ENTREVISTA

Juan Minujín: "Las redes sociales son como una especie de fantasía"

El reconocido actor argentino desde hoy en la cartelera de cine en Los últimos románticos, una eficaz comedia que describe muy bien al Uruguay

Juan Minujin
Juan Minujín, en una película muy uruguaya. Foto: Darwin Borrelli

Es uno de los grandes actores argentinos del momento, viene acaparando comentarios desde la serie El Marginal, y el año pasado estuvo muy presente entre los espectadores uruguayos a través de la telecomedia romántica Cien días para enamorarse, que arrasó en los premios Martín Fierro y ahora se está dando de nuevo por Monte Carlo en horario de trasnoche. Y desde hoy vuelve a las carteleras de cine, con una película con la que muchos uruguayos nos podemos sentir identificados. Los últimos románticos es una ágil y divertida comedia coproducida entre Uruguay y Argentina, con un elenco binacional encabezado por Juan Minujín, junto a Néstor Guzzini, Vanesa González, Adrián Navarro, Ricardo Couto y Ernesto Liotti, con guion y dirección de Gabriel Drak.

La película sabe alternar humor con una trama policial, donde no falta ni la falsa pista ni los personajes con dos caras. La acción transcurre en una zona de balneario, donde se da como un cruce de distintos personajes de diverso origen y modos de ver la vida. En el lugar, dos amigos (Minujín y Guzzini) se dedican al cultivo de marihuana, hasta que un hallazgo los mete en una trama policial. Y si bien no faltan toques fuertes de humor negro, tampoco están ausentes divertidos rasgos costumbristas, que hacen del resultado una buena pintura de la sociedad uruguaya en uno de sus perfiles no tan conocidos. En medio de esa trama, Minujín da vida a un hombre tan inmaduro como idealista. “En un punto mi personaje es el más idealista, pero a la vez es un desastre. Es un tipo que no puede juntar dos ladrillos. Es un desastre como pareja, con su familia, como padre. Pero sí tiene esa idea como de héroe que está tratando de cobrarse lo que nunca pudo tener”, adelanta el actor argentino en entrevista con El País.

Juan Minujin
Juan Minujín con el actor uruguayo Ricardo Couto en Los últimos románticos. Foto: Difusión

-En Los últimos románticos te convertiste prácticamente en uruguayo.

-La verdad es que la película está situada en algún lugar del Río de la Plata, y tratamos de no poner cosas porteñas. Y no quise forzar un acento uruguayo. Lo que sí hicimos fue sacar palabras que daban muy argentino, muy lenguaje porteño. Pero me parece que parte del éxito de eso es que nos amalgamamos muy bien con Néstor Guzzini. Me parece que la clave de Los últimos románticos, al menos para mí, desde un principio, era que esa pareja de amistad funcione con fluidez. Creo que si eso ocurría, se abrían enormes posibilidades de poder contar bien algo.

-Interesante la película desde el punto de vista del género.

-Sí, me pareció interesante ese juego de humor negro, y que a su vez la película tiene una trama policial que se va desplegando, y que es interesante de seguir porque tiene sus giros. Creo que funciona muy bien eso, que la película atrapa. A mí en lo personal me dio la oportunidad de trabajar con actores uruguayos buenísimos. No solo con Néstor, con el que nos hicimos amigos, sino también con Ricardo Couto y otros actores. También me sorprendió el buen nivel técnico al rodar aquí en Uruguay. Creo que eso también puede ser porque tienen una industria de la publicidad que es muy activa, y es asombroso qué buenos profesionales tienen en todos esos ámbitos: maquillaje, peinado, cámara, luces. Todo de un nivel muy alto.

Los últimos románticos
Los últimos románticos, Néstor Guzzini con Minujín. Foto: Difusión

-En Cien días para enamorarse tenés pasajes de mucha elegancia y acá en Los últimos románticos das superreo. ¿Cuál es la clave del manejo de esas herramientas actorales?

