Leonardo Guzmán
Leonardo Guzmán

Santa o laica

"Ala Universidad venimos para formarnos en una profesión, pero la Universidad es mucho más que eso: es un tiempo para crecer como personas”.

“¿Quién soy yo y para qué estoy en el mundo? Algunos nunca se lo habrán preguntado. Lamentablemente hay mucha gente que no se ha tomado el trabajo de responder a esas preguntas”, pese a lo cual “es necesario tener un rumbo, un ethos con sentido por el cual vivir.”

Esto predicó el Rector de la Universidad Católica, Dr. Julio Fernández Techera, en su Lectio Inauguralis 2022. Habló como sacerdote jesuita, pero al reclamar el fortalecimiento íntimo de la persona dijo verdades que valen para todos los credos. El Derecho, el orden público y el sentido común reposan sobre la personalidad humana. La Constitución lo dice en su artículo 72, redactado en 1918 precisamente cuando se separaron la Iglesia y el Estado. Por tanto, para la vida toda el vaciamiento de la conciencia es una desgracia inmensa porque el sistema entero reposa en la ampliación y la fuerza del sentir y el pensar, no del ignorar.

La personalidad que cimenta la libertad no puede ser nunca la del pazguato entregado. Tampoco la del que se encierra en una especialidad y, como un robot, opera sobre lo de afuera sin interrogarse por dentro, sustrayéndose a todo y resignándose a lo que sea. No es eso lo que necesitamos.

Es por reflexión y voluntad que se forja el yo activo, dueño de sí, capaz de responder al bien y al mal. Ese proyecto humano se enraíza en la filosofía griega y en el Testamento judío, se potencia en el Nuevo Testamento cristiano, se unifica en San Pablo, se enriquece en Santo Tomás y desde el Renacimiento genera robustas ramas en el pensamiento no confesional, laico, ensanchando -a punta de sentimiento, razón e intuición- las fronteras de la ciencia y la filosofía.

Esas bases humanas son las que están en crisis hoy. A instalar la desorientación y la perplejidad, concurrieron el nihilismo, el relativismo, la deconstrucción y el gramscismo, junto con el viejo y cobardón “no te metás”. No poco tuvo que ver el empobrecimiento humanístico de Secundaria, que suprimió idiomas, rebanó temas, arrinconó la filosofía y oficializó visiones sociológicas sin ideales personalizantes. De todo ello ha surgido una intrínseca debilidad de la persona y de Occidente, cuyas consecuencias soportamos a diario.

Si queremos salir de la caída cultural en que estamos sumidos, sepamos encontrar las coincidencias espirituales que nos unen por encima de tiempos y fronteras. Compartamos esta siembra inaugural del Rector de la UCU, recordando que, en la misma línea, fue en un liceo laico que uno -aprendiendo de Carlos Benvenuto- supo que Gabriel Marcel proclamaba que “hay una profesión universal que es la de hombre”; que fue en nuestra Universidad laica que Couture nos enseñó “No quieras ser sólo abogado, porque entonces no serás ni siquiera abogado.” Y mucho antes, Rodó reclamó “que cada individuo humano sea un ejemplar no mutilado de la humanidad.”

En un mundo ensangrentado por extravíos que son infamias, recibamos la Semana que, Santa o laica, recuerda a Quien -haya sido encarnación divina o ascensión humana- universalizó el mandamiento mosaico de Amar al prójimo como a sí mismo.

Y con su morir perdonando, llamó a vivir sin los odios y rencores que hoy nos emponzoñan de lejos y de cerca.

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