EDITORIAL
diario El País

Leyes para el fútbol y la vida

El mundial viene deparando varias sorpresas.

Algunos candidatos no pasaron la primera ronda, cuadros que nadie se esperaba que entraran en la definición están en semifinales, como Marruecos y hemos visto algunos partidos extraordinarios. No ha faltado la polémica, como suele ocurrir, pero con una connotación distinta a partir de la instalación ¿definitiva? del VAR.

Los uruguayos hemos sido particularmente perjudicados por el VAR, más allá de que también quedamos eliminados por errores propios indudablemente. La utilización de esta herramienta, que tiene encendidos partidarios y detractores merece alguna consideración, que va más allá del propio deporte. Es indudable que el VAR le ha quitado emoción y espontaneidad al juego. Ahora cuando se convierte un gol no se sabe si se puede gritar o no hasta que el juez vaya a mirar una pantalla de televisión, esto, indudablemente, le ha quitado parte fundamental de la gracia al deporte. Aquí tenemos una primera reflexión ¿qué es más importante la justicia o que el deporte sea divertido?

Pese a que está de moda poner la justicia material como un valor supremo indiscutible, no lo es ni puede serlo en una sociedad que pretenda ser libre y abierta, permita la movilidad social y la colaboración voluntaria entre los seres humanos.

Como en tantos temas de la vida, la justicia es un valor, pero no el fundamental. Cuando algo pierde su naturaleza, por más justo que sea, pasa a ser irrelevante. El extremo de que el deporte deba ser permanentemente puesto en pausa y que no puede ni gritarse un gol hasta vaciar los pulmones le ha sacado buena parte de su gracia.

Una segunda reflexión: ¿qué tanto mejora el VAR la justicia en el fútbol? Si la aplicación de este sistema llevara a que no se cometiera ningún error podría argumentarse su validez aunque tuviera los defectos señalados anteriormente. Ahora bien, con el VAR, cuando se comenten injusticias éstas son mucho más graves, porque parten de una arbitrariedad mucho mayor. Si se cobra un penal que evidentemente no es bajo las reglas de FIFA como le ocurrió a Uruguay en el partido contra Portugal es mucho más injusto después de que cinco personas lo vieron para atrás y para adelante con siete cámaras que si lo hubiera cobrado el juez en el fragor de la jugada.

Otro aspecto, ¿por qué algunas jugadas las revisa el VAR y otras no? El penal contra Cavani en el partido contra Ghana, indiscutible después de verlo en cámara lenta, que fue reclamado por los jugadores en el mismo momento, no ameritó que los árbitros que están con las cámaras llamaran al juez central, que perfectamente puede no haberlo visto. Cuando todas las jugadas pueden verse desde todos los ángulos por un grupo de personas que están para eso, cuándo no llaman la atención sobre los temas que están para evaluar, llama poderosamente la atención. Volviendo al punto, cuando no se cobra una jugada porque el juez en el momento no percibió la incidencia se comete una injusticia, pero cuando esa misma instancia es vista en reiteración real por varias personas y no se cobra es peor que una injusticia.

¿Qué tiene que ver todo esto del VAR con la política, la economía y la vida más allá del fútbol? Muchas cosas. Una fundamental, es que cuando la justicia se pone por encima de la naturaleza humana y su libertad lo que se pierde es mucho más de lo que se gana. Es mucho más importante para una sociedad que algunas personas puedan crear, innovar y sacar la cabeza, beneficiando en el camino a toda la sociedad por cierto, que buscar una justicia material de consecuencias indudablemente negativas. Pese a que está de moda poner la justicia material como un valor supremo indiscutible no lo es ni puede serlo en una sociedad que pretenda ser libre y abierta, permita la movilidad social y la colaboración voluntaria entre los seres humanos.

Otro aspecto fundamental es cómo se aplica la justicia. Las leyes deben ser iguales para todos, de aplicación universal y generales, no escritas para casos ni personas particulares, en eso consiste la verdadera Justicia con mayúscula. Si luego, en su aplicación puntual se comenten injusticas debido a los errores del juez o del fiscal será lamentable, pero no invalida la justicia del sistema como tal. Ahora, cuando se producen arbitrariedades particulares de forma institucional estamos ante un escenario completamente diferente. Una cosa es un error del juez, que siempre puede ocurrir, otra es que el “error” sea avalado por todo el sistema desconociendo las reglas del juego -como en el penal contra Portugal- o “mirando para otro lado” -como en el penal contra Ghana-.

Suele decirse que en Uruguay para explicar cualquier tema se recurre a una metáfora futbolística. En este caso, lo que nos permitió realizar ese maravilloso deporte son algunas reflexiones sobre la justicia, la libertad y la vida. ¡Más no le podemos pedir!

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