Hernán Sorhuet Gelós
Hernán Sorhuet Gelós

Solo voluntad política

Más vale tarde que nunca. Avanzan las obras en Rocha para corregir un gran e histórico problema ambiental, con profundas connotaciones socio-económicas y estratégicas.

Avanza a buen ritmo las obras para corregir los perjuicios ocasionados por el funcionamiento del Canal Nº 2 “Andrioni” que vierte gigantescos volúmenes de agua dulce provenientes de la laguna Negra al océano Atlántico.

Se trata de una serie de obras -que incluye varias etapas- con el fin de redirigir el exceso de agua hacia la laguna Merin, lo que debió ser desde un principio.

Porque su actual funcionamiento solo acarreó perjuicios. Derrochamos millones de litros de agua dulce (el bien más preciado del siglo XXI); arruinamos el magnífico balneario oceánico La Coronilla contaminándolo con aguas cargadas de restos biológicos y sedimentos de toda clase, y alterando severamente la biodiversidad costera degradando todo el ecosistema; creamos un monstruo erosivo (sobre las riberas del canal) que está derrumbando el hogar de muchos vecinos.

En marzo del año pasado se inició el gran proyecto que había sido postergado por veinte años. Fue un compromiso de campaña que no quedó solo en la retórica.

Las aguas en exceso de la laguna Negra que desembocan en el canal “Andrioni” seguirán una dirección diferente hacia el arroyo San Miguel y a la laguna Merin, concretando así que esa inmensa riqueza dulceacuícola se mantenga regulada y disponible.

Se trata de un muy necesario programa de aprovechamiento y regulación que contribuirá de manera significativa a minimizar los efectos tan negativos de las inundaciones y las sequías, cada vez más intensos y frecuentes debido al calentamiento global. Obras como estas encuadran perfectamente en el marco de las estrategias nacionales de adaptación al cambio climático, tan necesarias para el desarrollo y el cuidado de la calidad de vida de nuestra comunidad.

El canal “Andrioni” no desaparecerá sino que verá sensiblemente reducido su caudal de desagüe, así como los impactos negativos que ocasiona sobre sus riberas y el balneario La Coronilla. Recordemos que la potente acción negativa de las aguas cuando se presenta en cantidades extraordinarias, radica tanto en sus volúmenes en movimiento, como en la presión y acción erosiva que ejerce. Con estas obras quedará funcionando un sistema de compuertas que regulará aquellos excesos de volúmenes hídricos que se presenten, con el fin principal de evitar inundaciones de campos productivos. Además, está previsto la realización de un tratamiento de calidad de las aguas, previo a su vertido en el océano.

Con el paso del tiempo y a la vista de los resultados obtenidos habrá que seguir evaluando el sistema, y quizás se proyecten nuevas etapas de este plan de regulación hídrica en el departamento de Rocha que concreten incluso la eliminación del famoso canal.

Los beneficios y las ganancias son tan evidentes y necesarias que nos imponen una pregunta muy obvia: por qué estas obras no se realizaron mucho antes, considerando que el presupuesto inicial para la ejecución del proyecto es de solo once millones de dólares. Sólo se necesitaba voluntad política.

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