-Es cierto que por un lado está todo el aspecto físico, el vestuario, el maquillaje, pero más allá de eso yo lo que trato de ir es a cómo piensa cada personaje. Tratar de armarme cómo se le configura a él el mundo, sus vínculos. Me parece que los personajes se empiezan a construir por ahí. Después es obvio que el aspecto físico cuenta mucho, pero me parece que desde donde más se trabaja la composición es en cómo piensan los personajes.

-Muy bueno ese triángulo que se arma en la película, entre los habitantes del lugar, los que llegan desde la ciudad buscando otro tipo de vida, y los extranjeros que se esconden allí, narcotraficantes incluidos.

-Sí, es verdad. Hay ciertos lugares, como pasa en Argentina con la Patagonia, donde vos tenés a los locales, que están desde siempre, los paisanos de ahí. Y reciben a su vez mucha inmigración interna, gente que llega desde otros lugares del país, y que tiene su relación con los locales. Y a la vez son lugares como medio perdidos en el mundo, que se prestan para escenario de actividades ilícitas. Sitios donde la gente se puede esconder.

100 días para enamorarse
100 días para enamorarse, vuelve a la televisión uruguaya en horario trasnoche. Foto: Difusión

-Cien días para enamorarse tocó temas que mucha gente quería pensar y debatir.

-Sí, me parece que hicimos una telecomedia romántica que se corrió un poco de ese tipo de programas, pudiendo explorar otro tipo de familias, otro tipo de vínculos amorosos, otro tipo de identidades de género. Creo que Cien días para enamorarse pudo hablar de lo que se estaba hablando en ese momento en Argentina. En ese sentido fue un gran valor. Así que el balance fue sumamente positivo: todo lo de los Martín Fierro fue coronar algo que ya había sido pura ganancia.

-¿Cómo te sentiste en el sketch del programa de apertura de Susana Giménez, haciendo de guardaespaldas de ella?

-Bien, muy divertido. Es una cosa graciosa, siempre es un sketch de apertura en el que se hacen chistes que tienen que ver con la actualidad argentina, con la coyuntura actual, y por ser un año electoral el humor fue por ese lado. Susana me cae bárbaro, y además justo estaba mi tía, Marta Minujín, haciendo un personajito ahí, así que fue también la oportunidad de verla un rato a ella. 

Juan Minujín y Carla Peterson en 100 días para enamorarse.
Juan Minujín y Carla Peterson en 100 días para enamorarse. Foto: Difusión

-Vos a Uruguay estás viniendo bastante a trabajar.

-Sí, vengo seguido porque doy clases acá. Es un país que me gusta mucho. Uruguay y sobre todo Montevideo, que es a donde vengo siempre. Vengo tanto a trabajar como de paseo, me gusta venir a comer acá: disfruto mucho desde la gastronomía hasta por supuesto toda la rambla. Y me interesa mucho toda la vida cultural que tiene esta ciudad, e incluso he participado de algunas de las actividades culturales, como dar charlas en el Instituto Nacional de Artes Escénicas, invitado por José Miguel Onaindia. También tengo vínculos con la escuela de teatro La Escena, con Oscar Estévez. O sea que formé una serie de vínculos con esta ciudad, que se fueron armando con el correr de los años. Me gusta trabajar con la gente de acá, hay muy buenos actores.

-¿Manejás mucho redes sociales?

-Lo que más manejo es Instagram. Me informo más a través de las redes sociales que de los diarios. Incluso cosas de periodistas que tengo más a mano en Twitter. Uso Instagram para cosas familiares, de trabajo, y para promocionar gente que no tiene un acceso a otra publicidad mayor. Las redes sociales son como una especie de fantasía. Donde uno pone lo que quiere vender de uno. Pero no es la realidad. Las uso de esa manera.

Juan Minujin
Juan Minujín, en un gran momento de su carrera. Foto: Darwin Borrelli
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