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Pirotecnia, celebraciones peligrosas


@|Desde la invención de la pólvora en la antigua China, luego conocida y utilizada en los países europeos y el mundo, el hombre ha utilizado este invento con distintos fines, entre ellos, el lúdico -al que nos referiremos en esta opinión- como forma de celebración de muy distintos eventos, según sea la cultura que observemos. La utilización de esta sustancia explosiva, a la que se le agregan metales pesados para lograr los distintos colores que nos maravillan y sorprenden, no está exenta de peligros a los que se exponen los que la manipulan.

Y su uso irresponsable o no regulado por las autoridades correspondientes, causan generalmente daños de muy distinta índole, algunos claramente identificables y otros de muy difícil cuantificación y evaluación real de sus consecuencias.

Al innegable impacto ambiental que ocasionan se suma el riesgo de ser un factor potencial de incendios, por eso el necesario control que sobre estos materiales debe ejercer la autoridad y la “policía del fuego”.

Las emergencias de los hospitales y sanatorios no se salvan de atender lesionados, algunos de ellos de extrema gravedad, ya que pueden sufrir daños irreparables y permanentes.

Estos perjuicios aumentan con relación a las personas con capacidades diferentes o quienes padecen de enfermedades de espectro autista; los que muchas veces se aíslan y manifiestan su temor o miedo y no alcanzan a comprender el sentido de las explosiones y menos las llamadas “bombas de estruendo” que impactan en el sentido del oído hipersensible, sin siquiera manifestarse con colores. Lo que muestra la sinrazón de quienes las detonan.

Los festejos, en los que se incluye esta demostración de “luz y sonido” causado por baterías de fuegos artificiales, ya sean de uso familiar o doméstico como profesional, inciden negativamente también en el bienestar animal ocasionándoles taquicardias, confusión, aturdimiento, náuseas y falta de aire.

Se impone una regulación normativa de alcance nacional en la materia, no siendo suficientes las de alcance departamental o local, en lo que se refiere a la comercialización, utilización y a los ruidos molestos.

Las celebraciones o festejos no debieran causar perjuicio a nadie, ni al ambiente, ni a las personas, ni a los animales.

La regulación que se pretende busca proteger a las personas, pero sin descuidar el medio ambiente y a los animales, de modo que se limite la libertad de su uso o comercialización en aras de lograr la protección de la vida, el bienestar de las personas y animales así como la protección del medio ambiente.

En nuestra sociedad el uso de pirotecnia se limita por lo general a los festejos de las Fiestas Tradicionales y alguna celebración deportiva o social.
La intervención de profesionales en el manejo de estos elementos se requiere para garantizar esos derechos básicos, más cuando se trata de un evento público de significación donde la batería de fuegos a lanzarse se realiza hasta electrónicamente.

Se trata, en suma, de reglamentar normativamente esta actividad donde el festejo de unos puede significar el daño o perjuicio de otros, buscando evitar la contaminación acústica y el racional y ponderado equilibrio de los derechos en juego.

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