EDITORIAL
diario El País

Otra vez con lo mismo

Una vez más estamos en lo mismo. Ahora es el turno de otro sindicato, pero la estrategia es la misma: ante lo que no les gusta, empezar el complejo proceso para lograr una consulta popular que impida la reforma jubilatoria.

¿Es qué no se les ocurre otra cosa? ¿Acaso no tienen nada que hacer? Entre ocupaciones, huelgas, escraches y juntadas de firmas, ¿cuándo trabajan los militantes? La propuesta surge de la Asociación de Trabajadores de la Seguridad Social y, según lo informado por la prensa, pretenden encontrar apoyo político y sindical para llevar adelante su causa. Hasta ahora, sin embargo, no se hicieron contactos para lograr ese apoyo.

Lo que el sindicato busca es su propia reforma jubilatoria. Pero no a través de un ley sino de un cambio en la Constitución. Para ello es que quieren empezar a juntar firmas. Su propuesta incluiría la eliminación de las AFAP y volver atrás en el límite de edad que el proyecto de ley (ahora en discusión en el Parlamento) ubica en los 65 años, límite al que se llegaría en forma escalonada.

El primer aspecto absurdo de toda esta movida, es pretender que quede definitivamente fijado en la Constitución. Ello demuestra que quienes están trabajando en este asunto, no entienden la diferencia entre una ley y una norma constitucional.

O sí la entienden, pero su lectura es perversa.

Para empezar, al ir hacia una modificación en la Carta Magna se busca convertir el tema jubilatorio que está siempre en discusión al ir cambiando las circunstancias, en una pauta rígida e inamovible. Es más fácil para el Parlamento rehacer una ley que modificar un artículo de la Constitución. Por eso, entre otras razones, hay ciertos temas que se dirimen solo por la vía legislativa y otros por la vía constitucional.

La otra pregunta obvia es porqué lo proponen ahora y no lo hicieron cuando el Frente Amplio estuvo en el gobierno. Le hubieran llevado su proyecto a Tabaré Vázquez en una de sus dos presidencias, o a José Mujica. O a Danilo Astori siendo ministro de Economía. ¿Por qué esperaron a que otro gobierno presentara su propuesta para salir a decir que ellos tenían una solución mágica bien guardadita? ¿Por qué tuvieron que esperar a este momento para plebiscitarla y para que quede incluída en la Constitución?

Esto de exigir que se haga ahora, estando otros en el gobierno, lo que no hicieron cuando gobernaban con clara mayoría parlamentaria, se está volviendo un poco repetitivo. Muestra que en las dirigencias hay pocas luces.

Esto de exigir que se haga ahora, estando otros en el gobierno, lo que no hicieron cuando gobernaban con clara mayoría parlamentaria, se está volviendo un poco repetitivo.

En 15 años de gestión frentista, nunca se derogó la ley que creó las AFAP. Y sobre el final de su gestión el entonces ministro Astori sostuvo que el siguiente gobierno no tendría más alternativa que hacer una reforma jubilatoria que incluyera una extensión del límite de edad de retiro.

Si el Frente no quiso eliminar las AFAP fue porque entendió que era un mejor mecanismo que el que había antes. Hizo, es verdad, algunos retoques al sistema jubilatorio que aceleraron la situación crítica que ya hoy se advierte y que amenaza con ser realmente dramática en un futuro no demasiado lejano.

También es probable que los gobiernos del Frente no hayan tocado las AFAP porque tenían claro que la población no acompañaría una medida así. El dato se los dio el intento en 1995, de revocar la ley que creó las AFAP. Este mismo sindicato de funcionarios de la Seguridad Social reunieron y presentaron triunfalmente las firmas necesarias para convocar a un referéndum. Ni bien empezó la Corte Electoral a contar esas firmas, descubrió que muchas de ellas estaban repetidas. Algunas incluso pertenecían a figuras consulares del Frente que habiendo firmado una vez, no sabían que otros optaron por duplicarla y triplicarla. Pocos se acuerdan de ese episodio. Pero fue escandaloso y vergonzoso.

Visto este contexto, lo más sabio sería que el sindicato desista. La cuestión ya no es si la ley les gusta o no. Ella es necesaria, no para bien de los dirigentes sindicales de más edad, sino para aquellos que todavía no se afiliaron. Para todos los jóvenes que recién entran al mercado de trabajo y saben, aunque todavía sea algo que se vislumbra como lejano, que si la ley no se aprueba no habrá jubilaciones para nadie.

Pero además, esta suerte de “gimnasia para la militancia” con un llamado a juntar firmas para ir a una consulta, saturó al país. Ya está, ya pasó, ya a nadie le importa.

No tiene sentido presentarle al país estas jugarretas políticas, sobre temas que tuvieron 15 años para resolver y no se animaron a hacerlo, o no quisieron.

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