ENTREVISTA

Robert Moré habla de su presente y dice: "No puedo dejar de decir lo que pienso"

El actor habla de su rol en "Polémica en el bar", sus peleas con Sergio Puglia y Esteban Valenti, y adelanta sus nuevos proyectos en teatro y cine

Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé
Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé

Robert Moré volvió de sus vacaciones. Dice que con la vida anda bien, las rodillas andan un poco peleadas con él. Por ese motivo se bajó un poco antes las funciones de la obra Ricardo III, pero el 11 de febrero regresa con una función en el Cerro y, desde el 12 de febrero regresa al Circular. Además está ensayando una obra para estrenar los próximos meses y también comenzó a filmar una película, Siete balas, un policial donde interpretará a uno de los villanos.

"Es época donde la gente empieza a planificar el año", dice Moré, quien tiene una agenda apretada entre filmaciones, obras de teatro y su participación en Polémica en el bar, donde se ha dedicado a pelearse con colegas e invitados.

Sus dardos, dice, suelen estar dirigidos a Sergio Puglia, con quien ha trabajado en varios programas de televisión, entre ellos el ciclo de gastronomía En su salsa, donde Puglia conducía y Moré hacía los comentarios jocosos.

Entre ensayos y filmaciones, Moré se hace un tiempo para hablar con Sábado Show sobre sus polémicas, su postura sobre el gobierno, los antivacunas y el Carnaval.

Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé
Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé

—Cuando te criticaban y decían: “no encuentra el personaje” claramente no estaban hablando de tu rol como panelista de Polémica en el bar, donde te has peleado con todos.

—Es un personaje que me gusta mucho. A mí me gusta la polémica, se nota en Twitter que me gusta pelear, y voy a Polémica en el bar para pelear a Sergio Daniel (Puglia). Para pelearlo no, para hacerlo calentar, ese es mi leit motiv.

—Por lo que se ha visto en estos meses, te sale bien.

—Sí, aparte somos reamigos, entonces le gusta más, porque cuando hacés calentar a un desconocido no pasa nada, pero cuando hacés calentar a un amigo que ya te conoce, es más lindo.

—Y sabés qué decir para hacerle saltar la térmica.

—Claro. Está bueno Polémica, me divierto y aprendo también, porque estar con periodistas y gente que maneja mucha información, está bueno. No es que quiera ser periodista ni mucho menos, pero está bueno aprender a manejar la información y saber cómo procesarla.

Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé
Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé

—A veces el Vox populi a veces prima sobre la información pura y dura.

—Y, sí. Creo que es así, es la voz de la calle, porque puede existir la verdad, pero si está el runrun de la calle, pesa mucho más de lo que digan. Es un arma de doble filo.

—Así tenemos casi 200.000 personas sin vacunarse.

—Es terrible. Yo no lo puedo entender y me genera muchísima bronca. En algún lado puedo llegar a discutir que esto es un invento que hicieron unos para hacer plata, te la llevo; pero ahora que ya la hicieron, perdimos. Y si, por ejemplo no me gustan los semáforos, los tengo que respetar igual, eso se llama vivir en sociedad. Sino estás poniendo en peligro la vida de los demás, eso es lo que me preocupa. Y acá parecen todos somelier de vacunas, nos vacunamos toda la vida y nadie discutió, y ahora critican porque las hicieron rápido. Antes teníamos dos científicos con tres mil dólares por año para que hicieran algo; ahora pusieron cinco mil científicos, una tonelada de plata y las vacunas se hicieron más rápido, no hay mucha vuelta. Me parece que hay mucha manijeada, amparada en una cosa pseudo científica. A mí me encantan las teorías conspirativas, pero cuando se empieza a morir la gente, se terminó la historia, perdió la gracia que podía tener. Y mirá que yo bromeo con que el hombre no llegó a la Luna y me encanta contar esas cosas, pero el terraplanismo y los antivacunas ya se pasan.

—Como si no te faltara gente para pelearte, también estuviste intercambiando ideas con Esteban Valenti.

—Sí, en realidad me llamaron al silencio para que no hable más del tema porque él me va a hacer juicio. Lo que dije en Polémica fue muy fuerte, pero es una persona que no es de mi agrado. Como hombre de izquierda siento que cuando hay algo de la izquierda que no me gusta, lo digo y no tengo reparos en decir las cosas que hace el gobierno, y por ese lado me he generado enemigos y he perdido amigos por decir que el gobierno ha hecho cosas que a mi entender estaban bien. Ahora por decir esto me generó una cantidad de haters más, igual creo que las cosas hay que decirlas, ya estoy grande, tengo 52 años y si tengo un lugar donde mi voz alguna gente la escucha, no puedo dejar de decir lo que pienso. Me meteré en problemas, como ya estoy con este tema de Valenti que está en el ámbito legal, pero las cosas hay que decirlas por el nombre.

Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé
Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé

—En los problemas que te metés por andar hablando.

—No decía nada y no tenía ningún quilombo de estos, pero no se puede no decir las cosas. Sino todo tiende a ir a una tibieza y hacia lo políticamente correcto porque es mejor no decir tal cosa porque le podés hacer daño a la campaña, o porque no sé qué, y digamos las cosas como son y banquemos. Sino lo políticamente correcto va a terminar matando, no solo con el humor que ya lo tiene bastante limitado, sino con lo que uno piensa. Si no podés decir lo que pensás porque alguien se te va a ofender... No estamos haciendo una apología al delito, digo que una persona no me gusta porque en determinado momento dijo algo. Me parece que así no se construye un país. Hay un gobierno que lo votó una mayoría, y si hace cosas que están bien, como persona de izquierda lo voy a decir. No es que todo lo que haga el gobierno multicolor está mal y todo lo que hizo el Frente está bien: si nos paramos en esa vereda nunca vamos a poder progresar. Es como estar en la vereda de Peñarol o Nacional discutiendo el decanato de por vida, y a nadie de Nacional vas a convencer que Peñarol es el decano, ni al revés. Si pase lo que pase vamos a defender al compañero del partido que sea y no importa lo que digan los otros, me parece que antes había una autocrítica más grande y había grandes oradores.

—¿Falta gente que transmita bien las ideas, o faltan buenas ideas?

—Me parece que falta gente que sepa comunicar buenas ideas. Me parece que hay buenas ideas, trato de escuchar a los jóvenes para ver cómo va el mundo para adecuarme al futuro que se viene. Ahora estoy ensayando una obra en el Circular con tres pibes entre 18 y 20 años, y trato de escucharlos porque su mirada es la que va a tener el Uruguay en el futuro, y hay ideas interesantes pero me parece que no llegan y hay una capa intermedia de establishment que saca las ideas a los jóvenes. Entonces me parece que hay gente con ideas que no tiene llegada a nivel político, y otros que no tienen esa capacidad de oratoria que tienen algunos que no te están diciendo nada pero te hacen un discurso que decís: qué bueno. Después querés ver qué dijo y no dijo nada. Es un don, de ahí saco para lo que es mi oficio, porque te entretienen diciendo nada.

—¿Has visto algo de carnaval?

—No vi nada todavía porque estuve afuera y empiezo con los ensayos, así que no sé si podré ver algo. Siempre es un debe que tengo con el Carnaval, porque realmente hay cosas que me gustan mucho y me quedo sin verlas. El espectáculo me parece maravilloso, pero el todo. No me gusta mucho el Teatro de Verano, me gusta más el tablado con la gente comiendo y los gurises corriendo, porque los tipos están más sueltos porque no se están jugando los puntos. Hay una cosa mágica del Carnaval, que no deja a nadie afuera; el teatro no es un arte popular, no es para todos y no te hacés conocido por hacer teatro, en cambio en Carnaval sí, y eso se debe a que es un evento realmente popular. Es como el fútbol, y si bien no lo vivo con la misma pasión, me parece que es una cosa así, algo convocante; es una misa donde somos todos parroquianos. Además, el Carnaval me encanta porque uno de los insultos que me dicen mis haters es: este gordo carnavalero. Y yo no he hecho Carnaval, pero porque no me han invitado, no porque no haya querido. La única vez que me invitaron ya estaba comprometido con unas funciones, así que cuando me insultan con los de Carnavalero me mato de risa porque el Carnaval me parece maravilloso. Igual, hoy no sé si aguanto, si me da el físico, pero hacer un recorrido de tablados me encantaría.

Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé
Robert Moré. Foto: Leonardo Mainé

—Además de regresar al teatro, y participar seguido en Polémica en el bar, esta semana empezaste a filmar una película, Siete balas, ¿qué se puede adelantar?

—Es un policial atrapante porque tiene la dinámica del género. Mi personaje no es uno de los buenos de la película, esta cara nunca va a ser el héroe, ni el papá en los comerciales de Johnson & Johnson. Una de las siete balas es mía, es mi personaje, Yuri, un tipo bastante pesado que maneja cierto poder en el submundo de las cosas no legales.

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