EDITORIAL
diario El País

El laberinto de las municipales

El sector Ciudadanos del Partido Colorado planteó la semana pasada un tema electoral muy importante que refiere a cómo comparecerán en las 19 elecciones departamentales de mayo de 2025 los partidos que hoy conforman la Coalición Republicana (CR) que gobierna el país.

La Constitución de 1997 tiene disposiciones que condicionan fuertemente la estrategia de la CR. Por un lado, aquel ciudadano que se presente como candidato en la elección interna por un partido particular no podrá luego presentarse como candidato bajo otro lema en el mismo proceso electoral. Así, por ejemplo, si alguien decide postularse en la interna colorada de junio de 2024, no podrá luego ser candidato por el lema Partido Nacional (PN) en la departamental de mayo de 2025.

Por otro lado, para que un lema pueda presentarse en la elección departamental de 2025, tiene que al menos sumar 500 votos en la elección interna de 2024. Como se recordará, el lema Concertación logró ese cometido en 2014- 2015, pero falló para el proceso 2019- 2020, por lo que la CR tuvo que concurrir en Montevideo bajo el lema del Partido Independiente (PI) para las municipales de setiembre de 2020. Finalmente, puede haber como máximo tres candidatos a intendente por lema: ellos no tienen por qué haber participado en las elecciones internas previas, pero sí son designados por la convención del partido por el cual se postularán.

A todas estas limitantes se suman las características políticas particulares de los 19 departamentos del país. En Tacuarembó, Cerro Largo, Flores, Durazno o Lavalleja, por ejemplo, desde hace décadas gobierna el PN y la gran competencia ocurre entre los distintos sectores de ese lema. ¿Qué sentido tiene proponer que allí se cree un nuevo lema distinto al enraizado por generaciones en el corazón de la mayoría de los ciudadanos de esos departamentos?

“Es positivo que la CR plantee cuáles son los mejores mecanismos para sumar sus votos y ganar la mayor cantidad posible de gobiernos departamentales. Para Montevideo, podría adelantarse un lema de concertación común”.

Lo que sí debe caber son amplias recepciones de votantes y dirigentes de los demás partidos de la CR que estén dispuestos a sumarse a los esfuerzos militantes blancos para volver a ganar los gobiernos de esos departamentos. En este sentido, hay un viejo antecedente de San José, con la candidatura de Juan Chiruchi: en mayo de 2000, por ejemplo, los candidatos a ediles de origen colorado en la lista de Chiruchi de colores blanco y celeste, destacaban sus nombres con tinta roja.

En cualquier caso, hay que confiar en que cada departamento y cada dirigencia serán capaces de encontrar la forma de unir sus esfuerzos en esos lugares con competencia electoral tan particular.

Distintos son los casos en los que el Frente Amplio efectivamente tiene posibilidades de triunfo si los partidos de la CR no comparecen unidos. Salto, Paysandú, Río Negro o Rocha, por ejemplo, son departamentos que muestran que los dirigentes locales tienen que ingeniárselas para poder cooperar electoralmente en la municipal, sin por ello desatender el esfuerzo militante previo que exige marcar perfiles distintos tanto en sus internas como en la instancia nacional de octubre.

Hubo cooperaciones exitosas ya en 2020 en Rocha o en Río Negro, y en otros casos, como en Salto, todo indica que se implementará con inteligencia algo así para 2025. Además, en todo este panorama tan diverso Montevideo y Canelones exigen como primer paso para ganarle a la izquierda que la CR comparezca sumando sus votos, ya sea que se forje un lema para la departamental, o ya sea que se encuentre una solución particular como fue la del PI en la capital en 2020.

Así las cosas, es positivo que la CR plantee con sentido estratégico cuáles son los mejores mecanismos para poder sumar sus votos y ganar la mayor cantidad posible de gobiernos departamentales en 2025. Pero ella debe dar protagonismo a sus dirigentes locales, que sabrán tomar el rumbo de la cooperación electoral que mejor les convenga en cada departamento. La solución no está en una uniformidad nacional que implique un lema común y único para todo el país: ese esquema no permite reflejar las particularidades propias de los escenarios políticos locales que son, en realidad, muy diferentes entre sí.

Lo que sí podría adelantarse desde ya es algo bastante evidente para Montevideo: la definición de un lema de concertación común, que además quede a disposición como plataforma colectiva para los partidos de la CR y cuyas dirigencias en tal o cual departamento del Interior estimen que sí precisan de esa herramienta electoral.

Las municipales son un laberinto. Importa comenzar a transitarlo con el hilo de Ariadna de la cooperación interpartidaria para procurar el triunfo de toda la CR.

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