Crítica: "María Callas en su propia voz", una diva con la voz y el porte que marcaron su era

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Aunque murió hace 42 años y su imagen y su voz representan un mundo lejano y en blanco y negro de grandes divas y multimillonarios griegos, la figura de María Callas sigue generando intriga y encanto. Eso se evidencia, por ejemplo, en la expectativa que generó una gira mundial en la que aparece como un holograma, los anuncios de una biopic de Hollywood (con Noomi Rapace en el protagónico) y en la distribución mundial de María Callas: En sus propias palabras, el documental que se estrena hoy en Uruguay.

“Hay dos personas dentro de mí. Me gustaría ser Maria, pero también está la Callas, de quien debo estar a la altura. Así que lidio con ambas como puedo”, dice al comienzo de este documental dirigido por el francés Tom Volf. Durante dos horas, se intenta congeniar esas dos figuras y consigue congeniar el arte con la persona pública que fue Callas.

Lo hace a través de testimonios de la propia diva leídos por la mezzosoprano Joyce DiDonato, de algunos de sus allegados y maestros y dejando casi íntegras arias entre las que está su “Casta Diva” de Norma de Bellini. Escuchar su voz y ver su porte explica, a generaciones que no convivieron con eso, el porqué de su grandeza.

Nacida, como María Anna Cecilia Sofia Kalogeropoulos, el 2 de diciembre de 1923 en Nueva York pero de origen griego, Callas tenía justo eso: una voz y una presencia de estrella. El documental no abunda demasiado en su ascenso a la fama, sino que se concentra en sus años de estrellato, Fue una celebridad en un grado que hoy se le reserva a las estrellas pop más fugaces. Es increíble la cantidad de paparazzi que solían esperarla a la salida de los aeropuertos, por ejemplo.

A aliviar esa carga no ayudó su romance con Aristoteles Onassis, el magnate griego que simbolizaba la opulencia más obscena. Después de un matrimonio fallido (que terminó en un escándalo judicial en Roma), Callas encontró en él, un compinche, aunque la privacidad fue un lamentado daño colateral. El griego la dejó para casarse con Jackie Kennedy, un golpe importante como queda claro en una carta de las que lee Di Donato.

El documental también es un quién es quién de la cultura europea del siglo XX: por ahí aparecen De Sica, Pasolini, Visconti, Bardot, Cocteau, Deneuve y los duques de Windsor. El entorno marca la importancia de Callas.

María Callas: En sus propias palabras hace todo un esfuerzo, y lo consigue para conformar un retrato fiel de la trascendencia de La Divina. Y ayudan mucho las actuaciones que se reparten a lo largo de la película, incluyendo una notable rendición de “L’amour est on oiseau rebelle” de Bizet que resulta todo lo potente y elegante que uno esperaría de una figura como ella.