EDITORIAL
diario El País

Destapando la olla

Finalmente va quedando claro el mentado tema de la Coordinadora Popular y Solidaria que ni llenaba las ollas ni era tan popular y menos aun solidaria.

La evidencia acumulada permite comprobar que cometía importantes irregularidades, que no llegaba a la cantidad de personas que declaraba alcanzar y que tenía una clara finalidad político partidaria.

En efecto, como informó nuestro diario hace unos días: “El expediente de la investigación que abrió la cartera, luego de que la CPS mostrara reticencias para enviar su base de datos entre setiembre y octubre, tiene cerca de 800 páginas. Y concluye, a grandes rasgos, que la coordinadora declaró “más ollas y merenderos de los que realmente” integraban la red; que hay “ollas y merenderos (...) que no funcionan en la actualidad en las direcciones proporcionadas por la CPS”; que se entregaron alimentos que no llegaron a destino o que en algún caso se vendieron; y que “las porciones solicitadas por las ollas y/o merenderos directamente al Mides es menor que la declarada por la CPS en los datos que aportó”, según se desprende en el informe de instrucción de la cartera al que accedió El País.”

Además, como declaró el Ministro Lema, “Queda totalmente probado que se trata de una organización con fines políticos” y agregó que muchas ollas funcionaban en “comités políticos partidarios”. A medida que se conoce más información sobre el tema peor es la situación verificandose que lo que se había montado era una organización dedicada a un objetivo político y que seguramente deberá terminar ante la Justicia frente a la montaña de irregularidades encontradas.

A medida que se tiene más información también se entiende la reacción del Frente Amplio desde el primer momento en que se puso en cuestión la actuación de la coordinadora de ollas; estaban defendiendo a una organización compañera no a los más débiles. Como ha sido históricamente la actuación del Frente Amplio, se privilegia la defensa de los corporativismos amigos, de las empresas amigas y de los sindicatos amigos antes que a las personas más vulnerables. El manejo que se ha hecho de estos temas en los gobiernos frentistas y el que aun hoy se hace desde las intendencias que gobiernan -afortunadamente pocas- es por demás elocuente al respecto.

La evidencia acumulada hasta ahora permite deducir que la Coordinadora Popular y Solidaria ni llenaba las ollas ni era tan popular y menos aun solidaria.

Como en otros casos sonados, también se encuentran defendiendo irregularidades flagrantes cuando quienes las cometen son correligionarios. Entender este punto es fundamental porque da cuenta de que el pedestal moral desde el que se autoposicionan de defensa de la población más vulnerable es una enorme mentira. No les importa mejorar la situación de los más pobres, les interesa su utilización política electoral como botín, no les interesa su superación personal y familiar, les interesa que sigan inercialmente dependientes de sus dádivas para que dependan de sus políticas populistas, lucrando abiertamente con su desafortnada situación.

El destape de la crapulencia con que se manejaba el tema de los ollas populares motivó no solo marchas y declaraciones incendiarias, sino también más recientemente un ataque personal de Fernando Pereira al ministro Lema, continuando el estilo agresivo y lamentable que ha caracterizado su actuación como presidente de la coalición de izquierda. Lema, marcando que no todos los políticos son iguales, le contestó con altura, poniendo toda la infomación a disposición y afirmando que: “No se puede hacer demagogia con situaciones de tanta vulnerabilidad. Solo el presidente del Frente Amplio defiende que producto de maniobras los alimentos no lleguen a donde tienen que llegar”.

Efectivamente esto es así. El Frente Amplio defiende que se le quite la comida de la boca a los uruguayos más pobres con tal de defender la acción de una organización compañera.

Cuesta encontrar un tema con el que se pueda caer más bajo y pinta en cuerpo y alma el modo de pensar de parte de la dirigencia frentista.

Pero hay otro aspecto que vale la pena resaltar. Contra este tipo de organizaciones que lucra con los más pobres hay que actuar con todo el peso de la ley y no tener miedo a que dirá la progresía bienpensante. Con la ley y la razón de su lado y en defensa de los uruguayos más vulnerables, la actuación valiente del ministro Lema fue impecable y demuestra como se debe proceder en estos casos. Para enfrentar a una maquina de mentir y estafar a la gente no se puede ser timorato, hay que ser sensato, medido y tener coraje.

En este caso lo que ha hecho el ministro Lema es un ejemplo a tener muy en cuenta.

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