Ámbito marítimo como opción laboral
@|Uruguay parece empeñado (lamentablemente) en ignorar su potencial marítimo en forma integral. Quizá generado por simple desconocimiento, visiones parcializadas o el desinterés en proponerse proyectos que excedan los cinco años del periodo de gobierno.
Ámbito que podría ofrecer opciones-alternativas para la implementación de algunas de las ideas y esfuerzos de los que nos entera la prensa, donde lo estatal podría actuar en coordinación y como facilitador de los esfuerzos nacionales, también de privados.
Un posible ejemplo es la generación de puestos de trabajo, donde este ámbito podría contribuir aportando alternativas (a ser gestionada por supuesto).
El Informe sobre el Transporte Marítimo 2021, de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (por su sigla en inglés, UNCTAD), destaca que el mercado laboral marítimo internacional ocupaba aproximadamente 1:892.720 trabajadores en buques (entre oficiales y tripulantes altamente formados y entrenados). Otras fuentes estiman para el 2026, una importante escasez de oficiales mercantes.
Los cinco países mayores proveedores de mano de obra marítima internacional aportan un estimado del 44% de la fuerza laboral global, que les significa una importante fuente de ingresos. Se estima que en 2019, Filipinas recibió ingresos por 6.500 millones de dólares por este concepto (monto que se redujo a 6.4: por efectos de la pandemia).
El ámbito marítimo internacional se mueve permanentemente hacia un mayor uso de tecnologías (alineado con el concepto de Industria 5.0), lo que incrementa la complejidad de las regulaciones, de la formación, entrenamiento y operativa de la gente de mar; y que también genera oportunidades.
Uruguay tiene el potencial necesario para pretender incrementar su presencia y protagonismo en dicho mercado laboral.
El recurso humano de calidad, educado y entrenado existe; también se puede incrementar.
Gestionarlo adecuadamente implicaría el acceso a opciones laborales de calidad, asegurándoles (a trabajadores y empleadores) continuidad, sostenibilidad, transparencia y el cumplimiento de los estándares internacionales de aplicación.
Ello le daría credibilidad al esfuerzo y contribuiría a incrementar/robustecer la presencia nacional en dicho ámbito. ¿Podría ser una opción laboral para jóvenes que buscan alternativas? ¿El pretendido impacto en lo social, económico y de política marítima podría ser, también, beneficioso para otros sectores de nuestro país?
Las capacidades educativas y de entrenamiento están disponibles y han sido evaluadas (auditadas), aprobadas y reconocidas internacionalmente.
¿Interesaría contribuir a su mejoramiento tendiente a niveles de excelencia en aras de potenciar lo marítimo nacional en forma integral?
La existencia de legislación nacional en tal sentido y el ser parte de acuerdos multilaterales específicos, facilitan el acceso de los trabajadores nacionales al mercado laboral marítimo internacional.
Para este mercado es relevante el Convenio sobre el trabajo marítimo de la Organización Internacional del Trabajo (MLC-2006 de OIT), del que nuestro país no es parte. Convenio que sustituirá internacionalmente a los instrumentos existentes de aplicación en esta materia. ¿No sería interesante estar preparados y anticipar ese momento? Actitud proactiva (y no reactiva) que permitiría identificar los potenciales impactos en el ámbito nacional.
La experiencia de Filipinas podría ser inspiradora (también como proceso de muchos años), con un órgano gubernamental que gestiona su gente de mar internacional (uno de los argumentos de su fuerte presencia y desarrollo en lo marítimo).
La adopción de políticas y estrategias al respecto (como un proyecto nacional con capacidad de crecer según sea requerido) podrían contribuir también a incrementar la presencia de nuestros connacionales en un atractivo mercado laboral internacional.
¿No será momento de considerar la opción de lo marítimo en forma integral como una potencial y promisoria opción de coordinar esfuerzos (a nivel nacional) tendientes a contribuir con la sostenibilidad laboral, social y económica de nuestro país?
¡Mantengamos la esperanza (aunque suene utópico) de un Uruguay marítimo!
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