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Hastío


@|Hay un punto en el cual el recipiente no puede contener más y desborda.
En la política de nuestro país el gobierno sigue dando muestras de una envidiable entereza, tan grande como la paciencia de un santo y ha resistido sin emitir la más mínima respuesta que, en el lenguaje periodístico actual, pueda considerarse “políticamente incorrecta”.

No es el caso de un viejo ciudadano como yo a quien le llegó “el hastío” y emitirá su opinión en términos “incorrectos”, pero sin tapujos. Quienes observamos a diario la actitud del sector opositor, consideramos que se ha llegado al límite y las cosas estarían por desbordar. Más, los ciudadanos de bien confiamos en que llegará un momento de cordura y toda la clase política, que como gobierno u oposición hablan un mismo idioma, se pondrán de acuerdo en temas de Estado.

Sin embargo, aunque sin poder de decisión, sin voto entre los representantes del pueblo una organización se ha entrometido creyéndose “los illuminatti”, los dueños de la verdad absoluta. Me refiero al PIT-CNT; una rara mezcla de organización sin personería; de sindicalistas desagradablemente engordados por beneficios, concesiones y prebendas por 15 años de gobierno progresista que, con el sutil afán de ganar votos, alineó en sus filas a todas las minorías existentes y entre ellas, abusando de su oportunidad, a una caterva de maleducados apoyados por una prensa amarillista que les pone un micrófono o les regala páginas para difundir su caprichosa y malintencionada negativa a todo lo que haga o proponga el gobierno.

Esta organización mamarrachesca se atreve a discutir, de igual a igual, con profesionales académicos destacados, abusando hasta desbordar el vaso.
Hoy no está conforme con el proyecto de la Reforma de la Seguridad Social y resuelve, antes siquiera de leerlo (el colmo de la osadía) y si no se les contempla su atrevimiento, aplicar su acostumbrada chicana de realizar un paro general de 24 horas en los próximos días.

El vaso desbordó, la paciencia terminó, el hastío alcanzó a la mayoría ciudadana y le guste o no le guste al contubernio gremialista, da igual, pues el gobierno resolverá en las Cámaras con el apoyo de los políticos de bien, tan imprescindible reforma.

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