Isabelle Chaquiriand
Isabelle Chaquiriand

Uruguay, polo de innovación

El tema de Uruguay como polo de innovación está ocupando cada vez más lugar en agenda, en especial luego de la pandemia.

No es casualidad, el país viene trabajando hace mucho tiempo en construir un entorno favorable a la inversión nacional y extranjera y posicionarse como país amigable para innovar. Y sí, la pandemia aceleró este proceso por la posición favorable que tuvimos respecto a otras economías gracias, entre otras cosas, a la buena gestión de la pandemia que hizo que mientras los otros países estaban parados, nosotros siguiéramos funcionando.

Pero la realidad postpandemia nos enfrenta al desafío de sostener una fuerte propuesta de valor para seguir atrayendo inversiones. Como resultado, hay una intensa agenda sobre cómo hacer de Uruguay la “Silicon Valley” de América Latina; el Israel de la región; o encontrar una fórmula para hacer de este país con sus características, en este continente particular y en un mundo postpandemia que parece necesitar nuevas recetas para salir adelante, un oasis para la innovación y un ecosistema que funcione como plataforma al mundo.

En ese marco, durante esta semana tendrán lugar en nuestro país una serie de eventos que generan mucha ilusión. El corazón será un evento en Punta del Este organizado por el gobierno y el BID llamado Test&Invest, con más de 1000 personas representando 40 países. La larga lista y CV de los expositores superaría el espacio de esta columna, por lo que los invito a verla en la web de la conferencia. Pero créame, todo un privilegio que vengan por estas tierras. Pero, además, se organizarán otras actividades en torno a este evento: CEMET analizará el rol de la zona metropolitana en relación a este tema, el BIDLab generará una conversación sobre los ecosistemas de inversión, entre otros.

Pero ¿por qué es tan importante ser polo de innovación? Uruguay tiene una larga trayectoria de estabilidad política, democrática y social, además de solidez macroeconómica que le permite haberse ganado la confianza del mundo entero. Como resultado, el PIB y la atracción de inversión extranjera se recuperaron completamente de la caída generada por la pandemia. Pero las vulnerabilidades provenientes de nuestros vecinos aún continúan y las secuelas de la pandemia presentan brechas socioeconómicas aún más marcadas. Y ahí es donde la innovación puede jugar un rol relevante. Uruguay tiene grandes fortalezas para desarrollar la exportación de servicios no tradicionales (servicios globales, TICs, servicios financieros e industrias creativas) y hay mucho espacio para proyectar un posible salto cualitativo en estos sectores que generen crecimiento y desarrollo social a través de la generación de empleo de calidad.

Uruguay vivió durante la pandemia una posición favorable para la atracción de inversión y talento que tiene que consolidar para el futuro en la nueva normalidad. Para ello, el gobierno nacional y los departamentales deberán diseñar políticas públicas para consolidar y potenciar al país como polo de innovación. Pero, además, deberán articularlo con otros actores públicos, privados y organismos multilaterales para generar una sinergia que, finalmente, se traduzca en un sello característico del país. Sin dudas que esta semana será un hito para que eso suceda.

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