EDITORIAL
diario El País

La apertura al Pacífico

El anuncio se hizo con la solemnidad que merecía. Los dirigentes de todos los partidos políticos, oficialistas y opositores fueron convocados por el presidente, para informarles que el 1º de diciembre se presentará la carta de adhesión al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica.

Dicho Acuerdo es un tratado de libre comercio entre 11 países de la Cuenca del Pacífico. Fue firmado en 2016 en Nueva Zelandia. Busca rebajar barreras comerciales, acordar sobre temas referidos a propiedad intelectual, derecho de trabajo, derecho ambiental y establecer mecanismos de arbitraje para cuando surjan diferencias entre los socios.

Lo integran Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelandia, Perú, Singapur y Vietnam. Estados Unidos fue miembro del Acuerdo hasta que, aplicando una política proteccionista, el entonces presidente Donald Trump ordenó retirarse.

Con este primer paso Uruguay da una clara señal de que sigue empeñado en una mayor apertura comercial.

En estos últimos meses, las prioridades del gobierno parecían concentrarse en la reforma jubilatoria y la transformación educativa. Sin embargo, este anuncio confirma que la apertura sigue siendo fundamental para Uruguay.

Las negociaciones para un eventual acuerdo con China están marcha, pero se han enlentecido hasta una casi parálisis. Por otra parte, sigue pendiente el acuerdo con Turquía.

Una cosa son las intenciones y otra, los resultados. Negociar acuerdos de este calibre, exige la presencia de equipos profesionalizados y una innegable capacidad de negociación.

Es verdad que Uruguay perdió mucho en ese terreno, al descartar la posibilidad de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y luego, cuando tras recibir una orden tajante de la dirección partidaria del Frente Amplio, se vio obligado a bajarse de las negociaciones, en las que avanzaba a buen ritmo, con el Acuerdo sobre Comercio de Servicios, conocido por la sigla de TISA.

Nunca se podrá evaluar debidamente cuanto perdió Uruguay al apartarse de procesos tan importantes y que, en el caso del TISA, podían o no haber llegado a buen puerto, pero hubieran servido para foguear a la Cancillería en el arte de negociar con los muy poderosos.

La política de apertura comercial exige gestos visibles desde la cúpula del gobierno, sin duda, pero debe ser seguido de un arduo trabajo, sutil y exigente, por parte de los expertos de la Cancillería.

Ese esfuerzo no se podría realizar sino hay un gesto claro desde la presidencia, y el gesto quedará solo en eso si no es seguido por el esfuerzo técnico de los expertos.

Este primer paso claro y decidido del gobierno de abrirse al Pacífico, es muy bienvenido y es de esperar que su integración plena se logre en un breve plazo.

Fue buena la decisión del presidente Luis Lacalle Pou de invitar a todos los partidos incluida la oposición, para dar cuenta del paso que se está por dar.

La noticia fue bien recibida por todos, aunque hubo algunos matices.

Por un lado, la pregunta de si no hubiera convenido esperar a que asumiera el nuevo gobierno brasileño y por otro el de dar estos pasos, sí, pero sin afectar el funcionamiento del Mercosur.

Respecto a lo primero, habría que recordar que el entonces presidente Tabaré Vázquez consultó con su par brasileño Lula da Silva, respecto al tratado con Estados Unidos y este se opuso. Se trata del mismo Lula que asume por tercera vez el 1º de enero próximo.

Entre la negativa de Lula, los escollos puestos por su propio canciller y los reparos del Frente, Vázquez debió dejar pasar el tren que, como bien había anunciado, pasaba una vez en la vida.

Si Uruguay opta por esperar a lo que suceda con una nueva presidencia de Lula y si va a cuidar las sensibilidades del Mercosur, nunca logrará la necesaria apertura comercial que busca.

El bienestar de su gente solo se logrará con más producción y esa producción solo aumentará si tiene buenos socios que la adquieran. Durante mucho tiempo fuimos demasiado leales a un Mercosur que no fue tan leal con Uruguay.

A esta altura de las circunstancias, Uruguay debe cambiar su estrategia respecto a sus vecinos. Si espera su comprensión benévola, jamás logrará sus objetivos. Por lo tanto, lo que corresponde es que tome la iniciativa y actúe. Que le presente al Mercosur, los hechos ya consumados.

No pierde nada con esa estrategia y quizás logre, de ese modo, que el Mercosur finalmente se actualice y flexibilice.

Por lo tanto, este primer paso claro y decidido del gobierno de abrirse al Pacífico, es muy bienvenido y es de esperar que su integración plena se logre en un breve plazo, tras un trabajo de eficaces negociaciones.

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