Unas imágenes caseras que se volvieron testimonio de un tiempo uruguayo perdido

Aldo Garay habla de "El filmador", el documental que rescata las filmaciones de José Pedro Díaz y Amanda Berenguer en su temporada en Europa en la década de 1950

Aldo Garay
Aldo Garay. Foto: Darwin Borrelli

Todos necesitamos una beca Gallinal, aquella que a comienzos de la década de 1950 llevaba con todos los gastos pagos a intelectuales uruguayos a pasar dos años en Europa. La idea era cultivarse, perfeccionar el inglés y aportar la experiencia a la cultura nacional al regreso.

En 1950, el Estado uruguayo otorgó esa beca a José Pedro Díaz y Amanda Berenguer, dos veinteañeros. El era un escritor e intelectual, responsable, entre otras cosas, del rescate de la obra de Felisberto Hernández. Ella, por entonces, era aún un proyecto de la enorme poeta que se convertiría.

El viaje fue filmado por Díaz quien quería dejar testimonio de la experiencia. Todo lo que filmó (escenas domésticas, encuentros con personalidades, paseos) es rescatado ahora por El filmador, el nuevo documental de Aldo Garay.

“La primera vez que vi todo ese material lo que me hipnotizó fue la potencia de las imágenes: son muy fuertes”, le dijo a El País, Garay, el documentalista que más ha estrenado en la historia del cine uruguayo. “Esa imagen muda, con un silencio profundo. Fue todo muy magnético”.

Una vez que leyó su Diario (publicado por la Biblioteca Nacional con edición, prólogo y notas de Alfredo Alzugarat, quien aparec en el documental) que recoge esa experiencia europea, Garay se percató que había un germen para una nueva película.

El filmador combina esas imágenes, con los textos del diario, apariciones de Alzugarat y del hijo de la pareja, el doctor Alvaro Díaz Berenguer y parte del proceso de recuperación de aquel material que estuvo escondido durante 70 años. Es un documental distinto a lo que habitualmente hace Garay que tiene una carerra de 25 años con películas como Un tal Eduardo, El casamiento y El hombre nuevo.

“Cuando tuve todo el material, empezó el proceso de cada documental”, dijo. “Y lo primero es que la película encuentre su forma, algo que voy buscando incluso después de empezar a rodar. Cada película requiere una forma”.

No es, aclara, una biografía de Díaz y Berenguer sino que se limita a ese periplo europeo. “La época de gestación artística de Díaz, esas dudas como narrador y ese ojo de cineasta en construcción que queda inconcluso porque no se sabe por qué no se siguió dedicando al cine”, dijo el director.

“Y por otro lado tiene algo de película familiar con ese vínculo de una de las parejas claves de la generación de 1945 “, dijo Garay. El filmador que se puede ver en el Auditorio Nelly Goitiño, dedica una particular mirada a Berenguer: cerca del final se la ve en todo su esplendor de poeta en potencia.

El filmador muestra, además, a figuras como José Bergamín, Carmelo de Arzadum, Amalia Nieto, figuras de la cultura uruguaya en Europa.

Lo que consigue Garay, una vez más, es encontrar una historia humana, señalando detalles, rescatando memoria. Las imágenes en un blanco y negro deteriorado y fantasmal dan un aire de película de vanguardia al que aportan los textos de Díaz y la música y ambientación sonora de Daniel Yafalian.

Y crea un mapa cultural nacional de un tiempo pasado, quizás mejor. En definitiva, otra buena película de Garay.

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