EDITORIAL
diario El País

La fiscal y la Fiscalía

Bien podría ser la trama de una película o una serie sobre asuntos judiciales, políticos, de luchas de poder, etc. De ésas que atraen vastas audiencias pero no es así.

Es algo real, muy serio y complejo que ocurre hoy en nuestro país. En principio arranca con el caso del custodio del Presidente, Alejandro Astesiano, quien como sabemos, se aprovechó de la confianza depositada en él para lucrar en negocios turbios, tráfico de influencias y demás.

Sin embargo, como en el juego de los palillos chinos, a medida que se desparrama la pila quedan en evidencia otros asuntos para nada menores. Fue a la fiscal de Flagrancia, Gabriela Fossati, a quien le tocó lidiar con la investigación del custodio infiel y con la determinación que la caracteriza, no dudó en ir a buscar al sospechoso a la misma casa presidencial. Desde entonces se han descubierto cada vez más demostraciones de que ni el delito ni la gente que busca burlar las leyes y los que colaboran para sortear los escollos legales, descansan. Al punto que la trama de los pasaportes y las ciudadanías apócrifas se arrastra desde el 2014 y tal vez más, mucho antes de que accediera a la presidencia Lacalle Pou al frente de la coalición republicana.

Hace unos meses, quien reviste como Fiscal de Corte, Juan Gómez, le ofreció a la fiscal Fossati una Fiscalía Especializada en Delitos Económicos. Luego de aceptar la propuesta comenzó a prepararse para su nueva función dado que quedaría libre la fiscalía de Primer Turno. Pero según se ha informado, aún no está vacante. Sin embargo, está libre la de Segundo Turno. La pregunta es porqué Gómez no la pone a Fossatti al frente de la misma. Da la casualidad que allí se encuentra el juicio de la fuga de Morabito, el narco italiano que se escapó tranquilamente por una azotea, cruzó por la casa de al lado y una vez en la calle tomó un taxi y desapareció en la obscuridad de la noche. Las cámaras no funcionaban y ningún guardia se percató de su fuga. Han pasado 4 largos años y las investigaciones para descubrir responsables y cómo sucedió el hecho no han avanzado en absoluto. Eran tiempos del ministro Eduardo Bonomi, pero a pesar del amplio lapso transcurrido, no han habido avances en la causa. Y lo más curioso es que al fiscal que se ocupaba del caso, de pobres indicadores profesionales, sorpresivamente le asignaron (¿un premio?) una unidad de Ciber Delitos para comandar. ¿Recuerdan el cierre del misterioso caso del arsenal de Feldman?

Es muy grave la percepción de que se mueve a los fiscales de acuerdo a los episodios que hay para investigar, tanto como la impresión de que se ubican las fichas de acuerdo a posiciones políticas, intereses particulares o mera corrupción.

Qué mejor sería que una fiscal como Gabriela Fossati, experimentada y activa, dadas las mencionadas circunstancias, se hiciera cargo de la fiscalía desde la que además según lo dicho, pensaba seguir ocupándose del caso Astesiano. La impresión es que por alguna razón hay personas que están muy en contra de que algo así ocurra. Lo refrenda la repentina avalancha de tuits, supuestamente de autoría de la fiscal, con la que se intentó desacreditarla para acceder a ese puesto por sus demostraciones de simpatía partidaria. Nada menos que 10 páginas con capturas de pantalla de Instagram fueron entregados en la oficina del Fiscal Gómez, en las que Fossati se mostraba en forma reiterada a favor del Presidente y del Partido Nacional. Numerosos mensajes con “me gusta”, corazones o deditos para arriba, como se estila en el lenguaje de las plataformas en boga, que no eran suyos.

Una fiscal joven que participaba en la reunión sobre el tema se dio cuenta, de que la mayor parte de lo que aparecía como páginas de Fossati eran cuentas falsas. Las que realmente le pertenecían eran solo tres, con un comentario sobre el programa Sembrando en el que trabaja su hija, otra de un amigo que publicó esa foto que se hizo viral, del Presidente comiéndose un pancho en un restaurante como cualquier hijo de vecino, sin guardaespaldas alrededor. Y el tercero, en referencia a un premio a Cristina Morán. Todas las demás (9) eran falsas, creadas para dañar su imagen.

Es muy grave la percepción de que se mueve a los fiscales de acuerdo a los episodios que hay para investigar, tanto como la impresión de que se ubican las fichas de acuerdo a posiciones políticas, intereses particulares o mera corrupción, al tiempo que los integrantes del Ministerio Público son sujetos, o cómplices, de ese tipo de maniobras. Luego de la Reforma del Proceso Penal hacia el sistema acusatorio, la Fiscalía adquirió otro peso. El Fiscal Jorge Díaz supo convertirse en el número uno. Al retirarse dejó en su lugar al fiscal Gómez, aunque más allá de sus méritos debe nombrarse un sustituto formalmente. La Constitución exige 3/5 de los votos del Senado pero como no hay acuerdo, el FA siempre en contra y otros con lo suyo, permanece el elegido de Díaz...

Reportar error
Enviado
Error
Reportar error
Temas relacionados