Juan Ramón Rodríguez Puppo
Juan Ramón Rodríguez Puppo

La vidriera irrespetuosa

“De los cambalaches..se ha mezclao la vida”
Discepolín se refería al siglo XX, pero se ve que poco ha cambiado hoy.

Días atrás en sede del Parlamento nacional y a propuesta del senador Bergara se organizó un encuentro de parlamentarios regionales a propósito de una iniciativa sobre el control de armas. Hasta ahí todo bien. Podemos tener miradas contrapuestas y matices. Pero lo insólito del encuentro fue que la convocatoria intentaba liar el concepto control de armas con el de violencia de género. Ahí el cambalache mezcló todo y para mal.

Se intentó adjudicar a las armas la responsabilidad de los crímenes de pasión aberrantes basados en una afirmación estadística.

El 98% de los tenedores de armas son hombres. Y sí…lo son.
Yo agregaría que un porcentaje similar compran armas de caza. Ni que hablar de tripulantes de submarinos en la 2º guerra mundial. O un porcentaje parecido a las tropas que van al frente en Ucrania. Pero eso no explica el problema de la violencia de género.

Los argumentos vertidos por la mayoría de las legisladoras extranjeras que nos visitaron fueron muy “traídos de los pelos”. Otros confusos como el de la diputada chilena y otros irrisorios como el insólito trabalenguas de la diputada boliviana Alcira Rodríguez. “Herida por un sable sin remache…” la enviaron a un país extranjero a leer un discurso de 3 minutos en el que no logró pronunciar la palabra “totalitarismo” 4 veces y terminó riéndose de ella misma. (En Uruguay recordamos aun a la diputada “Conchillas”).

En fin. La idea de Bergara era reunir adhesiones para un proyecto que intenta establecer más garantías en el uso y tenencia de armas. Una intención plausible sino fuera que hoy intenta ahondar sus propósitos buscando socios en movimientos feministas parlamentarios. Y ahí mezcla todo y confunde todo. Por más evidencia científica respecto de la responsabilidad de los hombres en la violencia de género, el que mata. -en todo caso- es el ser humano violento y no el arma. El arma puede ser cualquier elemento que tenga a mano cuando la pasión lo ciega y el individuo pierde la cordura y comete un crimen atroz. Ejemplos abundan y el arma pasa a ser un elemento totalmente secundario. Pensar en limitar o restringir el porte y tenencia para evitar la violencia de género importaría hasta la tonta idea de limitar o registrar los “Tramontina” o la cuchilla de cortar carne.

Por suerte el Encuentro Regional tuvo algunos escasos aportes de sentido común en las palabras de bienvenida de la anfitriona Beatriz Argimón quien planteó el tema en el contexto que debe tener: La violencia es un fenómeno integral y explicable más allá del problema de la violencia intrafamiliar. Y también encontramos sensatez en algunas apreciaciones de la diputada argentina Margarita Stolbizer quien aseguró que “Argentina tiene como nadie una legislación de avanzada en garantías manuscritas y legales en derechos de la mujer y eso no impide que cada 36 horas muera alguien en crímenes de odio hacia la mujer”.

En fin. Fue una aspirina al alma escuchar algunas frases de sensatez en un encuentro en el primó el desvarío por mezclar todos los problemas de la humanidad y explicarlos todos bajo la lupa de la “perspectiva de género”. Llama la atención que alguien racional como el senador Bergara se preste a estos maniqueos despliegues discepolianos mezclando aserrín con pan rallado. Así no creo que logre muchos adeptos para su proyecto. Son 2 temas independientes: armas y género.

Por si fuera poco, todo esto se dio en horas en las que el ex Presidente Mujica descalificaba “de ramboullé” a la ing. Cosse manifestando que ella era candidata “porque la mujer estaba de moda”. La propia izquierda le estaba mandando -al unísono- a la ciudadanía dos mensajes totalmente contradictorios. Bergara arrimándose a la agenda políticamente correcta del posmarxismo y Mujica hablando desde el Paleolítico denigrando a la mujer.

La biblia -otra vez-junto al calefón.

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