CINE

Una gran actriz británica nacida para ser una reina

Se estrenan dos películas de Judi Dench: Victoria y Abdul y Asesinato en el expreso de Oriente

Judi Dench
Judi Dench en Victoria y Abdul

Desde el New York Times se definió a Judi Dench como una actriz “que ha hecho tantas veces de reina en el teatro y en el cine que ofrecerle un papel de duquesa es degradarla”. Más allá de lo envidiable de la ocurrencia, es una gran verdad. Le bastaron, por ejemplo, ocho minutos como Isabel I en Shakespeare apasionado para llevarse un Oscar. Y, además, en 1998 recibió el título de Dama de la Orden del Imperio Británico.

Hoy se estrenan en Uruguay dos nuevos títulos nobiliarios para Dench: es la princesa Dragomiroff en Asesinato en el expreso de Oriente de Kenneth Branagh y—de hecho una vez más— la mitad real y británica de Victoria y Abdul de Stephen Frears. En las dos aporta actuaciones dignas de su alcurnia.

Como las estrellas verdaderas, Dench encontró su esplendor cuando ya era una señora grande y también como aquellas mantiene su luz intacta después de más de 50 años de carrera.

Dench, nacida en 1934 en Yorkshire, es hija de un médico y una vestuarista. Fue alumna estrella de su generación en la Royal Shakespeare Company, Sally Bowles en la producción de Londres de Cabaret en 1968 y entre 1995 y 2012, M, la jefa de James Bond, un periplo que empezó con Pierce Brosnan y terminó en los brazos de Daniel Craig.

Tuve otras siete nominaciones al Oscar por películas que en general son las más importantes de su filmografía (Chocolate de Lasse Hallstrom, Philomena y Mrs. Henderson presenta, las dos de Stephen Frears) a los que hay que sumar la madre de Hoover en J. Edgar de Clint Eastwood, y uno de sus personajes conocidos, Evelyn Greenslade de El exótico Hotel Marigold.

En su vida personal estuvo casada por más de 30 años con el actor Michael Williams, quien falleció en 2001. Desde 2010 se la ha vinculado con el ambientalista, David Mills, ocho años menor que ella. Dench ha venido perdiendo la vista, lo que no le ha impedido seguir trabajando.

Sus ojos azules de mirada penetrante, su elegancia clásica o de época y su porte de un metro cincuenta y cinco pero que de es talla de gigante, la volvieron la actriz más importante de su promoción. Y es de las escasas reinas que pueden lucir varios tatuajes: hay una leyenda que dice que uno de esos tatuajes dice “JD loves HW”, en referencia a Harvey Weinstein el gran promotor de su carrera. Cuando se conocieron las denuncias, Dench dijo desconocer esa faceta del productor, lo criticó duramente y alentó a sus víctimas.

No es la primera vez que Dench se pone los pesados vestidos de Victoria. En 1999, los lució en Su majestad la señora Brown, un juego de palabras para resumir el vínculo que unió a Victoria con el escocés John Brown, cuando la reina era viuda de Alberto y con nueve hijos a cargo. La relación, se infería era de una amorosa y respetuosa camaradería. Por esa actuación estuvo también nominada al Oscar.

Victoria y Abdul que toma otro incidente real ocurrido cuatro años después de la muerte de Brown y recién conocida en 2010, podría ser leída como una secuela de aquella. Cuenta la amorosa y respetuosa camaradería entre la reina y un indio musulmán que empezó como sirviente y terminó como “munshi”, o sea maestro, de una de las mujeres más poderosas de la historia. Todo indica que esta relectura de Victoria podría darle una nueva nominación al Oscar.

“(Victoria) tenía una gran pasión y una gran necesidad dentro de ella”, dijo Dench en esa nota del Times. “Tuvo una vida feliz con Alberto y después esos años con John Brown, y ahí pienso que se dio por vencida y que atrapada en el sopor de las cosas. Y de repente, esa maravillosa sensación de volver a florecer cuando pensó que eso era algo que valia la pena vivir”.

La película  la dirige Stephen Frears, quien ya trabajó con Dench y que ya mostró su lado más monárquico La reina sobre Isabel II y con Helen Mirren.

Asesinato en el expreso de Oriente, el otro estreno que tiene a Dench en el reparto, es otra reunión de dos viejos conocidos. Kenneth Branagh —quien se encarga de esta nueva adaptación de Agatha Christie y se reservó el papel de Hercule Poirot— dirigió a Dench en Hamlet, Enrique V y en una versión para televisión de Cuento de invierno. Y Branagh se puso a la orden de Dench, en su única película como directora, una adaptación televisiva del Look Back Anger de Joe Osborne.

Acá Branagh le reservó el papel más obvio, el de la anciana aristócrata que es uno de los 13 sospechosos del homicidio que ocurre en el tren transeuropeo. En la versión de 1974 dirigida por Sidney Lumet ese papel lo hacía otra británica Wendy Hiller; Poirot era Albert Finney.

El elenco, además, al igual que ese antecedente está lleno de estrellas: además de Dench usan su pasaporte Michelle Pfeiffer, Penelope Cruz, Johnny Depp, Willem Dafoe y Derek Jacobi, entre otros. En ese entorno, Dench consigue destacarse.

Aunque los británicos suelen considerarla un tesoro nacional, Dench detesta que la llamen así. “Prefiero que me llamen un bufón. Un actor trabajador. Alguien que hizo reír”.

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