Juan Ramón Rodríguez Puppo
Juan Ramón Rodríguez Puppo

Ollas, merenderos y gente de la calle

El tema del hambre y la carestía ya es recurrente en filas de la oposición y a esta altura es a todas luces una estrategia de comunicación de desgracias para generar un relato que no se compadece con la realidad.

Y no porque la pobreza no exista. Sino porque lo que no existe es “nada nuevo bajo el sol”.

O, mejor dicho. Si luego de 15 años de progresismo y viento de cola se aumentaron los asentamientos y a 20 días del inicio de una pandemia y un nuevo gobierno hubo que atender casi 800 mil personas con transferencias del Mides es porque ya todo lo social estaba muy averiado.

Cuando repasamos la historia de informes de una Organización como la FAO, nos encontramos que en 2016 fue el peor año en la historia reciente del Uruguay en términos de “inseguridad alimentaria severa”. Detectaron que el 9.5% de los uruguayos padecían de la misma. Y esta cifra de 2016 fue la más grave en estos años superando al 8.5% que sufrimos en el primer año de la pandemia (2020). Pero no solo eso nos relató FAO. También se auscultó que, en 2016, el 28.5% de la población tenía problemas Moderados/Severos en carencias alimenticias contra 25% del año 2020.

Estos números asustan. Y más asusta enterarnos que entre 2016 y 2018 el gobierno de la época cerró varios comedores. Y por si fuera poco el asombro en ninguno de esos años en cuestión vimos aparecer a ninguna Coordinadora Solidaria de Ollas populares a quejarse.

Vaya casualidad, las mismas aparecieron en ocasión del cambio de gobierno. Pero no es casual que esas mismas organizaciones hoy pidan más y más recursos aun cuando las autoridades del Mides les enseñan números de descenso de la demanda en todo el país.

Y lo más asombroso es que la misma Coordinadora en un informe reciente propio ha aceptado y documentado el descenso de esa demanda. Es más. Presenta datos mostrando una reducción de un 7% de las porciones entre marzo 2021 y marzo 2022. Y agrega que en el peor mes (julio 2021 contra julio 2022) las porciones solicitadas fueron 12% menos. Aun así, piden más recursos.

Hacemos todas estas aclaraciones porque estamos convencidos que existen las mejores intenciones de parte de las autoridades del Mides para atender a quienes más lo necesitan. Pero sabemos que manejan recursos que como siempre son finitos. No queremos más asistencialismo clientelista ni que la ayuda se convierta en un barril sin fondo al servicio de organizaciones que no siempre tienen en el top mind de su agenda, la solidaridad. Nos consta que en el pasado reciente y hasta en el presente muchas de estas organizaciones han estado por demás ocupadas en luchas políticas y en ser meros instrumentos de aparatos de poder.

Cansados de ver como a veces se usa la pobreza como trampolín para escalar en los partidos. Suenan en mis oídos las canciones de Jaime Roos. En particular “El hombre de la calle”. Canta don Jaime: “No me hablen más de él...No me hablen más por él”. “Si yo lo veo en cada esquina y lo escucho en el Café”.

No me hablen más de pobreza. Ayúdenla a combatir trabajando duro para sí y para los demás. Y cuando hablemos de solidaridad con el prójimo. La que yo conozco …es anónima y vocacionalmente gratuita.

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