EDITORIAL
diario El País

Creciendo pese a todo

Uruguay se destaca a nivel internacional por varios aspectos conocidos que tienen que ver con la fortaleza de sus instituciones democráticas, la libertad de prensa, el funcionamiento de la Justicia, entre otros.

Este es el patrimonio del país, construido a lo largo de la historia en un largo proceso de acción colectiva. Recientemente, sin embargo, nos estamos destacando también por el desempeño de nuestra economía, un punto sobre el que vale la pena profundizar.

Cuando se analizan las proyecciones de crecimiento de la economía mundial, regional y nacional de los últimos meses nos encontramos con un dato bien interesante. Mientras que diversos organismos internacionales vienen recortando sus pronósticos de crecimiento en todo el mundo, en el caso de nuestro país vienen aumentando. A esta altura del año puede afirmarse que la proyección oficial se quedará corta y Uruguay crecerá por encima del 5% este año, una cifra excepcional recordando que ya nos encontramos por encima de la situación previa a la pandemia.

El año próximo, además, la economía uruguaya seguirá creciendo, seguramente superando el 3%, otro dato muy positivo. Y este crecimiento no son meros números macroeconómicos sin impacto en la vida de la gente. Por el contrario, tiene un claro correlato en el aumento del empleo, principalmente en el interior del país. Hoy en nuestros país hay 30.000 personas más trabajando que previo a la pandemia, lo que implica que ya se recuperó no solo la caída frente al Covid-19, sino que también se recuperó la mitad de los puestos de trabajo perdidos en el último gobierno del Frente Amplio.

La última tasa de desempleo disponible, de octubre de 2022, es 7,8% cuando en febrero de 2020 (último dato del gobierno del Frente y último dato antes de la pandemia) era 10,5%. Es claro que esta recuperación del empleo, junto a la recuperación salarial que está en marcha gracias a las medidas del gobierno adoptadas este año sobre los salarios y jubilaciones nominales y el descenso de la inflación que comenzamos a experimentar, deparará un incremento del ingreso de las familias uruguayas.

Uruguay está aprovechando con acciones concretas la oportunidad de distinguirse dentro de un continente convulsionado. Las inversiones nacionales y del exterior son las que pautan el vigoroso crecimiento.

Por otra parte, las cifras de inversión pública son excepcionalmente altas y también se ve con claridad su impacto a lo largo y ancho del país. Si como es de esperarse, el crecimiento de la economía supera la proyección oficial, de acuerdo a los anuncios del Poder Ejecutivo, el próximo año veremos por primera vez en muchos años una disminución de impuestos enfocada en el IRPF y el IASS. Esta medida implicará un incremento adicional del ingreso disponible de los hogares, con su natural consecuencia dinamizadora sobre la economía a partir del incremento del consumo.

Uruguay, por lo tanto, está aprovechando con acciones concretas la oportunidad de distinguirse dentro de un continente convulsionado. Las inversiones nacionales y del exterior son las que pautan el crecimiento, gracias a un marco institucional y estabilidad política y económica sumada a las medidas activas para fomentarlas. Sin los sobresaltos políticos y económicos que lamentablemente estamos viendo en muchos países del continente, Uruguay sigue su propio camino, creciendo, generando empleo y oportunidades para la población.

Debe quedar claro que esta situación que vivimos no es producto de la inercia ni de la generación espontánea, es gracias a las políticas públicas que hemos tenido desde 2020 que cambiaron la pisada respecto al gobierno anterior. Cuando íbamos camino a perder el grado inversor se adoptó una política fiscal seria y creíble que viene mejorando nuestra situación. Cuando la inversión flaqueaba se tomaron medidas para volverla más atractiva. Las empresas públicas mejoraron financieramente así como su rol práctico en sus respectivas áreas de influencia. Todo apuntalando una posición del gobierno que notoriamente genera confianza en el país.

Por tanto, ya estamos viendo los frutos de la siembra comenzada desde marzo del 2020, y serán más claros y sensibles en el año próximo y en 2024. Uruguay, pese a toda la manija en contrario, viene por el buen camino, el único por el que avanzan los países, sobre bases sólidas y creíbles. Esta realidad, finalmente, se impondrá a los relatos pesimistas y el optimismo en el país irá indefectiblemente cobrando impulso.

Estas son ciertamente buenas noticias para los uruguayos y para el gobierno, aunque sean malas para quienes vienen medrando con su viejo sonsonete del cuanto peor, mejor. Los uruguayos, afortunadamente, son suficientemente sabios para saber por dónde está el camino hacia el futuro.

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