Es cierto. Sin que yo me hubiera propuesto, en el 80 o 90 por ciento de los cuentos hay música. Incluso el de la pareja violenta termina con un verso de Serrat —aquel de “hoy puede ser un gran día”—. El título que tenía pensado para el libro tenía que ver tenía que ver con la música pero después el editor, Felipe Correa, propuso En la larga noche, porque le pareció el cuento más fuerte, y ahí apareció la Spica y el libro se fue para un lado distinto que si se hubiera llamado “La música en otra parte”, como había pensado originalmente. Pero, sí, en mi vida hay un montón de música 

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