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Homenaje


@|Cementerio del Norte, 19 de agosto de 2022:

Estamos aquí reunidos para dar justo homenaje a mi padre, Ricardo Lisímico Braida Matalonga, a 50 años de su partida física.
En su reconocimiento, en nombre de mi madre, mi hermana y mío propio, voy a manifestar estas breves palabras.

Cuando nací, habían transcurridos 4 meses de la muerte de mi padre, por lo que no llegué a conocerlo en vida. Mi hermana tenía poco más de un año. Él murió el 19 de agosto de 1972 en Democracia, asesinado por un tupamaro. En combate, en acción, defendiendo la Patria y la República.

Era Tte. 2do. del Arma de Caballería del Ejército y obedecía órdenes de sus mandos naturales superiores, de los Poderes Ejecutivo y Legislativo que habían encomendado a las FF.AA. combatir el terrorismo que asolaba por aquella época a la Nación.

Como todos sabemos, se venían suscitando hechos muy violentos: robos, secuestros y asesinatos por parte de la guerrilla armada que pretendía poner fin a la Democracia y a sus Instituciones.

Mi padre tenía 25 años cuando lo asesinaron a sangre fría y sin dudas un futuro brillante por delante. Con su muerte, no solo le arrebataron la vida, sino que toda nuestra familia quedó devastada con un dolor eterno.

Pero con su ejemplo de hombre honorable, siempre presente en nuestras vidas, supimos salir adelante con dignidad y honradez. Sin dar lástima. No usamos su muerte y nuestra desgracia con fines espurios para obtener algún provecho que no hubiéramos merecido por nuestros propios méritos o virtudes.

Mi hermana y yo crecimos sin rencores, junto a mi valiente madre, en compañía de los seres más queridos de mi padre, los familiares y sus mejores amigos.

Sus compañeros de Promoción “Leonardo Olivera” estuvieron presentes a través de las décadas, en cada Acto del 19 de agosto, aquí, en este Cementerio, rindiéndole homenaje.

A ellos, aprovechamos esta ocasión para darles un especial agradecimiento, haciéndolo extensivo a todas aquellas personas que nos han acompañado año tras año, manteniendo siempre viva y en alto su memoria.

Sus compañeros, hoy ya son adultos mayores, algunos encarcelados y otros esperando ser procesados sometidos a la venganza y resentimiento de aquellos mismos que con su doble moral distorsionan la historia y la realidad de los hechos.

Mi padre, el Tte. 2do. Ricardo Lisímaco Braida Matalonga es un héroe y un mártir. Dio su vida obligado por las circunstancias, cumpliendo con su deber, para mantener los Principios y Valores de nuestra Patria, por todos nosotros. Es un honor y un orgullo ser Braida.

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