Rodrigo Caballero
Rodrigo Caballero

No ceder a la presión

Hermanayotecreo. #Ytambiéntecreoatíhermano. Les creo a los dos. Mi razón de ser es la ecuanimidad. No puedo creerle a una sí y al otro no. Además, si lo hiciera, todos dejarían de creer en mí. Y eso sería muy malo para la sociedad.

Por eso les creo a ambos. A tí, hermana. Y a tí, hermano. Y como les creo a ambos, no me queda más remedio que dudar de los dos. No hay otro modo de poder creerles.”

Palabra más, palabra menos, lo escrito arriba fue lo que imaginé que me diría la Justicia si nos encontráramos por ahí y me diera la oportunidad de pedirle una opinión sobre el caso que, en pleno Carnaval más largo del mundo, quitó caretas y consagró pierrots. La Justicia como entidad utópica, con su perfección divina. La de la balanza y la venda en los ojos. No vaya usted a creer que me refería a los ciudadanos que dicen representarla, con la venda corrida por sus pasiones urbanas, partidarias, estéticas. Con sus convicciones, su corazoncito y calcomanías pegadas a sus termos. La Justicia que me habló era esa que no puede dormir si hay una mujer a la que no se le cree, como tampoco si hay un inocente preso.

Una Justicia que por estos días parece haberse alejado del Uruguay. Triste país donde hay una jueza y una fiscal y unos diputados y unos senadores que persiguen a un periodista. Donde hay otros periodistas que celebran esa persecución y algunos que aprovechan la ocasión para mandarse la parte aunque a nadie le interesa cuál es su parte en esta historia. Donde hay un grupo de jóvenes condenados por una turba enceguecida y furiosa, detenidos por la presión que ésta ejerció en quien debió haber separado la paja del trigo.

Presión que me lleva a retroceder hasta marzo de 2021, cuando la pandemia se puso peluda y las noticias mostraban a la policía disolviendofiestas por estar prohibidas las aglomeraciones. Sin embargo, en aquel momento, en lo que el ministro Javier García definió como un “discurso dual” de parte del gobierno, el 8M no fue reprimido y se llevó a cabo frente a las narices de todos. “Es un tema de poner en los platos de la balanza”, dijo García entonces y agregó que si la decisión hubiera sido disolver la multitud “hoy se estaría hablando de otras cosas”. El gobierno sintió la misma presión que pudo haber sentido la jueza a cargo del caso, y que tal vez haya incidido en la la prisión preventiva por 180 días que dictaminó para los acusados. Si la presión pesó sobre un gobierno entero y lo hizo quedarse quietito mientras le hacían pito catalán desde 18 de Julio ¿no va a pesar sobre un individuo? ¿Qué habrán pensado tanto García como la jueza que podría llegar a ocurrir en caso actuar de manera contraria? ¿Qué debemos esperar nosotros, los ciudadanos comunes?

Mientras en la antigüedad existían los sacrificios humanos, en los cuales la furia de las entidades que provocaban daños a la comunidad era aplacada con sangre de doncellas, hoy la ofrenda es carne de varón heterosexual. En este caso no ha sido uno. Sino tres. Tres inocentes hasta que se demuestre lo contrario, que pueden acabar siendo tres violadores, claro está. Negarlo sería conformar una nueva patota.

Pero también pueden ser los abuelos de los brujos que no pudisteis quemar. Y es muy importante que se despeje esa duda antes de hacer nada. Nos va la vida como sociedad. Si se sigue cediendo ante la presión y aceptando que la ley no sea igual para todos, como decía Jim Morrison, este es el fin.

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