EL PAIS

Pensar los próximos pasos

Nada de lo ocurrido en la cumbre del Mercosur la semana pasada debería sorprender. Pasó lo que estaba previsto.

Aún así, importa reflexionar sobre lo que a partir de esa cumbre, le espera a un Uruguay que decidió apostar fuerte. Presenta, es verdad, hechos consumados pero en realidad por ahora son señales muy iniciales. Lo de China viene lento, lo presentado al Acuerdo Transpacífico es algo que recién empieza.

El sábado pasado, uno de nuestros columnistas, Ignacio de Posadas, publicó un valioso planteo sobre la situación en que está nuestro país en ese tema. Se podrá estar en acuerdo o no con algunos aspectos, pero lo cierto es que sus anotaciones bien podrían servir de “mapa de ruta” para la estrategia a diseñar por la Cancillería. Para empezar, el columnista se muestra escéptico ante “la mal llamada diplomacia personal”, que caracteriza a estos encuentros de “presidentes que se creen cancheros” y caen en el tuteo y la metáfora futbolera sin tener conocimiento de que están hablando.

Es verdad que un presidente puede ser la punta de lanza para abrir un camino. Pero a eso debe seguir un minucioso trabajo de la Cancillería, realizado por sus mejores expertos, con estrategias claras y objetivos definidos.

Uruguay está en una situación singular y no precisamente cómoda, que necesitará del trabajo calificado de la Cancillería para ver hacia donde se dirige.

La región está complicada y no le da espacio a nuestro país. Algún suspicaz opositor se preguntó porque el Canciller presentó su pedido de ingreso al Acuerdo Transpacífico en Nueva Zelanda y no en Perú, que al menos era un país latinoamericano. Horas después pasó lo que pasó en Perú. En ese contexto, menos mal que la presentación se hizo ante Nueva Zelanda.

El Mercosur también nos complica. Durante la cumbre hubo que soportar la prédica del presidente argentino, con sus aires de superioridad moral. Se trata de un presidente que carece de autoridad en su país. Un país que es proteccionista para recibir importaciones, y además también se cierra a exportar.

Así es imposible entenderse.

Según De Posadas, Uruguay quedó solo. Si es así, el trabajo clave debe ser reconstruir redes y hacerlo bien.

La decisión del gobierno de abrirse a nuevos mercados y construir una política comercial fuerte, es acertada. Pero exige trabajo, diseñar una cuidadosa estrategia y tener muy presentes los objetivos buscados.

Es verdad que Uruguay dejó pasar oportunidades de oro en el pasado reciente. No se animó a concretar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, en un momento en que dicho país estaba abierto a ello. Ese tren, para usar la imagen del entonces presidente Tabaré Vázquez, ya pasó. Hoy en Estados Unidos gobierna un partido proteccionista. Además, se le opone un partido que bajo la influencia de Donald Trump, también se volvió proteccionista.

Otra oportunidad que dejó pasar nuestro país, fue el de avanzar en las negociaciones por el TiSA (acuerdo sobre el comercio de servicios). Un equipo de la Cancillería venía trabajando en las negociaciones, cuando el aparato político del Frente Amplio dio la orden de no seguir. También el Frente dudó en dar sus votos para un acuerdo con Chile firmado por un presidente... frentista.

Durante esos años, la visión predominante en política exterior fue retrógrada y eso dificulta recuperar, ahora, el tiempo perdido. Otros se nos adelantaron.

Posadas plantea varias puntas. Por ejemplo, que el acuerdo con el Transpacífico se trabaje desde el Mercosur.

Quizás eventualmente Brasil lo pueda entender. Para ello, el columnista advierte que hay que ser cuidadoso con un Itamaraty desconfiado, ante otros ministerios más abiertos.

Lo mismo plantea respecto a retomar contactos con Estados Unidos, dirigiéndose más al Departamento del Tesoro que al de Estado, por ser “más propenso a escuchar”.

Insiste en iniciar conversaciones con el Reino Unido, hoy afuera de la Unión Europea. Puede ser que el gobierno británico le esté dando prioridad a otros socios, pero es necesario trabajar ese terreno. El presidente viajó hace poco a Londres y mantuvo reuniones interesantes. ¿Qué pasó desde entonces? ¿Qué seguimiento y que avances se han hecho a partir de aquel viaje? Nada cambia porque haya un nuevo primer ministro. Sigue gobernando el mismo partido. Más aún, un eventual acuerdo con el Reino Unido deberá convencer a todos, no importa quien gobierne.

Planteadas así las cosas, queda claro que la decisión del gobierno de abrirse a nuevos mercados y construir una política comercial fuerte, es acertada.

Pero exige trabajo, diseñar una cuidadosa estrategia y tener muy presentes los objetivos buscados.

Esto recién comienza.

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